Ser niño en la Montaña de Guerrero no es fácil. Significa vivir lejos de las escuelas, lejos de los profesores. Para llegar a ellos casi siempre tienen que caminar mucho, cinco hasta diez kilómetros.
Ser niño en la Montaña significa toparse con la sobrevivencia muy pronto. Trabajar antes que jugar.
Significa atender los chivos, cuidar la milpa, acarrar la leña, rallar la amapola y, muchas, veces tomar lo poco que tienen y dejar todo para subirse a un autobús rumbo a un estado del norte del país para cortar jitomate, pepino o lo que sea.
Mira el fotorreportaje completo en la página de Amapola periodismo.