En el ámbito de las finanzas personales, un consejo que escuchamos comúnmente es: “No gastes el dinero que no tienes”. Salvo que invirtamos en activos o en casos de emergencia, es fundamental mantener un equilibrio entre nuestros ingresos y gastos para evitar caer en un sobreendeudamiento.
Esta máxima financiera, que nos aplica tanto a los individuos como a los hogares en nuestro día a día, vale también –con sus matices– para los gobiernos, que enfrentan restricciones presupuestales a las que deben sujetarse, en mayor o menor medida, en aras de garantizar la sostenibilidad de sus finanzas.
No obstante, en contra de la sabiduría popular y la ortodoxia macroeconómica que ha prevalecido en México desde finales de la década de los 80, en los últimos nueve meses de la administración del expresidente Andrés Manuel López Obrador, el sector público federal ejerció recursos significativamente mayores a los disponibles.
Según la edición más reciente del reporte “Hacienda en la Mira” del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), entre los meses de enero y septiembre de 2024, el sector público obtuvo ingresos por 5.62 billones de pesos, mientras que sus gastos ascendieron a 6.71 billones. Esto significa que, por cada 100 pesos de ingresos, ejerció 119 pesos: 19 % más.
Este nivel excesivo de gasto se tradujo en el mayor desequilibrio registrado entre ingresos y gastos para un periodo enero-septiembre desde, por lo menos, 1990. Durante este periodo, el déficit presupuestal fue de 1.08 billones de pesos: monto 55 % mayor, en términos reales, al observado en el mismo lapso de 2023 (667.1 mil millones de pesos).
Para cubrir este déficit, el gobierno recurrió a un mayor endeudamiento, por lo que el saldo de la deuda pública se incrementó en 2.65 billones de pesos, 14 % en términos reales, en tan solo nueve meses: de 15.09 billones de pesos en diciembre de 2023 a 17.74 billones en septiembre de 2024.
Este aumento de la deuda no solo carece de justificación al no destinarse exclusivamente a inversión en infraestructura, sino que ocurre en un contexto de altas tasas de interés y calificaciones crediticias relativamente bajas, las cuales reflejan la ya limitada capacidad del Gobierno mexicano para hacer frente a sus obligaciones financieras. Actualmente, por ejemplo, las agencias Fitch Ratings, Moody’s y Standard & Poor’s sitúan la calificación soberana de México entre uno y dos niveles por encima del grado especulativo.
Ante este panorama, la primera presidenta de México enfrenta el desafío de ajustar el desequilibrio fiscal que heredó de su predecesor, ya sea a través de una reforma fiscal que incremente los ingresos públicos o mediante un recorte al gasto que afecte la provisión de bienes y servicios a la población.
La magnitud del ajuste, que conoceremos a más tardar este 15 de noviembre, cuando la Secretaría de Hacienda entregue el Paquete Económico 2025 al Congreso, enviará una señal clara a los mercados, a las agencias calificadoras y a la ciudadanía sobre el compromiso, o no, de su administración con la disciplina fiscal. Entonces sabremos si el significativo desbalance en las finanzas fue tan solo un desliz de la administración anterior o si marcará la pauta del nuevo gobierno, comprometiendo la sostenibilidad de las finanzas públicas del país.
* Diego Díaz Pérez (@Diego_DiazP) coordinador de Finanzas Públicas del IMCO.
¿Cómo lograron los dinosaurios superar a su competencia y adaptarse a un clima cambiante? El secreto está en heces y vómito fosilizados de hace más de 200 millones de años, según un estudio en la revista Nature.
¿Cómo llegaron los dinosaurios a ser una especie dominante en el planeta?
Es conocido que el fin de ese largo dominio ocurrió tras el impacto de un asteroide hace 66 millones de años.
Pero el misterio de cómo estos gigantes superaron otras especies y llegaron a reinar en el planeta ha ocupado a los científicos durante años.
La respuesta, según un nuevo estudio en la revista Nature, puede hallarse en heces y vómitos fosilizados de dinosaurios de hace más de 200 millones de años.
Los fósiles de heces se llaman coprolitos. Los fósiles de vómitos se llaman regurgitados. Juntos se llaman bromalitos.
Estos fósiles permiten reconstruir las redes alimentarias de ecosistemas del pasado y lo que contienen, incluyendo insectos, es extraordinario.
“¡Los insectos eran increíbles! Algunos tenían sólo 1mm de largo, pero se conservaban con todas sus diminutas patas, antenas y detalles intrincados: ¡en un coprolito de 230 millones de años! “, dijo a BBC Mundo el paleontólogo Martin Qvarnström de la Universidad de Uppsala en Suecia, autor principal del estudio.
“También descubrimos coprolitos llenos de fragmentos de hueso masticados y dientes aplastados. Resulta que el primer arcosaurio Smok masticaba huesos como las hienas modernas para extraer médula y nutrientes, pero al hacerlo aplastaba y se tragaba sus propios dientes”, agrega Qvarnström.
“Estas son sólo algunas sorpresas, pero en conjunto, ¡revelan la estructura de ecosistemas enteros de esa época!”.
Los dinosaurios surgieron hace aproximadamente 230 millones de años.
Pero al principio fueron eclipsados por otros animales, incluyendo grandes parientes de los cocodrilos y herbívoros del tamaño de elefantes.
Sin embargo, hace unos 200 millones de años, los dinosaurios pasaron a dominar y sus principales competidores desaparecieron.
“Abordamos el surgimiento de los dinosaurios de una manera completamente novedosa”, explica Qvarnström.
“Analizamos la evidencia alimentaria para deducir el papel ecológico de los dinosaurios a lo largo de sus primeros 30 millones de años de evolución“.
El estudio se centró en una región de Polonia con una gran cantidad de fósiles de ese período crucial.
“Estudiamos más de 100 kilogramos de heces fosilizadas”, señala Grzegorz Niedźwiedzki, paleontólogo y geólogo de la Universidad de Uppsala y del Instituto Geológico Polaco y otro de los autores del estudio.
Qvarnström y sus colegas examinaron más de 500 bromalitos y analizaron su contenido.
Los científicos utilizaron diferentes tipos de microscopios y una técnica conocida como microtomografía sincrotrón, que usa un acelerador de partículas para ver en detalle el interior de los fósiles.
El análisis de los materiales digestivos permitió a los investigadores descifrar “quién se comía a quién y ver esta tendencia durante un período de tiempo tan largo”, dice Qvarnström.
¿Cómo pueden los investigadores saber quién produjo esas heces?
Fósiles de huesos y huellas muestran qué animales estaban presentes en un momento determinado.
Y los investigadores dedujeron quién produjo un coprolito determinado basándose en factores como el tamaño y forma del fósil, y en el sistema digestivo de parientes vivos de estos animales extintos.
El equipo descubrió que el número y la variedad del contenido de los fósiles aumentaron con el tiempo.
Esto indica que los dinosaurios más grandes con hábitos alimentarios más diversos comenzaron a ganar prominencia a finales del período Triásico (hace entre 237 millones y 201 millones de años).
Al comparar los fósiles con datos de plantas de la época, los científicos descubrieron que el ascenso de los dinosaurios estuvo determinado por el azar y las adaptaciones.
Por ejemplo, el clima cambió y hubo un aumento de la humedad, lo que modificó la vegetación disponible.
Los dinosaurios pudieron adaptarse mejor que otros animales terrestres a este clima cambiante y a las modificaciones en la dieta que otros animales terrestres.
Otros cambios ambientales relacionados con el aumento de la actividad volcánica precipitaron una gama más amplia de plantas que explotaron dinosaurios herbívoros, cada vez más grandes.
La proliferación de grandes dinosaurios herbívoros llevó a su vez a la evolución de dinosaurios carnívoros más grandes.
“Lo que aprendimos fue que el surgimiento de los dinosaurios tomó bastante tiempo y fue realmente complejo”, dice Qvarnström.
El dominio de los dinosaurios “no sucedió de la noche a la mañana; los dinosaurios tuvieron que competir ferozmente con otros grupos de animales, y un poco de suerte influyó”.
La adaptabilidad de los primeros dinosaurios era vital, según el científico.
“Los animales con dietas más especializadas lucharon con los climas cambiantes”.
En cambio, “los animales con dietas más variadas parecen haber afrontado mejor los cambios ambientales, lo que fue crucial para el éxito temprano de los dinosaurios, mientras que los primeros dinosaurios se las arreglaron mejor con sus dietas variadas y su flexibilidad”.
El estudio ayuda a comprender cómo responde la vida a diferentes presiones, incluyendo las derivadas del cambio climático.
“Comprender los cambios de fauna del pasado puede influir en nuestro conocimiento de los ecosistemas actuales, que enfrentan importantes desafíos debido al cambio climático”, explica Qvarnström a BBC Mundo.
En el futuro, los científicos esperan estudiar bromalitos de otras regiones.
“Planeamos probar este modelo con fósiles de dinosaurios tempranos clave en otras regiones. América del Sur, donde se encontraron los primeros dinosaurios verdaderos, es un área que nos entusiasma especialmente explorar a continuación”.
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