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‘Ya quería venir a la escuela’: niños en este primer lunes de vuelta a clases
‘Ya quería venir a la escuela’: niños en este primer lunes de vuelta a clases
7 minutos de lectura
‘Ya quería venir a la escuela’: niños en este primer lunes de vuelta a clases
08 de junio, 2021
Por: Andrea Vega
@EAndreaVega 

Irving Fernández y Andrea Isabella Tinoco tomaron clases por primera vez de manera presencial este 7 junio, en la que ha sido su escuela por casi todo un ciclo escolar, pero a la que nunca habían entrado. Los menores de 7 años están en primer grado, en la primaria Ignacio Zaragoza, en la colonia Gabriel Ramos Millán, en la delegación Iztacalco, Ciudad de México, y sus padres accedieron a que volvieran al aula, aunque la pandemia de COVID-19 no ha terminado, porque los niños se han atrasado y estaban ya aburridos y ansiosos por estar con sus compañeros. 

“Las clases en línea no me gustaron. Ya quería venir a la escuela”, cuenta Andrea. Irving narra que le gustó mucho conocer ya en persona a sus compañeros y estar con ellos, lo único que no le gustó tanto es que les hayan dictado durante media hora y “ni agüita nos ofrecieron”, dice. Su papá cuenta que el niño se acostumbró a que en casa puede tomar o comer lo que guste, pero que estaba ya muy aburrido y se le dificulta mucho estudiar solo. 

“Es un niño muy activo. Se distrae fácil. A mí me cuesta mucho que se concentre en algo. No hay como el ambiente de la escuela para que él pueda aprender, por eso accedimos también a que ya regresara”, dice Ignacio Fernández, papá de Irving. 

La primaria Ignacio Zaragoza es una de las mil 103 escuelas (716 privadas) de preescolar, primaria, secundaria y especial que volvieron a clases presenciales este 7 de junio en la Ciudad de México, informó la Autoridad Educativa Federal de la capital (AEFCM), donde hay un total de 9 mil 728 planteles. En total unos 80 mil estudiantes y 10 mil personas entre docentes, administrativos y de apoyo volvieron a los planteles este lunes, ya con el semáforo en verde vigente en la entidad. 

La Secretaría de Educación Pública (SEP) informó que en todo el país, este 7 de junio, regresaron a clases presenciales alrededor de un millón 631 mil 235 alumnas y alumnos en 24 mil 406 escuelas de nivel básico hasta superior.

De las que abrieron para las clases presenciales, 21 mil 187 corresponden a educación básica; 2 mil 609 a media superior y 610 a educación superior.Los estados donde se reiniciaron las clases presenciales son Aguascalientes, Baja California, Chiapas, Ciudad de México, Coahuila, Durango, Guanajuato, Jalisco, Estado de México, Morelos, Nuevo León, San Luis Potosí, Sinaloa, Tamaulipas y Veracruz. En Campeche, donde ya se habían abierto las escuelas ahora se encuentran cerradas por el regreso en la entidad al semáforo epidemiológico amarillo.

El regreso a clases fue voluntario. En la Ciudad de México se hicieron encuestas en las escuelas para ver si la comunidad quería volver y la vuelta a las aulas se hizo solo donde y con quienes aceptaron que los niños tomaran lecciones presenciales. Los horarios de clase serán reducidos, lo mismo que los grupos. 

El regreso incluyó medidas sanitarias

Los padres de familia señalan que en la primaria Ignacio Zaragoza, en la CDMX, donde solo habrá clases los lunes, de 8 de la mañana a 12 de la tarde, sí se respetaron las medidas de seguridad e higiene a la hora de la entrada. Lo niños ingresaron respetando la sana distancia de un metro y medio. Antes de entrar a cada uno se le midió la temperatura y se verificó que trajeran dos cubrebocas, gel antibacterial, agua y lunch, para que no estuvieran prestándose los artículos de higiene o compartiendo los alimentos. 

Los alumnos aseguran que adentro no se les permitió quitarse el cubrebocas, pero sí la careta, cuando ya no la aguantaban por el calor. Salieron a recreo escalonados, por grados, y solo se podían sentar en grupos de tres a tomar el lunch. No hubo juegos ni correteadas, pero al menos vieron a los amigos. 

“En el recreo no nos dejaron jugar, pero pudimos estar juntos, comimos juntos. No platicamos mucho, pero contamos chistes. No había estado con mis compañeros de este grupo de segundo año, y aunque no vi a todos, porque no todos vinieron, solo éramos cuatro, al menos vi a algunos y me gustó mucho volver. En la casa ya estoy muy aburrida”, dice Fátima Constanza Tinoco, de ocho años. 

Fue a la salida cuando sí se rompieron un poco las medidas de sana distancia. A las 12 del medio día, la puerta de la primaria Ignacio Zaragoza se abrió para que los alumnos pudieran salir. Afuera sus padres los esperaban, lo mismo que el carrito de las congeladas, una estampa que no se veía aquí desde hace 14 meses. Cuando los niños empezaron a cruzar la puerta, los padres se arremolinaron por unos minutos, pero la pequeña aglomeración se dispersó pronto.   

Salida del primer día de clases en la primaria Ignacio Zaragoza, en Iztacalco. FOTO: Andrea Vega

A esta escuela, donde el ciclo escolar actual termina el 9 de julio, volvieron a clases presenciales alrededor de 140 alumnos de un total de 484 niños; es decir, alrededor de una cuarta parte, informó Nancy Guillén Vázquez, directora de la primaria. 

“Es importante el regreso para saber sobre todo el estado socio emocional en el que están los niños, lo académico ya lo sabemos, pero es importante ver el estado emocional y reforzar algunos contenidos”, explica Guillén.  

Aunque esta primaria es una escuela de tiempo completo, que trabajaba ocho horas diarias antes de la pandemia, ahora solo abrirá cuatro horas, cada lunes. Y solo acudirán los niños de los padres que accedieron a que sus hijos volvieran. 

“Los enviamos a la escuela porque ellos ya extrañan venir, pero también porque ha sido difícil para todos. Mi esposa y yo trabajamos todo el día y ellos se tenían que quedar en casa con un familiar. Tuvimos que contratarles asesorías con una maestra para que los ayudara en las clases y no se atrasaran, porque nosotros no podíamos estar con ellos. Se nos iba el 25% de nuestros sueldos en pagarles esas asesorías a nuestros tres hijos. Por ahora solo van a venir un día a la escuela, pero esperamos que ya esto se normalice porque ha sido muy difícil, ellos están ya muy aburridos”, dice un papá, que prefiere que solo lo identifiquemos como Hernández López. 

Su hijo, Irving Alexis, cuenta que le fue muy bien en el regreso a clases. “Ya quería regresar, quiero estudiar acá de vuelta. Está la escuela más bonita y limpia, me gustó mucho volver. Yo estoy en tercero de primaria, y ya quería ver a mis compañeros, aunque volvieron muy pocos, cinco conmigo fuimos en mi salón. Pero me divertí mucho. Mi mamá y mi papá se la pasan trabajando y aunque tengo dos hermanos, ya estoy aburrido”. 

Arely Pérez Acosta tuvo el mismo problema. Se le dificultó trabajar y poder ayudar a su hija, Jimena, con las clases en línea. Ella es estilista y dice que tuvo que dejar su trabajo y atender a algunos clientes en casa para poder estar con la niña, que cursa apenas el segundo grado. 

“Es difícil combinar lo laboral con la parte de estarles ayudando, además, nosotros no tenemos esa parte pedagógica, yo no sé cómo explicarle y a ella se le dificultó acabar de aprender a leer. Ahorita ya lee, pero le costó, y ya se va a ir a tercero, necesita ya tener una mejor lecto escritura, por eso accedí a que viniera, porque sí está un poco atrasada”, dice Arely. 

En el grupo de Jimena solo regresaron 13 niños. Los grupos en esta escuela tienen un promedio de 30 alumnos. “Hicieron una encuesta para ver si queríamos que los niños volvieran y cuántos volverían -explica Arely. El sábado nos mandaron una carta responsiva para que la firmáramos. Y ya desde hace dos semanas nos habían invitado a que viniéramos a limpiar la escuela, pero solo los que quisiéramos”.   

Don Ignacio Fernández, papá de Irving, cuenta que él fue de los que ayudó a limpiar. “Vinimos tres días a hacer limpieza. La escuela no estaba vandalizada, pero se habían acumulado basura y cosas en todo el tiempo que estuvo cerrada. Sacamos lo que ya era desecho, limpiamos y sanitizamos pisos, baños, mobiliario y lo que usan los niños para deportes: pelotas, cuerdas, todo eso”, narra. 

Los alumnos que ya conocían el plantel notaron el cambio. “Está más bonita la escuela, la arreglaron, está toda pintada, está mejor ahora. Yo me sentí feliz de volver, al menos por un día a la semana. De mi grupo solo había siete niños, pero yo ya no quería estar encerrado en la casa”, confiesa José Enrique Nakasone, de ocho años. 

Su mamá, Martha, dice que ella no tenía mucho ánimo de enviarlo a clases presenciales solo un día a la semana, “pero lo vi muy entusiasmado. Creo que es importante que vuelva a socializar, porque si he notado que ha cambiado en su forma de ser, y pues es difícil ayudarles con los estudios porque ya les explican las cosas distinto, por eso tomamos la decisión de que viniera, siempre y cuando siguieran las medidas y la verdad es que sí, estuvo bien”.

 

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