Por: Pedro Zapata (@pedrobisonte)
El pasado domingo, el presidente Andrés Manuel López Obrador se fue a parar a Tulum y dijo, sobre el sargazo que ha azotado las costas de Quintana Roo como una mancha voraz: “No he hablado mucho de eso porque no considero que sea, como algunos dicen, gravísimo”.
(Si no lo pueden creer, como nosotros no podíamos, lo pueden ver aquí).
Lo que tenía que haber dicho el presidente es más bien: “El sargazo es un problema complejísimo que nos preocupa mucho, a nosotros y a toda la región del Caribe. Lo que tienen que saber los habitantes de Quintana Roo es que no están solos y que el gobierno federal trabaja para encontrar soluciones de corto y de largo plazo”.
Nadie espera que AMLO tenga la varita mágica que haga desaparecer a esta plaga, que constituye una amenaza casi existencial para la región del caribe, pero nadie gana al minimizar el problema.
Sólo en 2018, el problema del sargazo le costó a Quintana Roo más de $5,200 millones de pesos, y en 2019, se estima que el estado gastará alrededor de $100,000,000 de pesos AL MES, en atender este tema. Para ser un problema que no es gravísimo, por lo menos es carísimo.
El presidente López Obrador y su gobierno no tienen una varita mágica, pero tampoco están mancos. Aquí hay algo que pueden y deben hacer, adicionalmente a lo que ya hacen:
El problema del sargazo SÍ es gravísimo y tiene todavía potencial para empeorar. Cancún y el resto de la costa de Quintana Roo son uno de los productos turístico más importante que tenemos, y el turismo es uno de los pilares económicos del país. Es hora de que el gobierno lo tome en serio.
* Pedro Zapata es Vicepresidente de Oceana México (@oceanamexico), la organización internacional más influyente centrada en la conservación de los océanos, la protección, restauración de los mares del mundo y en cambios de política pública para aumentar la biodiversidad y la abundancia de la vida marina.
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