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Recetas pendientes: Institutos de alta especialidad dan consulta gratis, pero no los medicamentos
Recetas pendientes: Institutos de alta especialidad dan consulta gratis, pero no los medicamentos
6 minutos de lectura
Recetas pendientes: Institutos de alta especialidad dan consulta gratis, pero no los medicamentos
25 de octubre, 2021
Por: Andrea Vega
@EAndreaVega 

Los institutos nacionales de salud y hospitales de alta especialidad ya no cobran cuotas por atención médica, sin embargo no se ha cumplido con dar los medicamentos gratuitos que requieren los pacientes, como prometió el presidente Andrés Manuel López Obrador que aplicaría a partir del primero de diciembre de 2020.

Pacientes del Instituto Nacional de Pediatría, el Hospital Infantil Federico Gómez y el Instituto Nacional de Rehabilitación narraron a Animal Político que solo reciben las recetas y después ellos tienen que comprar los medicamentos.

Nathaly, por ejemplo, tiene 10  años y padece esteatosis hepática moderada, un padecimiento en el que el hígado se llena de grasa, la niña tiene un nivel tan alto de triglicéridos que puede darle un paro cardiaco. Ella se atiende en el Hospital Infantil Federico Gómez, pero solo le extienden las recetas y la familia se tiene que encargar de comprar los medicamentos. 

“Tengo que comprarle bezafibrato, ese medicamento ya lo va a tomar de por vida porque es para nivelar el colesterol y triglicéridos. También le mandaron omega 3, lo va a tomar por seis meses, pero sale caro, en más de 500 pesos, y antes lo tomaba solo cada 24 horas, pero ahorita la endocrinóloga se lo mandó cada 8 horas, el frasco trae 28 cápsulas, así que para un mes no le alcanza con uno”, cuenta Maribel Cabrera, su madre.

Además, en el Hospital Infantil Federico Gómez la menor tiene cita hasta abril. “Me espacian las citas así, aunque me dicen que la niña está en riesgo de tener un paro cardiaco. Incluso una doctora me recomendó que le haga análisis por fuera y la lleve a un médico privado a que los vea, para que en caso de que esté en más riesgo entonces la lleve al hospital, y yo tengo que pagar todo eso, los estudios externos, la consulta, las medicinas y la alimentación especial que lleva”, dice Maribel. 

La familia no puede con todos los gastos. Maribel trabajaba como empleada en un puesto de desayunos, pero desde junio pasado, cuando Nathaly empezó con vómito y dolores fuertes de cabeza, dejó de trabajar para buscarle atención médica. El papá de la niña trabaja como empleado en una tienda de pinturas. 

Los estudios que necesita Nathaly cuestan más de dos mil pesos, a eso hay que agregarle la consulta con el médico particular, los gastos de la dieta y los fármacos. “Tengo que decidir si le compró los medicamentos o le hago los estudios o qué hago, porque también tengo otro hijo pequeño y gasto en leche, pañales, todo eso”.

Marlén, de 14 años, empezó hace tres con dolor en todas sus articulaciones. “La llevamos al centro de salud de la comunidad donde vivíamos en Perote, Veracruz. Le mandaron estudios, se los hicimos. Nos enviaron al hospital de Perote, ahí nos pidieron más estudios y nos dijeron que era algo grave pero que ahí no tenían cómo atenderla, que si teníamos los medios la lleváramos a la Ciudad de México. Al otro día, la niña, mi esposo y yo salimos para acá”, cuenta Isabel Fuentes, su madre. 

Llegaron a casa de unos familiares y llevaron a Marlén al Instituto Nacional de Pediatría, donde la adolescente ha estado varias veces internada y a donde va a consulta y estudios por su padecimiento del que aún no hay un diagnóstico contundente pero se sospecha que es Lupus, una enfermedad autoinmune en la que el sistema inmunológico ataca a los propios órganos y tejidos del cuerpo. 

“Esta semana que pasó (la última de septiembre) estuvimos casi todos los días en el hospital para estudios, eso sí desde diciembre de 2020 ya no pagamos nada de cuotas, solo algunos estudios nos los cobraban, la última vez ya no, pero si ella no está ingresada en el hospital, no me dan los medicamentos que le recetan en consulta. Toma varios, uno es hidroxicloroquina y me sale muy cara, hasta en mil pesos está ahorita porque lo están usando para COVID”, dice Isabel.

En la comunidad de El Escobillo, en Perote, Veracruz, de donde es la familia, el esposo se empleaba como jornalero e Isabel se dedicaba a cuidar a sus dos hijos y a atender la casa. Cuando se vieron obligados a mudarse a la Ciudad de México para que la niña tuviera la atención médica que necesita, el señor consiguió trabajo como almacenista en una dulcería e Isabel se empleó como trabajadora del hogar, tres días acude a limpiar una casa. 

“Pagamos renta -explica Isabel- además de Marlén tengo otro hijo de 10 años, estamos con los gastos de la escuela porque ya regresaron y no he podido comprarle sus medicamentos”. 

Don Ladislao tiene 81 años, por la edad y el trabajo diario, el cartílago de sus rodillas ya está desgastado. Esa atrofia no lo deja caminar sin usar un bastón. Hay días que incluso no puede pararse para ir a trabajar como cuida autos, en una calle de la alcaldía Tlalpan, por el dolor intenso que siente. Necesita prótesis y una cirugía para colocárselas; pero en el Instituto Nacional de Rehabilitación, donde se atiende, le dijeron, en septiembre, que debe esperar hasta marzo porque no tienen unas disponibles para colocarle. 

En agosto, cuando el dolor en las rodillas ya no lo dejó pararse, una vecina lo llevó al Instituto de Rehabilitación, lo atendieron en urgencias, pero solo le recetaron un medicamento, que no le dieron y el señor y su vecina tuvieron que conseguir. Si va a valoración o consulta y le dan recetas tampoco se las surten. Con lo que gana de cuida coches y su pensión de adulto mayor apenas le alcanza para cubrir sus gastos y los de su esposa, quien depende de él, para las medicinas ya no le queda dinero. 

Los institutos nacionales y hospitales de alta especialidad pertenecen a la Comisión Coordinadora de Institutos Nacionales de Salud y Hospitales de Alta Especialidad (CCINSAHE), pero la encomienda de dotar a la población de medicamentos gratuitos, como lo ha explicado el propio presidente, la tiene el Instituto Nacional de Salud para el Bienestar (Insabi).  

Hasta antes de la entrada de la administración del presidente López Obrador, en estas instituciones -enfocadas en atender a las personas sin seguridad social, con padecimientos que requieren atención de tercer nivel o especialidad- cobraban cuotas, de acuerdo con un estudio socioeconómico que se hacía a los pacientes. 

En su conferencia matutina del 16 de enero de 2020, el presidente López Obrador ofreció eliminar esas cuotas y dotar a los pacientes de medicamentos gratuitos. Lo de las cuotas ya se cumplió, los pacientes ya no pagan por consultas o estudios, pero el acceso sin costo a medicinas sigue pendiente. 

Animal Político solicitó una entrevista para saber por qué siguen sin surtir las recetas a los pacientes de los institutos y hospitales de alta especialidad y si ya hay una fecha para que esto se haga, pero la dirección de comunicación social de la Secretaría de Salud no otorgó la entrevista.

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