Por: Gerardo Rodríguez Sánchez Lara (@gerodriguezsl)
Columna dedicada a mis alumnos de
comunicación política y seguridad nacional.
Preparando mis clases de licenciatura y maestría sobre Comunicación Política y Seguridad Nacional decidí volver a ver una película ícono sobre estas materias, No. Esta película escrita por Pedro Pereino, dirigida por Pablo Larraín y protagonizada por el mexicano Gael García Bernal aborda la experiencia exitosa de la campaña de la concertación chilena (la unión de partidos de derecha e izquierda, los demócrata cristianos y los socialistas chilenos principalmente) para reinstaurar la democracia en Chile después de la dictadura militar de Augusto Pinochet.
Recientemente se cumplió un lamentable aniversario para muchos. El 11 de septiembre de 1973, cuando el ejército de Chile liderado por Pinochet derroca en un golpe de Estado al presidente Salvador Allende. Por la fuerza de las armas y con el apoyo de la CIA, confirmado por la historiografía oficial de Estados Unidos (ver The Pinochet File en el Proyecto National Security Archive de la George Washington University), se derrocó a un gobierno democráticamente electo con tendencia socialista en América Latina. Este golpe de Estado confirmó la política de contención del comunismo por parte de Estados Unidos en la región. Esto dio paso a los llamados regímenes de “seguridad nacional”. Estos gobiernos militares lo que buscaban era más bien la “seguridad del régimen político en turno” y la defensa de los intereses económicos de Estados Unidos. Por lo anterior, estos gobiernos escudaron sus acciones bajo el principio de que se podía anteponer la “seguridad nacional” sobre los derechos humanos. El gobierno por encima de la población.
La administración de Pinochet impuso por la fuerza el sistema económico liberal que ya había sacudido a otras naciones como el Reino Unido y Estados Unidos. Este modelo en el “largo plazo” consiguió una estabilidad económica inusual para Chile en el contexto de un continente subsumido en el populismo y la corrupción endémica de sus élites. Sin embargo, el costó fue de al menos de 2,000 desaparecidos y más de 200,000 refugiados chilenos.
La película No pone sobre la mesa de discusión sobre cómo puede tener un país, tan divido como el Chile en 1988, la capacidad de transitar a la democracia de manera ordenada gracias a su población participativa, a un ejército que ya no estaba dispuesto a violentar a su población y a una campaña de marketing político valiente. La campaña del SÍ permitía un período de otros ocho años de gobierno de dictadura. La campaña por el NO buscaba elecciones libres, la reinstauración de la democracia y la reconciliación nacional.
Tengo que confesar que volver a ver esta película me obligó a hacer un análisis de lo que está viviendo México y por lo anterior propongo una dicotomía entre SÍ(s) y NO(s) para nuestro país.
Mis SÍ(s) y NO(s). Con toda la carga personal que esto significa:
En política:
En economía:
En seguridad:
Miscelánea de posiciones:
En una democracia se deben debatir las posiciones divergentes en paz y con inteligencia. Se vale decir que sí y que no. Este breve análisis y la lista dicotómica puede ser eterna. Sirva como catarsis personal y pública.
* Gerardo Rodríguez Sánchez Lara es Profesor de seguridad nacional, terrorismo y comunicación en diferentes instituciones civiles y militares. Coordinador del Programa de Seguridad Ciudadana en Central Ciudadano y Consumidor A.C. Miembro de CASEDE. Agradezco a Luis David Capistrán su colaboración. [email protected]
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