Sabemos que el espacio ha sido más explorado que nuestros mares. Esto hace posible que frecuentemente se descubran organismos inimaginables en el océano, como es el caso de los tiburones bioluminiscentes. Tal y como lo lees: estos tiburones que viven en aguas profundas emiten luz de forma similar a las luciérnagas en los bosques.
Recientemente se publicó un artículo académico que documenta la bioluminiscencia en tres especies de tiburones, que en redes sociales causó curiosidad y nos iluminó por unos instantes. Es cierto que no es la primera vez que se documenta este fenómeno, pero seguramente cada vez que descubramos nuevos tiburones brillantes causará interés porque sigue siendo un fenómeno poco común.
La bioluminiscencia es el fenómeno mediante el cual los organismos vivos producen luz, y se observa en diversos grupos marinos y en muy pocos grupos terrestres, incluyendo a las luciérnagas. Esto es posible por una reacción bioquímica que se lleva a cabo dentro de las células u órganos y que involucra una enzima llamada “luciferina”, la cual al interactuar con el oxígeno produce luz y hace que los organismos se iluminen (ver tipos de bioluminiscencia en este link). Está mayormente documentado en organismos marinos invertebrados, algunos microscópicos, que hacen brillar los fondos marinos y ocasionalmente las playas.
En los tiburones la bioluminiscencia se ha reportado para pocas especies de tres familias (Dalatiidae, Etmopteridae y Somniosidae), que habitan aguas profundas y no es un fenómeno que se pueda observar fácilmente debido a las profundidades en donde habitan y la imposibilidad de que los humanos podamos permanecer mucho tiempo en estos ambientes. Estos tiburones brillan debido a sus “fotóforos” u órganos en la epidermis en donde se produce luz y controlan estas emisiones utilizando hormonas como la melatonina, hormonas adrenocorticales y prolactina (algo raro entre los seres vivos). Estos fotóforos se encuentran en diversas partes del cuerpo dependiendo la especie.
Los primeros tiburones brillantes se reportaron en el siglo diecinueve, pero los estudios que identifican las rutas fisiológicas y el lugar exacto en donde se lleva a cabo la bioluminiscencia en estos animales es muy reciente. Ahora sabemos que el color de luz que emiten es azul verdoso, y que los posibles efectos incluyen ocultar su silueta de los depredadores que los acechan produciendo suficiente luz para que coincida con su entorno, disuadir a estos mismos depredadores de atacarlos, incluso para el reconocimiento y comunicación entre organismos de la misma especie.
La publicación que mencioné al inicio es asombrosa porque describe al tiburón cometa, especie que alcanza un tamaño de casi 1.8 metros, lo que la convierte en el vertebrado bioluminiscente más grande que conocemos. En un futuro seguiremos escuchando de descubrimientos brillantes con el avance de la tecnología para bajar a mayor profundidad por más tiempo.
Nada de esto sería posible sin el presupuesto que las ciencias marinas reciben, y por lo cual la Década de las Ciencias Oceánicas para el Desarrollo Sostenible promueve reforzar y diversificar las fuentes de financiación que permitirán este tipo de descubrimientos.
En Oceana la ciencia es nuestra principal herramienta, y queremos un futuro donde los océanos del mundo están llenos de vida y descubrimientos de nuevas especies, que iluminen nuestros esfuerzos de conservación para generaciones presentes y futuras.
* Mariana Reyna es bióloga con experiencia en la elaboración, implementación y evaluación de proyectos de desarrollo sostenible, conservación y cambio climático en Sistemas Socio-Ecológicos marinos y terrestres en el sector académico y en las organizaciones de la sociedad civil. Realizó una maestría en Oceanografía Costera y un doctorado en Medio Ambiente y Desarrollo, en donde se especializó en temas de manejo relacionados a los arrecifes coralinos. Actualmente es Científica en océanos y pesquerías en Oceana.
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