Desplazarse por la ciudad de México es una odisea para una persona con discapacidad. Solo uno de cada siete autobuses cuenta con acceso universal y únicamente cinco estaciones de Metro – Indios Verdes, Centro Médico, Universidad, Tacubaya y Pantitlán- tienen la infraestructura adecuada para la gente en muletas o silla de ruedas. La construcción democrática de la ciudad pasa por garantizar un espacio físico y social en el que todos los segmentos de la población estén tomados en cuenta.
El exalcalde de Bogotá, Enrique Peñaloza, cuenta que la mejor manera para medir la dignidad de una red peatonal es diseñar una silla de ruedas triple, con un asiento para el jefe de gobierno, otro para el director de obras y otro para el de infraestructuras. Si con ese artilugio se puede avanzar sin ayuda, la ciudad es para todos.
Es cierto, en la Ciudad de México cada vez hay más infraestructura -transporte, calles, parques, plazas- con accesibilidad para personas con discapacidad, pero este segmento–un 8.9 % de la población, según el inegi– todavía es víctima de discriminación. Si existieran las condiciones para integrarse con oportunidades iguales a la educación y el trabajo podrían aportar mucho más al desarrollo equitativo de la ciudad.
En la administración de Marcelo Ebrard se ha avanzado en la dirección correcta, pero Federico Fleischmann, director de la asociación Libre Acceso, sostiene que “es indispensable una mayor inversión en infraestructura”: pocos semáforos cuentan con sistema de sonorización para invidentes, la mayor parte de los edificios, públicos y privados, no son accesibles y las zonas periféricas de la ciudad tienen muy pocas rampas en las banquetas; datos del Gobierno del DF estiman que en la ciudad hay 18 mil y se calcula que se necesitan 260 mil.
Para Fleischmann otra parte medular de la solución está en la educación y sostiene que “es fundamental enseñar desde las primarias que todos somos sujetos de los mismos derechos y que tenemos que tener las mismas oportunidades en acceso a la educación y al trabajo”. La integración de la población con discapacidad en la vida productiva del país es buena para todos; la exclusión hace que el talento de ciudadanos de éste segmento quede desaprovechado y eso merma nuestra competitividad. “Las escuelas deben contar con programas incluyentes para niños con ceguera, sordera o discapacidad motriz, ya que inscribirlos en escuelas especiales fomenta la exclusión”, comenta.
En los siguientes cuatro años de gobierno será trascendental que se cumpla con el nuevo reglamento de construcciones que obliga a los edificios en construcción, y a las remodelaciones, a tener accesos para personas con discapacidad. Es necesario aplicar sanciones más duras para aquellos que no lo hagan, y evitar la corrupción de las autoridades reguladoras. También será importante aumentar la contratación de gente con discapacidad en cargos públicos en los que puedan explotar sus capacidades intelectuales.
En el portal de Internet del GDF existe la pestaña “persona con discapacidad” y en ella se puede encontrar el manual técnico de accesibilidad y conocer los servicios de accesibilidad y asistencia que ofrece la ciudad. También es posible optar por el apoyo económico, de $787.50 al mes, que ofrece el gobierno capitalino a las personas con discapacidad. Sin embargo, con respecto a éste tipo de ayuda, Fleischmann asegura que es mejor otorgar oportunidades constructivas: “las personas con discapacidad tienen que ser autónomamente activas, autosuficientes. El gobierno debe proveer las condiciones para que así sea”. Ese debe ser el objetivo en materia de accesibilidad para la nueva administración de la ciudad capital: una ciudad para todos.
Buenas noticias:
La línea 12 del Metro, la línea 4 de Metrobús y el Circuito Bicentenario, de autobús, son completamente accesible para personas con discapacidad. La mayor parte de las calles del Centro Histórico también cuentan con los elementos necesarios para un acceso total y muchas de las dependencias gubernamentales han sido remodeladas tomando en cuenta las necesidades de los discapacitados.
– Mariana Anzorena Lozoya –
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*Federico Fleischmann Loredo es contador público, presidente honorario y fundador de la asociación civil Libre Acceso que trabaja para eliminar las barreras físicas, sociales y culturales que afectan a las personas con discapacidad. Es coordinador del Grupo de Accesibilidad y Transporte del Consejo Promotor de la Ciudad de México. En 2011, fue merecedor del Premio Nacional de Derechos Humanos.
*Mariana Anzorena Lozoya, profesora de Periodismo en la Universidad Iberoamericana. Ha escrito para varios periódicos y revistas nacionales. Es investigadora de AccionesDF y es parte del colectivo musical La Súper Cocina.
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