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“Abrimos por necesidad”: negocios se adelantan al semáforo naranja en CDMX
“Abrimos por necesidad”: negocios se adelantan al semáforo naranja en CDMX
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“Abrimos por necesidad”: negocios se adelantan al semáforo naranja en CDMX
16 de junio, 2020
Por: Alberto Pradilla
@albertopradilla 

Enrique Caballero Ortiz, de 53 años, solo cerró su taller de llantas durante 20 días desde que comenzó la pandemia por COVID-19. Es el tiempo que tardó en recuperarse del coronavirus, que le golpeó a principios de mayo. “Me faltaba el aire”, explica, mientras muestra una hoja con su prueba positiva.

Es su herida de guerra, pero ya está bien. “Me tuve que guardar por mis empleados y mi familia, pero ya estoy aquí otra vez”, dice, sentado ante su negocio, en la colonia Miguel Hidalgo, en la alcaldía de Tlalpan. 

Dice Caballero Ortiz que su problema no es de salud, sino económico. Tiene dos negocios, uno de abarrotes y el taller. El primero está cerrado por falta de clientes, quizás lo abra la semana que viene. En el segundo lleva desde las ocho de la mañana y apenas ha sacado 30 pesos rellenando el aire de algunos neumáticos. En los buenos tiempos hubiera atendido a diez o quince personas, suficiente para mantener dos empleados. Ahora solo le apoya un joven al que reconoce que ni siquiera paga un salario porque no le llega.

Foto: Carlo Echegoyen

La jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, lleva días anunciando la transición escalonada hacia el semáforo naranja, lo que significa la relajación de algunas medidas de confinamiento.

En principio, el jueves podrán abrir negocios con menos de cinco empleados, como el de Caballero Ortiz. Pero él se adelantó porque, según dice, no le queda otra alternativa. “Me he endeudado en estos meses. La renta, la luz, los gastos nos comieron. Nuestro trabajo disminuyó un 90% y estoy aquí por necesidad”, dice. 

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Su caso no es el único. La “nueva normalidad” lleva tiempo instalándose en diferentes colonias de Ciudad de México. En algunas solo es una continuación de la de antes, pero con cubrebocas mal puesto. En otras no esperaron a las luces del semáforo y se parece demasiado a la antigua, en la que quedarse en casa es opción solo para privilegiados y muchas personas viven al día.

En la ampliación de Miguel Hidalgo, en la alcaldía Tlalpan, hay muchos negocios que no abrirán hoy o el jueves porque ya lo hicieron hace tiempo. Son zapaterías, ferreterías, talleres o centros de belleza.

En estos comercios el pico de la pandemia no tiene que ver con los gráficos del subsecretario, Hugo López Gatell. Aquí el pico fue en abril, cuando María López dejó de vender carnitas en un tianguis que nunca cerró; o durante dos semanas de mayo, cuando Daniela Sales clausuró una carpa en la que vende ropa en el exterior de su casa.

Aquí el pico no lo determinó ningún plan de gobierno sino la necesidad: si no abres tu negocio te ahogas. Algunos clausuraron a principios de marzo, cuando comenzó la emergencia, y reabrieron en mayo, cuando el número de muertos se acercaba a los 10 mil. Otros no cerraron nunca y se mantuvieron de forma intermitente, abriendo un par de horas al día. 

Foto: Carlo Echegoyen.

Un salón de belleza convertido en tienda de dulces

“Desde que empezó la pandemia tuvimos que cambiar el negocio”, explica Evelia Gómez, de 48 años. Hace dos que murió su papá y en la casa instaló un salón de belleza en el que también se ofrecen cursos para profesionales. Pero llegó la COVID-19 y terminó con todo. “Los clientes dejaron de venir y no podía tener aquí a grupos de diez personas”, explica. 

“Todo está parado hasta que se reincorporen”, dice.

Ante la perspectiva de no poder trabajar, la mujer convirtió su salón de belleza en tiendita en la que vender dulces. “Así ganamos algo y no nos aburrimos”, platica.

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Donde antes se ofertaban manicure, pedicure, cortes de pelo o hacer las uñas, ahora uno puede comprar una paleta. “A veces, en días buenos, sí se pueden ganar más de cien pesos. Otros no llegas ni a diez. Hoy, por ejemplo, que hay tianguis, es el día en el que vienen más clientes”.

Foto: Carlo Echegoyen.

Según los planes del gobierno de la Ciudad de México, los tianguis cerraron el 21 de abril, después de entrar en la fase 3 de contagios por coronavirus. La excepción eran los puestos de alimentos por tratarse de bienes esenciales. Ahora que se espera que la capital entre en semáforo naranja el 21 de junio se supone que los tianguis abrirán con medidas de protección. 

Pero aquí nunca eso nunca ocurrió, aquí los tianguis siempre siguieron funcionando. Quienes no llegan son los clientes, dice María López, de 35 años. “Me ha afectado mucho. Estuvo abierto pero no todos trabajaban, nos fueron turnando”, explica.

Hoy lleva apenas 300 pesos de venta en su puesto de carnitas. En un día normal, antes de la pandemia, hubiesen sido más de mil. “A la semana gano al menos para la comida”, dice. 

Foto: Carlo Echegoyen

Abrir o no, en demasiadas ocasiones, no tiene tanto que ver con la protección de la salud como con la necesidad de vender para mantener el salario. Es el caso de Diego, que se encarga de una zapatería con dos empleadas y que lleva ya un mes abierta. “Abrimos por la presión de ellas más que de la dueña. Ellas necesitaban el trabajo”. 

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Se queja de que hay poca precaución en la zona, de que hay quien incluso rechaza la existencia de la COVID-19. “En mis amistades tengo diez fallecimientos. Sabemos que está mal”, afirma. Pero, a pesar de ello, tuvo que abrir. “Abrimos por la situación económica”, dice.

Para Sonia Navarro, de 26 años, el mes de cierre del salón de belleza en el que trabaja fue angustioso. Es madre soltera y vive con su hija y su mamá. Ella es la única que aporta un salario a la casa y si este no llega la caja está vacía.

“Cerramos durante un mes y ahora el trabajo está superbajo. La gente viene con miedo, preguntan cómo sanitizamos pero luego se van. La tienda está vacía”, lamenta. 

Foto: Carlo Echegoyen

A pesar de las disposiciones del gobierno de la Ciudad de México dice que nunca llegaron agentes de la autoridad para instarle a cerrar. Afirma que toman precauciones, que hay gel antibacterial disponible para los clientes y que todos deben llevar cubrebocas, pero en el momento en el que se realiza la entrevista hay cinco personas dentro de una tienda muy pequeña, además de las dos trabajadoras. Hay lugares en los que, aunque se quiera, no se puede mantener la sana distancia.

“Abrimos por necesidad”, afirma Ricardo, un cerrajero del mercado Miguel Hidalgo. Dice que nunca dejó de venir a su puesto a pesar de que la orden era que únicamente estuviesen trabajando los puestos de comida. Lamenta que perdió casi el 100% de sus ventas. “Si tuviese que pagar renta es posible que ya hubiese cerrado”, dice. Aquí en el mercado, nuevamente, hay más miedo a quedarse sin nada que al contagio.

Foto: Carlo Echegoyen

En las próximas semanas la Ciudad de México regresará progresivamente a la “nueva normalidad”. Hay lugares como Tlalpan donde esta lleva semanas experimentándose. Los negocios que cerraron ya reabrieron hace semanas y el gran temor ahora es tener que echar la persiana por quedarse sin clientes.

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