Morelos y CDMX, las entidades con más retraso en el regreso a clases tras el sismo
Morelos y Ciudad de México son las dos entidades que más retrasos presentan en el regreso a las aulas en el nivel básico (preescolar, primaria y secundaria), tras el sismo de magnitud 7.1 grados que golpeó al centro del país el 19 de septiembre.
Los datos de la Secretaría de Educación Pública (SEP) revelan que a dos meses del sismo el porcentaje de escuelas autorizadas a operar en Morelos es del 72.1%, mientras que en la capital del país el porcentaje es del 86.4%.
En el resto de las entidades afectadas como Estado de México, Puebla, Hidalgo, Michoacán, Guerrero, Oaxaca y Chiapas, el porcentaje alcanza un rango que va del 91.5 al 99.6%.
En un recorrido por escuelas dañadas en el estado de Morelos, realizado el pasado 16 de noviembre, Aurelio Nuño, titular de la SEP, aseguró que la dependencia a su cargo ya cuenta con 20 mil millones de pesos que se usarán para la reconstrucción de 16 mil escuelas dañadas por los sismos de septiembre.
Ahí, el funcionario sostuvo que sólo se han reabierto los planteles que cuentan con un dictamen de seguridad, y que se ha reubicado en aulas provisionales a los alumnos de los planteles dañados.
Las protestas
El pasado 1 de noviembre, un grupo de padres de familia, alumnos y docentes de las escuelas de la delegación Iztapalapa, una de las tres delegaciones con más retraso en el regreso a clases según los datos oficiales, se manifestaron frente a la Asamblea Legislativa en la Ciudad de México para exigir atención a los inmuebles dañados.
Una semana después, el 8 de noviembre, cerraron la avenida Ermita Iztapalapa e improvisaron clases en ese lugar y de nuevo exigieron a las autoridades atención a sus problemas. Ahí aseguraron que son, al menos, 65 escuelas que tienen registradas como planteles que no han sido reabiertos, 5 jardines de niños, 43 primarias y 16 secundarias.
Las cifras de la SEP dicen que son bastantes más las escuelas por regresar a sus actividades normales en la delegación Iztapalapa, 342 de un padrón de 1,582 escuelas entre públicas y privadas, es decir el 21%.
La información oficial muestra que las delegaciones Tláhuac y Álvaro Obregón también tiene un problema importante con el regreso a las actividades en los planteles educativos, en el primer caso están pendientes 132 escuelas, en el segundo son 250.
En total, en la Cdmx suman 8,534 planteles educativos entre públicos y privados, de ese número 1,173 aún no han sido autorizados para regresar a clases, el 60% de ellos están ubicado en Iztapalapa, Álvaro Obregón y Tláhuac.
Una reubicación complicada
Para la Administración Federal de Servicios Educativos en el Distrito Federal, instancia del gobierno federal que atiende el servicio de educación básica en la Cdmx, el 100% de los alumnos ya están en clases.
Del total de alumnos registrados por ese órgano de gobierno, que roza el millón 328 mil estudiantes, 128 mil fueron reubicados, y 5,304 están siendo atendidos en aulas provisionales.
Pero la reubicación, al menos en Iztapalapa, tiene sus complicaciones. Padres de familia de esa delegación señalaron que hay casos en los que solo se ofrecen clases a los reubicados una o dos veces por semana, o les cambiaron los turnos de las clases.
Eso sin contar las escuelas que ya habían sido autorizadas para abrir y que tras una segunda revisión de un Director Responsable de Obra fueron de nuevo reconocidas como escuelas en riesgo.
“En Iztapalapa –dice Amelia Soto– hay muchas escuelas que están apuntaladas, que realmente los papás piensan que las autoridades deben poner el orden y ponerse a trabajar, porque hasta que empezamos a exigir fue como nos atendieron, antes de eso no nos habían mandado absolutamente nada.
“Y lejos de estar buscando espacios que puedan ser aprovechados para reubicar alumnos aprovechando las aulas portátiles, como el parque deportivo Santa Cruz, pusieron un circo, porque seguro eso deja más dinero a la delegación. Está también el deportivo Cuitláhuac y en lugar de instalar una escuela pusieron una clínica de perros”.
Esta publicación fue posible gracias al apoyo de Fundación Kellogg
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