Desde 2015 y hasta el proyecto previsto para 2020 en educación básica, 70% de los recursos se destinan a pagos de nómina y gastos de operación, mientras que los programas que inciden de manera directa en la calidad educativa tienen menos de 1% del presupuesto.
Así lo da a conocer el análisis “Presupuesto en Educación Básica 2015-2020 y Resultados de México en la Prueba PISA 2018”, realizado por el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados.
En él se analiza el avance presupuestal en materia de educación básica en los últimos años y se detecta que, en promedio, sólo se destinó 3.2% del PIB para la educación, en todos los niveles, y 2.1% para la Educación Básica en específico, mientras que los países miembros de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos destinan más de 5%.
Para 2020, el presupuesto previsto para educación básica es de 496 mil millones de pesos que, comparando a precios de 2020, “representa la segunda cifra más baja del periodo. La primera más baja se aprobó en 2018 y entre 2015 y 2020 se registra una variación media anual de -2.1 por ciento real, lo que indicó menores recursos para Educación Básica”, indica el análisis.
Esto significa que al comparar lo que se destina por alumno ha disminuido 1.3% en términos reales entre 2015 y 2020, cuando se gastará 21 mil 508 pesos por alumno, es decir, 59 pesos diarios.
Al analizar el destino del presupuesto, se observa que 90% de los recursos se concentran en los siguientes rubros. El primero concentra, a su vez, 70% de este presupuesto: Fondo de Aportaciones para la Nómina Educativa y Gasto Operativo (FONE) en sus tres vertientes, servicios personales, gastos de operación y gasto corriente.
También “Becas de Educación Básica para el Bienestar Benito Juárez” con 5.2% los recursos y “Servicios de educación básica en la Ciudad de México”, con 8%.
En contraste, para la mejora educativa se identificaron cinco programas, pero sólo representan menos de 1% del presupuesto de educación básica.
Se trata de Producción y distribución de libros y materiales educativos, Diseño de la Política Educativa, Programa para el Desarrollo Profesional Docente, Programa Nacional de inglés y el más reciente Desarrollo de Aprendizajes significativos de Educación Básica.
Los resultados de los estudiantes mexicanos en la prueba PISA son poco favorables, según se dio a conocer el pasado 3 de diciembre. Los alumnos se ubicaron debajo de la media en comparación con el resto de países.
La puntuación en lectura fue de 420, en matemáticas 409 y en ciencias 419 puntos, mientras que en el promedio de los países miembros de la OCDE fue de 487, 489 y 489 puntos respectivamente.
Por ello, dice el estudio de la Cámara de Diputados, es “imprescindible canalizar recursos a programas que se encarguen de la calidad educativa, tanto para la formación docente como para un diseño de la política educativa encaminada en el mejoramiento de los métodos de enseñanza-aprendizaje, así como para la adquisición de los insumos esenciales educativos tales como libros y materiales didácticos que sirven de apoyo en el aprendizaje”.
También debería invertirse en la capacitación de los docentes “puesto que son ellos quienes transmitirán el conocimiento a los estudiantes, y encaminar políticas educativas que incidan en elevar la calidad educativa de los alumnos”.
