Sin vigilancia y violando las reglas: así operan otros mercados de pirotencia en el Edomex
A cuatro días de la explosión del mercado de San Pablito, en Tultepec, Estado de México –que dejó un saldo de al menos 35 personas muertas, 12 desaparecidas y decenas heridas–, otros mercados de fuegos artificiales siguen operando en la entidad con medidas de seguridad relajadas.
Además de San Pablito, en el Estado de México existen otros tres “mercados principales” de artesanías pirotécnicas, dos de ellos ubicados en Zumpango, municipio vecino de Tultepec.
En un recorrido por ambos mercados, se pudo constatar que varias de las medidas de seguridad establecidas por las autoridades para prevenir tragedias han dejado de operar: en el “Mercado de Artesanías Pirotécnicas Zumpango”, por ejemplo, los 20 locales de venta tienen en su interior más de los 60 kilos de explosivos autorizados, además, se permite a los autos estacionarse a menos de diez metros de distancia de la zona de venta e, inlcluso, se comercializan artículos no permitidos, como los “fuegos artificiales para exteriores”, que sólo pueden emplear “permisionarios” en espectáculos públicos.
No sólo eso. En las inmediaciones de los mercados no hay guardias de seguridad, policías o militares vigilando el adecuado funcionamiento de los negocios, aun cuando es responsabilidad de autoridades locales y del ejército garantizar que las medidas de seguridad no se rompan.

Bazookas, fuegos artificiales para exteriores, que sólo pueden operar “permisionarios” de espectáculos, a la venta por 400 pesos.
En este mercado, además, hay otras condiciones de riesgo, aunque no están establecidas en el reglamento, por ejemplo: opera a 50 metros de una zona habitacional, y dentro de sus instalaciones funciona un establecimiento comercial de comida preparada que utiliza un tanque de gas.
Consultados en torno a las eventuales consecuencias de la explosión en Tultepec, los comerciantes de pirotecnia de Zumpango señalaron que este suceso no generó disminución de sus ventas, ni modificaciones en su forma de operar.
“Vinieron (las autoridades) y nos dijeron que nomás no había que tener llenos los aparadores”, comentó uno de los vendedores. Aún así, sus aparadores están llenos.
Video: Así fue la explosión en el mercado de pirotecnia de Tultepec, en el Estado de México.
“Fue muy triste –subrayó–, fue una gran tragedia (la explosión el Tultepec). Pero aquí todo está seguro”.
Los comerciantes explicaron que la mayor parte de los compradores que acuden a estos mercados son mayoristas, que a su vez revenden estos fuegos artificiales en sus localidades, aunque también hay venta al menudeo: la misma bolsa chica con distintos tipos de “luces” (es decir, que no truenan sino que chispean), oscila entre 35 y 60 pesos, según el local.
El artificio de mayor precio son las “bazookas”, que arrojan una gran cantidad de chispas a varios metros de altura y, detallaron, “son para el jardín”.
Además, pueden encontrarse aquí cohetes de “audiencia”: palomas de pólvora y de dinamita (denominadas “Vampiros”, por su color negro); y otros denominados “Hulk” y “Pit Bull” (éstos últimos con forma de cabeza de perro).
Prácticamente bajo las mismas condiciones opera, a menos de un kilómetro de distancia, el mercado Jaltenco, donde la única diferencia es que no existen puestos de comida preparada dentro de sus instalaciones.
Aun así, el terraplén ubicado frente a este mercado (a menos de 50 metros de los locales de venta) es usado por vehículos pesados, como punto de estacionamiento temporal, así como punto de giro para cambiar de sentido en la carretera Cuautitlán-Zumpango.
Cabe destacar que, según la página de internet del Instituto Mexiquense de la Pirotecnia, esta dependencia del gobierno estatal cuenta con oficinas en “los municipios donde se producen y venden todo tipo de productos pirotécnicos”; sin embargo, no proporciona la dirección de dichas oficinas municipales.
Por ello, se consultó a habitantes de Zumpango en torno a la existencia de dicha oficina en su localidad.
Siguiendo sus indicaciones, se pudo llegar a un inmueble abandonado, con los cristales rotos y con un fuerte olor a materia fecal, en cuya fachada aún puede leerse: “Instituto de la Pirotecnia de Zumpango”, y a un costado el eslogan del gobierno estatal: “Gobierno que trabaja y piensa en grande”.
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