No todo es violencia en Michoacán, ni todo el fuego viene de las armas. En estos días, sin librarse de las constantes amenazas de los Templarios y similares -más bien a pesar de éstas-, los purépechas se preparan para la celebración de la ceremonia del Fuego Nuevo.
Esta ceremonia fue rescatada de la historia prehispánica hace 31 años, por un grupo de estudiosos, promotores culturales y luchadores sociales – entre ellos Ireneo Rojas– para acercarse a sus raíces y revitalizar la identidad de su pueblo. Ahora es un importante evento que año con año reúne a las comunidades de la Meseta Purépecha, la Cañada de los Once Pueblos, la Región Lacustre, y la Ciénega de Zacapu, las cuatro regiones purépechas del estado de Michoacán.
Hace unos años tuve la oportunidad de asistir a una parte de este festejo, con Ireneo y con Martín Equihua, periodista y maestro de la Universidad Intercultural de Michoacán, a quien llamé en estos días para que me refrescara la memoria y me diera más detalles del evento.
La ceremonia se realiza cada vez en un pueblo distinto, que recibe el Fuego Viejo de la comunidad que lo custodió durante todo el año anterior, y enciende el Fuego Nuevo, que queda bajo su resguardo hasta entregarlo a la siguiente comunidad al final del ciclo.
El ritual inicia con la salida del Fuego Viejo del pueblo en el que pasó el año, rumbo a la nueva sede. El trayecto se hace caminando, por las veredas del campo, y durante el recorrido se van uniendo personas de las comunidades que están por el camino. A veces dura unas horas, a veces varios días, dependiendo de la distancia. Custodiado por sus cargueros, el Fuego Viejo llega a la sede en turno al atardecer del 31 de enero y es apagado con tierra, siguiendo un día de oscuridad, el final de un ciclo. En las primeras horas del 2 de febrero se enciende el Fuego Nuevo, símbolo de la renovación, de un nuevo inicio.
Ceremonia previa a la partida del Fuego Viejo hacia la nueva sede. (Angamacutiro, 2012) Foto: Martín Equihua
Pero la celebración va más allá de la ceremonia. Desde cinco días antes, se llevan a cabo diversas actividades culturales, música, exposiciones, danza, teatro, exhibiciones de juego de pelota prehispánico, talleres, conferencias y degustación de comida típica, todas organizadas por los purépechas para los purépechas, con la participación de artistas y académicos de diversas comunidades. También asisten turistas, que son bienvenidos siempre y cuando respeten los momentos del ritual, y a quienes se muestran con orgullo las diversas expresiones culturales. Eso sí, no se permite tomar fotografías ni video de la ceremonia.
El evento es, entonces, un espacio de fiesta, de encuentro, de diálogo entre todos, que sirve además para limar asperezas entre comunidades que tienen desacuerdos. Un acto al que asisten hombres y mujeres, jóvenes y viejos por igual, a encontrarse con los suyos y a recordar sus orígenes, a compartir su identidad.
Este año toca a la comunidad de Tarejero (situada en el municipio de Zacapu) el honor de ser la sede de la ceremonia. Recibirá el Fuego Viejo que viene de Nahuatzen, pueblo que lo tenía en custodia, en donde se paseó por las comunidades cercanas, visitó escuelas y centros culturales. La salida será el 31 de enero a las 5 AM, para recorrer alrededor de 60 kilómetros, calculando llegar a Tarejero al anochecer. Pero las actividades inician desde mañana, con conferencias, talleres y danzas, siguiendo el resto de la semana con presentaciones de libros, grupos musicales, etc. (aquí está el programa completo).
Al festejo asisten personas de las cuatro regiones purépechas y algunos turistas. (Purenchécuaro, 2008) Foto: Martín Equihua
El evento termina con el anuncio de la siguiente sede de la ceremonia, la cual decide el consejo de ex cargueros. Según me comentó Martín Equihua, éste es un momento esperado por todos, pues es un verdadero honor para las comunidades ser elegidas y, sobre todo los jóvenes, se emocionan y echan porras “como si fuera partido de futbol, o la sede del mundial”. Esa presencia y entusiasmo de las nuevas generaciones, garantiza la continuidad no solamente del ritual sino de la cultura purépecha.
Al igual que el resto del estado, esta zona indígena se ha visto sacudida por la violencia en los últimos años. Los han despojado de sus bosques, sus tierras y de muchas vidas. Pero la ceremonia del Fuego Nuevo continúa y el pueblo purépecha se fortalece. Si no lo vencieron los aztecas, menos lo van a vencer los Templarios.
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