Así es como tus datos digitales podrían decidir las próximas elecciones en México
Alexander Nix asegura tener un perfil sicométrico de cada ciudadano en Estados Unidos. A través de sus rastros digitales, puede saber si son hombre o mujer, su edad, qué coche manejan y qué tipo de cereal desayunan. También puede saber sus afinidades políticas y sus principales preocupaciones sociales. ¿Qué tiene que ver con México?
Su firma, Cambridge Analytica —una compañía que trabaja con las ciencias de análisis del comportamiento, macrodatos y analíticos predictivos— trabajó en la campaña electoral que llevó a Donald Trump a la Presidencia de EU, y con la campaña a favor del Brexit en el Reino Unido.
En el último año, la compañía se hizo cargo de 32 campañas electorales en todo el mundo, de las cuáles sólo perdió una. Ahora, desde su oficina en Polanco, Nix me cuenta los planes que tiene para su empresa en México.
“Abrimos una oficina aquí en México desde hace siete meses. Encontramos algunos socios locales con los que tenemos la fortuna de trabajar”, cuenta Nix, un hombre inglés de 41 años que se percibe enérgico a pesar de ser el quinto país que visita en la semana.
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Sus oficinas tienen una sala y un balcón y con nosotros se encuentran dos de sus socios en México. Se trata de un departamento adaptado en donde la sala funciona como recibidor y oficina de juntas; sin embargo, Alexander me dice que planean crecer la empresa y conseguir un espacio más amplio: “Tenemos confianza en que hay un gran mercado aquí en México”.
Para entender lo que hace Alexander, es necesario entender qué es el Big Data. En pocas palabras, todas nuestras acciones digitales dejan un rastro: cada click, cada interacción, cada palabra que introducimos en el buscador y las páginas que visitamos se registran para crear un historial digital de nuestras acciones. Sin embargo, nuestras llamadas telefónicas, las apps que descargamos, las transacciones con tarjeta de crédito, nuestra ubicación, también forman puntos de datos (Data Points) que permiten imprimir casi cada detalle de nuestras vidas en formato digital para hacer una representación casi exacta de nuestros hábitos. Cambridge Analytica se encarga de buscar y recopilar estos datos para desarrollar esquemas de comunicación comercial y política.
Pienso en los avisos de privacidad que jamás he leído, en contratos de compañías telefónicas con páginas de letras chiquitas, en las llamadas de compañías aseguradoras a las 8 de la mañana, en el algoritmo perfecto de mi Spotify, en mi feed de Facebook, y le pregunto a Nix si hay alguna manera de evitar que nuestros datos anden libres para que cualquiera los utilice:
“Sí, puedes irte a vivir a la Antártida”, me responde con una carcajada. “Mira, a menos que te cambies a tecnología análoga y que cambies completamente tu estilo de vida, es casi imposible. El punto es que cada que haces una transacción, usas tu tarjeta de crédito, tienes membresías en tiendas, usas el internet, si tienes teléfono celular, si tienes contacto con marcas… todo lo que hacemos produce datos. Y esto está creciendo exponencialmente todo el tiempo”.
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