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“Se traspasa”: establecimientos que murieron antes de que llegara la reactivación
“Se traspasa”: establecimientos que murieron antes de que llegara la reactivación
7 minutos de lectura
“Se traspasa”: establecimientos que murieron antes de que llegara la reactivación
10 de julio, 2020
Por: Zedryk Raziel
@amormundi_ 

Diez años de trabajo se esfumaron en tres meses. Ariadna Vega decidió cerrar su restaurante de ensaladas en la Condesa y colgar afuera un anuncio de “traspaso”, que implica vender los permisos de su negocio con todo y mobiliario para poder pagar las deudas que acumuló a causa de una pandemia que la llevó a la quiebra, tras semanas de ventas por los suelos y sin ningún tipo de apoyo del gobierno.

Su establecimiento, en el que invirtió todo su patrimonio, se llamaba Ensalada Lounge y daba trabajo formal a seis personas.

Ariadna Vega, dueña de Ensalada Lounge. Foto: Especial.

“Ver el lugar vacío, sin un ingreso, con cuentas en ceros, había días en que vendíamos 600 pesos, 300 pesos, pero eso no soporta una renta de 23 mil pesos que pagaba al mes, además de luz y agua, y sobre todo el sueldo de las personas que tienes que solventar, porque no hay ningún apoyo, ninguna ayuda, tú tienes que hacerte fuerte”, cuenta Adriana.

“Era todo mi patrimonio. Tengo una bebé que acaba de nacer, tiene precisamente un mes que di a luz, y tuve que tomar la decisión de terminar el restaurante, cerrar el lugar, que era todo lo que yo tenía”.

Ensalada Lounge ahora. Foto: Zedryk Raziel.

A tan pocas semanas de haber puesto en venta el establecimiento, todavía le cuesta hablar de él en tiempo pasado.

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“Yo tenía toda la intención de seguir en el lugar. Son 10 años de mi vida, le dedicaba todos los días un tiempo, y duele mucho que la gente se quede sin empleo. Es muy difícil emocionalmente, ese cariño que le tenía al lugar y tener que decirle adiós. Y no tienes tanto tiempo de despedirte, pues son decisiones de horas, de ‘lo tengo que hacer ya porque, si no, voy a tener que deber otra renta’, y pues la pandemia me está dejando deudas”, afirma.

Ariadna intentó obtener el crédito de 25 mil pesos que ofreció el gobierno a pequeños negocios, pero resultó “no elegible”. Más allá de ese intento fallido, lamenta no haber tenido más opciones para poder mantener a flote su establecimiento y las fuentes de empleo que generaba.

“Hubiera sido algo muy bueno que nos hubieran visitado, una charla de 5 minutos, y hubieran conocido las necesidades reales de las personas, que a los pequeños negocios como nosotros que ahora no existen por falta de dinero pudieran habernos dicho: ‘te puedo prestar tal cantidad’. Si alguien me hubiera apoyado económicamente, yo creo que seguiría ahí”, considera.

La pandemia ha provocado la pérdida de aproximadamente 300 mil fuentes de empleos directos en el sector restaurantero, señala Francisco Fernández Alonso, presidente nacional de la Cámara Nacional de la Industria Restaurantera y de Alimentos Condimentados (Canirac).

Antes de la emergencia sanitaria, detalla, esta rama de la economía generaba 2 millones de empleos directos y un Producto Interno Bruto (PIB) de 365 mil millones de pesos anuales. Fernández Alonso estima que, por el cierre de los tres meses anteriores, el PIB restaurantero tuvo una caída de 80 mil millones de pesos.

“En 2009 (en la epidemia de influenza), López Obrador decía que no entendía por qué no habían ayudado a las empresas, entonces en esta ocasión todos pensamos que iba a haber una respuesta de apoyo a las empresas, pero en realidad no fue así”, cuestiona.

El dirigente detalla que, de las 600 mil unidades o establecimientos asociados a la Canirac, menos del 2% es manejado por grandes grupos empresariales dueños de cadenas restauranteras, mientras que el 58% -alrededor de 350 mil negocios- es gestionado propiamente por familias. Por ello, advierte, la ausencia de un plan gubernamental de apoyo para el sector restaurantero provocó un golpe tan severo en el empleo y en la economía de miles de hogares.

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“Este es un gremio donde no son los grandes grupos, menos del 2% son los grandes, y la mayoría son restaurantes manejados de manera casi familiar, artesanal; ése es el verdadero gremio. Cuando tú no ayudas a este gremio, pues le pegas directamente a la economía de cientos de miles de mexicanos”, sostiene.

Fernández Alonso estima que, en la fase de la reactivación económica, con un semáforo epidemiológico en naranja que sólo permite a los restaurantes tener el 30% de su aforo, dichos negocios están teniendo menos de la tercera parte de sus ingresos normales, por lo que prevé que, aun con la reapertura, más negocios cerrarán.

“Aunque tú tengas un aforo del 30%, hay gastos que siguen al 100%: la luz, por ejemplo; la renta te la cobran completa. En esta nueva realidad hay mucha gente que tiene mucho entusiasmo y piensa que ya al abrir se soluciona el problema, y no es cierto, así no funciona”, señala. 

“La pandemia fue el remate”

Hace 19 años, una pareja proveniente de Uruguay abrió en la Condesa un restaurante de cortes de carne bautizado como Don Asado. Vecinos del lugar recuerdan las filas que los fines de semana se formaban afuera para poder entrar. Al negocio le fue tan bien que el dueño, Gustavo Barcia, pudo abrir otras cinco sucursales en la Ciudad de México a lo largo de estas casi dos décadas. Pero el establecimiento original, ubicado en la calle de Michoacán, no sobrevivió a la pandemia y el propietario decidió su traspaso. Afuera del establecimiento cuelga un anuncio con un teléfono para los interesados.

El declive de Don Asado Condesa viene de tiempo atrás y se remonta al sismo de 2017, que causó graves daños en esta antigua colonia de la capital. La pandemia sólo vino a asestar el golpe final, lamenta Samantha Rodríguez Gómez, que fue gerente durante los últimos tres años de la sucursal que fue cerrada.

“Después del temblor de 2017 fue difícil recuperar a nuestros clientes, se vino muy abajo, y ya solamente la pandemia fue el remate. La renta ya superaba lo que nosotros estábamos generando, más todos los gastos de servicios, luz, agua, teléfono, entonces ya no era rentable, más bien ya Condesa se mantenía de las demás sucursales. También nos fue muy complicado llegar a un acuerdo con los dueños que rentan el local para que nos pudieran ayudar de alguna manera a sobrellevar el tema de la pandemia, pero no se llegó a ningún acuerdo”, relata.

Don Asado antes de la pandemia. Foto: Especial.

Carolina Lara, dueña de Gramelia, una tienda de semillas ubicada justo al lado de Don Asado, recuerda que el restaurante era tan concurrido que para ella fue una buena señal para abrir su propio negocio en ese preciso local.

“Cuando vinimos a ver este local, un sábado, estaba lleno de gente Don Asado, había mesas afuera, la música, el ambiente; eso fue un atractivo que dijimos: ‘este es el lugar que necesitamos, donde haya gente’. Y con mucha tristeza vemos que ya lamentablemente se está cerrando ese local y otros, porque no resistieron el pago de rentas, porque los gastos siguen, los gastos no respetan ninguna pandemia, hay que seguir pagando la luz, el agua, el teléfono, el internet, a los empleados, la renta del local”, comenta esta emprendedora.

La exgerente de Don Asado señala que nueve de los 21 trabajadores que laboraban en la sucursal de Condesa fueron despedidos y que el resto fue reubicado en los demás establecimientos.

Don Asado actualmente. Foto: Zedryk Raziel.

“Fue muy duro a nivel personal, porque fue el primer lugar donde yo tuve una gerencia. Se va este lugar en mi corazón, porque viví muchas cosas aquí; aprendí muchas cosas, fue el lugar que me dio la oportunidad de crecer profesionalmente, además de que hice un buen ambiente con mis compañeros de trabajo, y dejarlos ir y saber que algunos ya no iban a regresar fue una decisión muy difícil, anímicamente sí me pesó mucho”, lamenta Samantha.

Hace tres semanas que han intentado traspasar el establecimiento, pero no han tenido suerte. En una época de crisis, tampoco es fácil encontrar compradores. Samantha cuenta que, incluso, ya se tuvo que bajar el precio inicial del traspaso.

La exgerente considera que, si se hubiera apoyado a las empresas con subsidios para el empleo durante la pandemia, los despidos no habrían sido tan drásticos.

“Se ha puesto mucha presión sobre los empresarios, porque al personal no se nos está dando ningún apoyo como empleados, ni durante la pandemia ni ahora, entonces creo que obligan a los dueños a tomar decisiones que ya están fuera de su alcance, porque no pueden mantener una empresa si no estamos generando. Yo creo que de parte del gobierno no tuvimos ningún apoyo”, critica.

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