Por: Carlos González Seemann (@carlosglez21)
La iniciativa de reforma educativa presentada por el presidente Andrés Manuel López Obrador afecta la gobernabilidad del Sistema Educativo Nacional (SEN), principalmente, porque elimina la autonomía del órgano constitucional que vigila el cumplimiento del derecho humano a la educación con información transversal y metodológicamente confiable que, además, permite conocer el estado del SEN sin las presiones sindicales y políticas que existieron en años pasados.
A continuación tres argumentos que explican la importancia y trascendencia de mantener la autonomía del centro o instituto encargado de vigilar el cumplimiento del derecho a la educación de niñas, niños y jóvenes en México:
1. La oferta de información confiable permite tener diagnósticos y propuestas basadas en evidencia que permiten conocer la película completa del sistema educativo
La actual misión del Instituto de Nacional de Evaluación para la Educación (INEE) tiene tres elementos: evaluar la educación obligatoria, coordinar tareas de evaluación y aportar directrices. De 2013 a 2018, el INEE realizó 20 estudios respecto a tres pilares fundamentales: el aprendizaje, la oferta educativa y las prácticas docentes. Pero eso no es todo, los estudios se traducen en directrices para que los tomadores de decisiones puedan entender, atender y buscar soluciones a problemas que sufren poblaciones vulnerables y en ocasiones invisibles para el sistema, por ejemplo, los jornaleros agrícolas migrantes y los indígenas, entre otras.
2. La importancia de la gestión pública de un organismo constitucionalmente autónomo en educación
La evolución que ha tenido el INEE en cuanto a su gestión se puede resumir en estos cuatro puntos:
3. Porque no podemos esperar que las políticas educativas tengan resultados si dejamos abandonados a los estados en la implementación
Una política educativa bien implementada debe ser aquella que llegue a las escuelas. Los Programas Estatales de Evaluación y Mejora Educativa (PEEME) son una ruta de construcción conjunta donde los estados –con el acompañamiento de expertos del INEE– definen las metas que deben alcanzar y los desafíos que deben afrontar. Esto permite crear estrategias locales diferenciadas y alineadas de acuerdo a las necesidades de los estudiantes, lo que aumenta la probabilidad de éxito de cualquier política pública. El papel eminentemente técnico, de asesoría y acompañamiento del INEE a través de cada uno de los PEEME, es posible gracias a su especialización y autonomía.
A modo de cierre, sin importar si se llama INEE o no, si no conservamos la autonomía de una institución que genere y difunda estadística independiente, confiable y creíble, será muy difícil establecer parámetros objetivos que nos permitan conocer si hay mejoras en educación. De aprobarse la iniciativa tal y como está perderemos la fortaleza institucional del órgano que funcionó como contrapeso en la deficiente gobernabilidad del sistema educativo mexicano y dejaremos la puerta abierta a decisiones arbitrarias, sin evidencia y con posibles fines políticos.
* Carlos González Seemann es investigador en @Mexicanos1o.
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