El otro día, hablando a mis alumnos sobre empresas indígenas exitosas, les puse como ejemplo Cacahuamilpa. Comencé diciendo: “todos conocemos las grutas de Cacahuamilpa, pero muy pocos saben que es una empresa manejada por la comunidad…” Para mi sorpresa, se me quedaron viendo con cara de what. Resultó que ninguno conocía el lugar, y como la mitad ni siquiera sabía que existían. Así que tuve que empezar por decirles que están en el Estado de Guerrero cerca de Taxco, que son de las grutas más grandes del mundo y más o menos se las describí. Pero mejor los remití a su página oficial y a ésta otra que explica un poco cómo son, pero no menciona que son administradas por la comunidad y todo lo que tuvieron que hacer para conseguir la concesión.
La historia es, en síntesis, la siguiente: en 1936 Lázaro Cárdenas decretó Cacahuamilpa parque nacional, pero jamás se indemnizó a los pobladores del lugar. En 1992 la administración pasó a manos del gobierno estatal y a principios de 1995 la entonces Secretaría de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca (SEMARNAP) otorgó la concesión de una gran parte del parque a un canadiense que quería hacer allí un “parque jurásico”.
Ante semejante incongruencia, los habitantes de la zona se organizaron y comenzaron a protestar, exigiendo que se cancelara la concesión y que las comunidades recibieran un porcentaje de los ingresos del parque, o bien se les concesionara a ellos. Tomaron las instalaciones y lo administraron unos meses; los amenazaron, los reprimieron, algunos fueron encarcelados. Finalmente lograron que se revocara la concesión y el Parque Nacional Grutas de Cacahuamilpa continuó a cargo del gobierno guerrerense, que en mayo de 1996 firmó una carta de intención para entregar la administración del mismo a las comunidades aledañas, pero el asunto quedó en eso, en la intención.
Los habitantes de las comunidades de Crucero de Grutas, Cacahuamilpa, El Transformador y Santa Teresa, todas del municipio de Pilcaya, siguieron insistiendo, y en 2000 se firmó otro acuerdo con el gobierno estatal en el que se establecía que otorgaría el 25% de las ganancias del parque a las comunidades. Dos años después no les habían dado nada, así que volvieron a tomarse las instalaciones, de manera pacífica pero firme, y comenzaron a administrarlas. Desde entonces están en sus manos, y finalmente en 2006 consiguieron la concesión mediante un convenio con la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas.
Ahora, los lugareños protegen la flora y la fauna del sitio y, además, las ganancias se destinan a las comunidades. Entre otras cosas, se construyó y se opera una escuela preparatoria, se han pavimentado y ampliado calles, se hizo una cancha de futbol, se apoya a diversos equipos deportivos y se formó una banda de música. Se invierten recursos en el centro de salud de la zona, que atiende a más de 10 comunidades, y todos los adultos mayores de las cuatro comunidades mencionadas reciben un apoyo monetario mensual.
En el parque hay 120 trabajadores, entre guías, administradores y encargados de mantenimiento. El que menos gana recibe poco más de 3 mil pesos mensuales y el que más gana, el presidente de la asociación, recibe alrededor de 6 mil. Son sueldos que han acordado entre ellos, que les permiten vivir dignamente en sus comunidades e invertir recursos para beneficio de las mismas. Además, hay 55 comerciantes establecidos y como 100 vendedores ambulantes con permiso. O sea que 275 familias viven de las grutas y además se beneficia a las comunidades.
¿Se imaginan si en lugar de eso tuviera la concesión la empresa del canadiense? ¿Cuánto de las ganancias quedaría en las comunidades? ¿Cuánto ganaría el gerente? ¿Cuánto se llevarían a Canadá? ¿Se preocuparían por el medio ambiente? ¡Pero tendríamos un parque jurásico!
Como Cacahuamilpa, hay muchas empresas indígenas que benefician a las comunidades o por lo menos se reparten las ganancias de manera equitativa entre los socios. No sé qué opinen ustedes, pero yo creo que en lugar de concesionar a empresas extranjeras todo lo que se está concesionando, y en lugar de gastar en promocionar la famosa cruzada contra el hambre (que por lo que he visto se ha hecho poco más que publicitarla), el gobierno debería de impulsar y apoyar este tipo de proyectos.
Después de conversar de lo anterior con mis alumnos, les recomendé ampliamente que fueran a visitar Cacahuamilpa, y ahora que comienzan las vacaciones escolares, me permito hacer en este espacio la misma recomendación. Los que ya conocen las grutas, se van a encontrar con muchas novedades, los guías siempre están descubriendo nuevas figuras en las piedras. La última vez que fui, hace como tres años, acababan de descubrir a Bin Laden y a Bob Esponja, habrá que ver ahora a quién nos encontramos. Y para los que no las conocen, creo que es algo que de verdad hay que ver por lo menos una vez en la vida. Además del paseo por las grutas, hay cantidad de otras actividades, como recorridos por ríos subterráneos, tirolesa, senderismo y otras que pueden ver en estos videos.
FB: Tlacuila WL
Correo: [email protected]
Estamos procesando tu membresía, por favor sé paciente, este proceso puede tomar hasta dos minutos.
No cierres esta ventana.
¡Agrega uno!