La selección de Estados Unidos venció 2-0 a sus rivales holandesas en la final del Mundial Femenil de futbol, disputada este domingo en Lyon, llevándose así su cuarto título en la historia.
Lyon se vistió de gala con las dos aficiones más coloristas del Mundial, pero la igualdad en las tribunas no se trasladó al césped, con un equipo estadounidense netamente superior.
El primer tanto del partido llegó de penal, al transformar Megan Rapinoe (61) una falta dentro del área de Stefanie Van der Gragt a Alex Morgan.
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La central holandesa elevó mucho su pie izquierdo, tocando el hombro de la delantera estadounidense, por lo que la árbitra francesa Stephanie Frappart, con ayuda del VAR, señaló el castigo.
Rapinoe, que ya había marcado dos tantos de penal en octavos contra España (2-1), sumó su sexta diana, con lo que empató en el primer puesto de la tabla de goleadoras con su compatriota Morgan, ambas también con tres asistencias.
El gol, aunque llegara de penal, hacía justicia a los méritos de las estadounidenses, que dominaban el encuentro y solo la buena actuación de la portera holandesa Sari Van Veenendaal hizo que se retrasara la victoria.
El segundo tanto llegó en el minuto 69, cuando Rose Lavelle, en una jugada personal, condujo el balón por el centro, y poco después de meterse en el área, anotó su tercer gol del torneo, con un disparo cruzado.
Estados Unidos había levantado la copa en 1991, 1999 y 2015, que se suman a cuatro medallas de oro olímpicas (1996, 2004, 2008, 2012).
Esta justa ofreció una visibilidad inédita en el fútbol femenino, entre audiencias récord de televisión, estadios llenos y espectáculo en el terreno de juego, pese a la temprana eliminación del país sede.
