En el plano internacional, la semana del 11 al 24 de noviembre se llevó a cabo la COP29 [Reunión de la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCC)]. Durante los casi 30 años de la existencia de este espacio multilateral se ha avanzado en reconocer e incluir una perspectiva de derechos humanos y justicia hacia las poblaciones más vulnerables, reconociendo que el problema del cambio climático es un problema de responsabilidades diferenciadas entre el Norte y el Sur Global, y que afecta desproporcionalmente a mujeres, niñez, indígenas, entre otros. Sin embargo, muchos países se rehúsan a incluir una muy necesitada perspectiva de género, interseccionalidad y de derechos humanos, y este año las negociaciones estuvieron inundadas por el bloqueo de países como Arabia Saudita, El Vaticano y Rusia, que reaccionaron en contra de los derechos de las mujeres. 1
Pero lo que se llevó el descontento mundial fueron las plenarias de los últimos dos días. La COP29 dejó un resultado bastante desolador pues se aprobaron los mercados de carbono y un documento que desmantela, por lo menos para los próximos 10 años, toda posibilidad de financiamiento real para el Sur Global, y que a su vez libera a los países desarrollados de la responsabilidad de financiar a los países en desarrollo 1.3 trillones de dólares anuales hasta el 2035. Siendo que, el desarrollo del Norte Global lo sustenta en gran parte la extracción y quema de combustibles fósiles, principales causantes del calentamiento global, por lo que son estos países los principales responsables de la crisis climática por la que atravesamos. El cambio climático es un problema de desigualdad; financiar la acción climática no es cuestión de caridad o generosidad, sino de justicia y responsabilidad.
Se esperaba que se aprobara el financiamiento de 1.3 trillones de dólares para financiar la lucha contra el cambio climático basado en el principio de responsabilidades comunes, pero diferenciadas, avalado por todos los países firmantes del Acuerdo de París. Sin embargo, en Bakú únicamente se aprobaron 300 billones de dólares al año por medio de deuda. Es decir, los países desarrollados transferirán el dinero a bancos regionales que a su vez distribuirán a través de deuda por medio de préstamos a países en desarrollo. En otras palabras, los países en desarrollo y quienes sufren mucho más los impactos del cambio climático adquirirán deudas con aquellos quienes son responsables de la crisis climática por la que atravesamos. La financiación climática por medio de préstamos lleva a que los países vulnerables se endeuden aún más, esto resulta en una forma injusta de obtener recursos, ya que los países en desarrollo devuelven más de lo que piden prestado para resolver un problema que no han causado.
Mientras finalizaba la primera semana de la COP29, en México la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SCHP) entregaba al Congreso de la Unión el Paquete Económico para el ejercicio fiscal 2025, el primer ejercicio de la nueva administración dando pautas de cómo se recaudarán y gastarán nuestros recursos. Para el ejercicio fiscal de 2025 la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales percibiría 44,370 millones de pesos, un recorte de 39.4 % respecto al 2024. Además, el presupuesto asignado a los recursos para adaptación y mitigación de los efectos del cambio climático el cual se contempla por 205,370 millones de pesos, representando una disminución del 15.84 % respecto a lo asignado en 2024. 2 Esta disminución puede deberse al recorte del presupuesto para concluir las obras del Tren Maya, un proyecto de inversión que desde el inicio no guardó relación directa con la mitigación y adaptación al cambio climático y que, por lo tanto, no debería formar parte de dicho Anexo. Es necesario reformular las características necesarias para el uso adecuado de este anexo y que se financien verdaderas políticas públicas enfocadas a combatir el cambio climático.
Por su parte, el Anexo Transversal para la transición energética no tuvo cambios sustanciales respecto de 2024 y se espera que se asignen solo 11,102 millones de pesos. Además, se prevé que este anexo continúe integrando al presupuesto de centrales de ciclo combinado que emplean fuentes fósiles como lo fue en el presupuesto de 2024.
En las últimas dos semanas, a nivel internacional y nacional el futuro ambiental del planeta, y por ende el de la humanidad, sufrieron serios retrocesos para garantizar un medio ambiente sano. Mientras que el mundo se prepara para la COP30 el próximo año en Brasil, es necesario garantizar compromisos más firmes en temas de género, financiamiento climático y soluciones intergeneracionales a la emergencia climática en donde los países más contaminantes asuman los compromisos y responsabilidades. Por su lado, México debe estar a la altura y una muestra de ello será que durante la discusión del presupuesto para 2025 el poder Legislativo priorice en materia ambiental garantizar recursos que vayan dirigidos a realmente combatir los impactos de la crisis climática, porque sin recursos suficientes no hay derechos.
* Ariana Escalante Kantún (@ariieske) es investigadora en el programa de Territorio, Derechos y Desarrollo de @FundarMexico.
A los 89 años, el exmandatario de izquierda logra encaminar la continuidad de su proyecto político más allá de su figura.
Apoyado en un bastón y frágil de salud a sus 89 años, José “Pepe” Mujica reflexionó un instante sobre su porvenir al votar en el balotaje presidencial del domingo en Uruguay.
“Yo personalmente ya no tengo más nada que esperar”, dijo el expresidente de forma pausada ante cámaras y micrófonos. “Mi futuro, lo más próximo, es el cementerio, por razones de edad”.
La frase prenuncia un fin cercano del extraordinario ciclo político que Mujica ha recorrido por más de medio siglo, en varias etapas: de guerrillero tupamaro a prisionero torturado, de legislador y ministro a presidente admirado en el mundo.
El pasado domingo pareció concluir otro capítulo al lograr que su proyecto de izquierda se encamine más allá de su figura con la elección de su delfín, Yamandú Orsi, como nuevo presidente de Uruguay con 49,8% de los votos.
El propio Orsi reconoció la trascendencia que tuvo Mujica en su triunfo electoral al visitarlo a él y a su esposa, Lucía Topolansky, en su chacra de las afueras de Montevideo este lunes.
“Uno tiene que ser agradecido, porque lo que hicieron estos veteranos ha sido muy importante para mí”, dijo al salir del encuentro Orsi, que con 57 años pertenece a una nueva generación de izquierda que llega al gobierno en Uruguay.
No ha sido un acto fácil para Mujica, que vio fracasar otros posibles herederos políticos antes de salirse con la suya el domingo.
Presidente de Uruguay entre 2010 y 2015, Mujica ha dado claras señales de inquietud por la continuidad de su fuerza política cuando él ya no esté.
De hecho, el recambio generacional es algo en lo que piensa desde hace años.
“Los viejos podemos servir para hacer sombra y no dar paso, o podemos servir para ayudar a que exista la gente nueva; yo estoy en esta última”, le dijo Mujica a BBC Mundo antes de las elecciones de 2019, en las que descartó buscar un nuevo mandato pese a su popularidad.
Al año siguiente, renunció a su banca de senador por el riesgo que le marcaba la pandemia de covid debido a su edad y a que padece una enfermedad inmunológica crónica.
Y la noche de octubre de 2022 en que su amigo Luiz Inácio Lula da Silva volvió a ser electo presidente de Brasil, Mujica advirtió en otra conversación con BBC Mundo desde el búnker del brasileño en São Paulo que su “punto débil” era la sucesión.
“¿Qué hay después de Lula?”, preguntó. “Los hombres pasan y las causas quedan. Ese es un problema que tenemos todos. Y realmente en los últimos años he visto desaparecer los partidos históricos en Francia, Italia y en otros lugares. No es sencillo lo que está pasando”.
Si bien el recambio de líderes suele ser un desafío para cualquier fuerza política sin importar su ideología, en América Latina la izquierda ha mostrado dificultades particulares para hacerlo.
En algunos casos, izquierdistas que llegaron a la presidencia en la región buscaron quedarse allí sin abrir espacio a nuevas candidaturas.
En otros casos, los sucesores escogidos perdieron en las urnas o dirigieron gobiernos que acabaron en crisis, como le pasó al kirchnerismo en Argentina.
Y, a veces, la elección de delfines de líderes fuertes de izquierda abrió ásperas disputas dentro de sus partidos, como ocurre en Bolivia con el pulso entre el presidente Luis Arce y su antecesor Evo Morales.
Por cierto, otros presidentes de izquierda pudieron pasar el mando sin traumas visibles a sus elegidos, como lo hizo este año el mexicano Andrés Manuel López Obrador con Claudia Sheinbaum.
Pero el caso de Mujica parece especial porque está fuera del gobierno, superando un arduo tratamiento contra un cáncer de esófago, y pese a ello jugó un papel clave en el triunfo de Orsi al hacer campaña activa a su favor y contra el candidato de la coalición de centroderecha en el poder, Álvaro Delgado.
Mujica había contemplado otros posibles herederos políticos en Uruguay tras dejar la presidencia en 2015 con una fama global por su prédica anticonsumismo y por medidas aprobadas en su mandato, como la legalización de la marihuana y el aborto.
Para el gobierno que siguió al suyo, respaldó como vicepresidente a Raúl Sendic, hijo de uno de los líderes de la organización guerrillera Tupamaros que Mujica integró en las décadas de 1960 y 1970.
Pero la promisoria carrera política de Sendic se desplomó con su renuncia a la vicepresidencia en 2017 ante denuncias de corrupción y con una condena posterior por abuso de cargo y peculado.
Mujica también impulsó la candidatura de su propia esposa, la exsenadora Lucía Topolansky, como intendenta de Montevideo, pero ésta perdió los comicios municipales en 2015 con otro correligionario del Frente Amplio, la coalición de izquierda que ambos integran.
Esa derrota electoral de su compañera de vida fue una señal para Mujica de las dificultades de delegar votos, por más popular que fuera.
“El gran tema de los grandes líderes políticos son siempre los sucesores”, le dice la historiadora uruguaya Mónica Maronna a BBC Mundo.
“El caudal electoral de los sectores y los liderazgos no es permanente, no se transmite de forma mecánica”.
Sin embargo, Mujica siguió fomentando la renovación generacional y el surgimiento de nuevas figuras en el Movimiento de Participación Popular (MPP), la fuerza que creó en 1989 con otros extupamaros.
Una de esas figuras ascendentes era Orsi, que conoció a Mujica hace tres décadas cuando militaba en el MPP en su departamento natal de Canelones, limítrofe con Montevideo.
Con su firme respaldo, Orsi fue electo intendente de Canelones en 2015 y reelecto en 2020, y renunció al cargo en diciembre pasado con altos índices de aprobación para lanzar su exitosa candidatura presidencial.
El exmandatario atrajo además a su agrupación a personas ajenas a la política profesional, como Blanca Rodríguez, una exconductora de informativos de TV que en octubre fue electa senadora.
Así, sin tener ya a Mujica en sus listas, el MPP recibió en octubre una votación histórica que lo afianza como el principal grupo del Frente Amplio, con nueve senadores en una cámara de 30 para la próxima legislatura y 36 diputados en un total de 99.
Si bien Orsi carece del carisma de Mujica, “es un buen heredero” de éste y de su escuela, con características en común como el pragmatismo y la apuesta a la negociación política, señala Adolfo Garcé, un profesor de Ciencia Política en la Universidad de la República, en Montevideo.
Aún está por verse qué papel jugará Mujica en el gobierno de Orsi que comenzará en marzo.
El presidente electo dijo este lunes, luego de visitarlo, que Mujica “tiene la sabiduría de no plantearte las cosas como consejos, sino de plantearte cuál fue su experiencia”.
También negó que le haya sugerido nombres para el gabinete.
“Él armaría lo que a él le parece”, señaló Orsi, “pero él también me dice que yo voy a ser el presidente y yo tengo que decidir“.
Sea cual sea el futuro, todo indica que el dilema de la herencia política se aleja de las preocupaciones de Mujica.
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