Nota del editor: esta entrada fue publicada originalmente en ClickNecesario.com, el 11 de octubre de 2016.
Cientos de veces hemos escuchado que los jóvenes somos el futuro de México. Que nuestra generación tiene la capacidad de cambiar nuestra realidad. De corregir los errores de nuestros padres. Obviamente se nos infla el pecho de orgullo cuando pensamos “nosotros sí vamos a cambiar el mundo”. Nada de falsas ilusiones como los hippies o el desencanto grunge de la generación X. Somos millennials –lo que sea que eso signifique– y vamos a lograrlo. Así que te conviertes en militantes del PRI. Al diablo la lógica.
Pero ser un priennial –¿ya vieron que creativas son las juventudes priístas?– no es fácil. Son miembros del partido en el poder. El principal promotor –¿y único?– movimiento hashtag Priennial es Rodrigo Escalante. En su publicación señala que ser un joven príista “no es cosa fácil” porque es una lucha en “veinte frentes”. Aoc.
Después de leer la publicación de este joven hashtag Priennial nos preguntamos, ¿cuáles son esos frentes contra los que luchan? ¿Qué se sentirá ser un joven priísta? Aquí unas ideas de esas “luchas” que viven todos los días estos pobres jóvenes que sólo quieren cambiar al mundo.
Antes todo era más fácil: aceite, frijol y arroz. Pero convencer a un millenial de que quieres acabar con el hambre –y su voto– se ha vuelto una lucha diaria. ¿Han escuchado lo que come esta generación? Dietas gluten free, veganos que sólo consumen local, sólo lácteos deslactosados porque ya tienen 30 años, hipsters que sólo consumen orgánico…
Estos jóvenes priístas ya no saben qué meter a una despensa para que votes por el partido vencer la desnutrición. Pobres.
Esta lucha no ha sido sencilla, pero después de 40 años esta “nueva generación” de priístas logró la construcción de un “aerobus”. O teleférico de Ecatepec, pues. Los Priennials se enfrentan todos los días a traer nuevas ideas –de 1975– para resolver los problemas del país.
¿Saben lo difícil que meterse al archivo de promesas incumplidas del CEN del PRI? En ese archivo hay más documentos que todas las bibliotecas de Europa.
En los viejos tiempos –y vaya que eran buenos– ser priísta era como ganarse la lotería. Cualquier forma que encontraras de robarle al erario generar ingresos no se descubría. Para hacerte de una casa tu esposa no tenía que salir a defenderte en cadena nacional, por ejemplo.
Pero ahora no. Firmas contratos con empresas fantasma mientras eres gobernador y te quitan tus derechos políticos. Te liquida la CFE “legalmente” –aunque hayas renunciado y eso no pase en ninguna otra empresa del planeta– y la gente sale a tacharte de “corrupto”. Ya no puedes ni subirte a un helicóptero del gobierno porque te quedas sin chamba. Hay que mejorar esas viejas prácticas para que no te cachen y cada día es más difícil.
Hay que estudiar y prepararse mucho para afrontar los retos y mover a México. El mejor ejemplo es el presidente Enrique Peña Nieto. Es cierto, por la edad ya no aplica como Priennial, pero esto no evita que sea un modelo a seguir.
Igual que cualquier Priennial él se la pasaba “corre corre y chinguele chinguele [sic]” para titularse. ¿A poco creen que las tesis se plagian escriben solas? No, señor, hay que leer muchos libros. Incluso algunos que sólo los iluminados saben que existen como La silla del águila de Krauze. No, perdón, de Fuentes. Sí, de Enrique Fuentes. ¿O cómo era?
Estos “héroes desde sus trincheras” hacen hasta lo imposible por debatir ideas para llegar a acuerdos. Ya no basta con ser “tolerantes hasta excesos criticados” o “defender nuestro peso como perros”. Hay que hacerle frente a los desafíos nacionales e internacionales a través del diálogo.
No importa si para lograrlo hay que recibir en Los Pinos a un xenófobo, misógino, racista de manos pequeñas que podría ser presidente de Estados Unidos. Y justificar que llame a los mexicanos violadores y criminales. Incluso llegar hasta la trinchera de Twitter para decir lo que no se atrevieron a mencionar de frente. Todo para convencerlo de que cambie de opinión. O no.
Repito lo que le dije personalmente, Sr. Trump: México jamás pagaría por un muro. https://t.co/IJNVe0XepY
— Enrique Peña Nieto (@EPN) September 1, 2016
Así que antes de burlarse de un joven Priennial piensen en los desafíos que enfrentan. Lo difícil que debe ser llamar la atención de algún viejo líder y tener su primera oportunidad en el poder. Lo complicado que se ha vuelto ser corrupto. Su vida, como la de cualquier joven, es un reto.