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Conductor en presunto estado de ebriedad mata a empleado de Limpia, y solo lo detienen 24 horas
Conductor en presunto estado de ebriedad mata a empleado de Limpia, y solo lo detienen 24 horas
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Conductor en presunto estado de ebriedad mata a empleado de Limpia, y solo lo detienen 24 horas
08 de agosto, 2017
Por: Paris Martínez (@paris_martinez)
@arturodaen 

El pasado 13 de julio de 2017, a las 6:35 horas, un conductor presuntamente en estado de ebriedad, de nombre Gianni Giovine Ramos, estampó su auto contra la parte trasera de un camión del servicio de Limpia de la Ciudad de México, prensando entre ambos vehículos a uno de los trabajadores que acomodaba la basura.

[contextly_sidebar id=”iC4yR5Yif04x7usSMDZ2Uh4ztxO3SvhQ”]Tal como muestra un video captado por ciudadanos en el momento de los hechos, Gianni Giovine Ramos se negó a prestar auxilio al herido, y sólo accedió a bajar de su vehículo cuando llegaron al lugar dos policías preventivos. Al momento del arresto, uno de los policías exclamó, literalmente, que “viene pedo este güey”.

El video, además, muestra, en su minuto 00:50, que los policías deben ayudarlo a mantener el equilibrio, para luego entrar a una patrulla.

Instantes después, el trabajador de Limpia, de nombre Martín Marcelo Apolinar, logró ser rescatado por bomberos y paramédicos, que lo trasladaron a un hospital, donde minutos después murió.

El video captado en el momento con un teléfono celular, deja ver que Gianni Giovine Ramos no prestó ningún auxilio al herido, y permaneció dentro de su vehículo, mientras rescatistas se afanaban en liberar a la víctima.

Aún así, un día después, el conductor Gianni Giovine Ramos quedó en libertad, ya que, oficialmente, fue declarado “clínicamente no ebrio y no intoxicado”.

Según las autoridades de la Ciudad de México, la muerte del trabajador Martín Marcelo Apolinar fue un homicidio, sí, pero “culposo”, es decir, no intencional, derivado de un simple percance de tránsito, por lo cual, el presunto responsable “de plano no va a pisar un penal, así me dijeron en el área de asesoría jurídica de la Procuraduría de Justicia”, tal como informó Alicia, viuda de Martín, en entrevista con Animal Político.

Cómo desvanecer un delito

Tal como señala la carpeta de investigación iniciada por las autoridades capitalinas por la muerte del trabajador Martín Marcelo Apolinar (de 34 años, y con tres hijas menores de edad), cuando los policías preventivos ayudaron al tambaleante conductor a subir a la patrulla eran las 7:12 horas, y luego fue conducido a la Unidad de Investigaciones 3 de la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México, lugar al que llegaron a las 7:40 horas.

En esos 28 minutos de trayecto, de la memoria de los policías aprehensores (de nombre Uvaldo Pérez Resenos y Jazmín Midori Victoria Castillo) se borró toda noción sobre el estado etílico del conductor, y cuando lo presentaron ante el Ministerio Público, no incluyeron en su declaración ningún dato que indicara que Gianni Giovine Ramos estaba borracho al momento de su captura.

Además, los policías que realizaron la captura tampoco inscribieron que, tal como deja ver el video ciudadano, Gianni Giovine Ramos no prestó ningún auxilio a la víctima.

Por otra parte, el agente del Ministerio Público que recibió el caso fue el licenciado Manuel Gallegos Guzmán, quien luego de tomar bajo su custodia al detenido, dejó pasar una hora y treinta minutos más, hasta que, finalmente, a las 9:00 horas, ordenó que el área de medicina legal le realizara un examen del estado psicofísico de Giovine Ramos.

Según este estudio (practicado dos horas y media después del choque), el conductor detenido sí presentaba “aliento etílico”.

Sin embargo, las médicos responsables, de nombre Elizabeth Lidia Aldama Ticozzi y Georgina García Vázquez, inscribieron en sus conclusiones que Giovine Ramos se encontraba “clínicamente no ebrio y no intoxicado”.

Cabe destacar que, según el Código Penal de la Ciudad de México, cuando un conductor “en estado de alteración voluntaria” atropella y mata a una persona, esta acción debe ser considerada como un “homicidio calificado”, es decir, intencional.

Sin embargo, gracias a las conclusiones del estudio psicofísico de la PGJDF, Gianni Giovine Ramos recibió el trato de un conductor sobrio, por lo que su actuar fue catalogado como delito menor y obtuvo la libertad 24 horas después de ser detenido, tras pagar 25 mil pesos de fianza.

Según la carpeta de investigación, durante las horas que permaneció detenido, Gianni Giovine Ramos se negó a declarar sobre los hechos ante la autoridad, y sólo exigió la devolución de su auto, un Fiat de modelo reciente.

Al día siguiente, 14 de julio de 2017, algunos medios impresos difundieron la muerte del trabajador de Limpia. Todos omitieron el nombre del conductor involucrado e, incluso, algunos de ellos dieron un nombre falso.

“Yo no sé qué hilos movió este señor, pero compró todo…”, lamenta Alicia.

Silencio cómplice

Según los reportes oficiales, el trabajador Martín Marcelo Apolinar sufrió fractura de ambos fémures. El fémur derecho quedó expuesto, dañándose la arteria de esa pierna, lo que causó una hemorragia y choque hipovolémico (disfunción orgánica provocada por la pérdida de sangre).

Sus órganos genitales, además, quedaron severamente lesionados.

Minutos después de ser trasladado a un hospital, Martín perdió la vida.

El auto de Gianni Giovine Ramos “lo destrozó prácticamente de la cintura para abajo –señala Alicia, la mamá de sus tres hijas, y con quien estuvo casado durante los últimos 16 años–. Dicen sus compañeros que él gritaba de dolor, y mientras, el tipo que los chocó estaba tranquilo, dentro de su carro, se negó a salir para ayudar”.

Martín, explica su viuda, “no venía colgado del camión, el camión de la basura estaba detenido, y tenía prendido un reflector trasero, que ellos usan para alumbrarse en la madrugada, pero también para que desde lejos puedan ser vistos. Martín estaba separando la basura, que acababan de recoger en la colonia Escandón, delegación Miguel Hidalgo”.

Él era “una persona trabajadora, tanto que murió trabajando… no tenía una plaza, la dirección de Servicios Urbanos del Gobierno de la Ciudad de México lo hacía firmar un contrato eventual cada seis meses, y formaba parte de cuadrillas de limpia, de barrenderos, de pintabanquetas… tenía 36 años y tres hijas”.

A la mayor, dice con rabia Alicia, “su papá la recogía todos los días en la secundaria, porque va en el turno de la tarde, y sale de noche, a las 8:45… él recogía a su hija todos los días, y todo su dinero, todo lo que ganaba, era para ellas, para sus estudios… son buenas niñas, tienen buenas calificaciones, la otra va en la primaria, y la más chiquita, de tres años, ya va a entrar al kínder”.

–¿Qué apoyos les han ofrecido las autoridades? –se pregunta a Alicia.

–Hasta ahorita, nada… me dieron un cheque para gastos funerarios, nada más… también me dijeron que yo me podía quedar con el trabajo de Martín. Me dijeron que no va a haber un castigo ejemplar, pero que sí va a haber reparación del daño. Piensan que como somos personas humildes, pueden ‘brillarnos’ su dinero. Pero nosotros siempre hemos vivido sin dinero. No sólo pido reparación del daño, lo que más quiero es justicia.

–¿Usted a qué se dedica?

–Yo me dedico al hogar. Y los domingos salía a vender cosas de segunda mano, que Martín traía (recuperadas de la basura). Esos días, él se quedaba todo el día a cuidar a sus hijas… y ellas ahora están muy afectadas psicológicamente. Y con todo este problema legal, me traen a vuelta y vuelta, y tengo que venir todos los días desde el Estado de México, donde vivimos, y mis hijas se quedan solas, con mi mamá, que ya es una persona grande, y que ya no puede…

Pero ellas no son las únicas afectadas por la muerte de Martín, “nos destrozaron todo, nos destrozaron a todos… él era el mayor de sus hermanos, tenía tres hermanas mujeres y tres hermanos hombres, que ahora ya son adultos, pero que de chiquitos, él vio por ellos… Cuando Martín tenía 16 años hizo su examen al Conalep, y se quedó, pero sólo pudo asistir una semana a clases, porque su papá le dijo que tenía que ayudarlo con los gastos, entonces, se salió de la escuela para ponerse a trabajar, y ayudar a su familia”.

Cuando las autoridades médicas del hospital Mocel anunciaron a la familia la muerte de Martín, “su mamá se nos cayó al suelo… se puso muy mal”.

En vez de brindarle atención, o al menos, comprensión, “la gente del hospital nos pidió que la sacáramos.”

Así, echados a la calle, fue como esta familia inauguró el dolor por la muerte de Martín.

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