A nadie. Todavía no conozco a nadie además de la presidenta del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), Consuelo Sáizar, que tenga la suficiente seguridad y el valor para vestirse con la misma combinación de ropa, de manera constante, a lo largo de seis años.
Consuelo: #MiChela, #MiChely, #MiChili, #MiCholo, #MiChulo es la primera funcionaria pública de la que yo, mi mamá, mi abuelita y mi bisabuelita tenemos memoria que siempre se ha vestido igual. Ojo. Esto no significa que se ponga la misma ropa del diario. Son dos cosas distintas en las que marca la diferencia el agua, el jabón y el suavizante de telas.
Hoy por hoy mi #MiChely, a sus 51 años, con una mano en el cogote y la otra en la cintura les puede cantar a cualquiera de su gremio ese excelso himno del maestro Juan Gabriel *se pone de pie para pronunciar el nombre de la canción* “Inocente pobre amiga” que, en una de sus más sabias estrofas, dice: “… que para eso a ella le falta, lo que yo tengo de más”. Y sí, efectivamente la Sáizar tiene su clóset lleno de lo que cualquier damita desearía: garras. #MiChely Tiene haaaaaaartas camisas, haaaaartos blazers, haaaaaartos zapatos y haaaaaaaaaartos pantalones, nomás que todos del-mis-mo-mo-de-lo- y-co-lor. La comprendo. Si Sócrates hubiera sido mujer diría: “Yo solo sé que no sé qué ponerme”.
Ayer durante una comida en Le Mat –ya me aburrió el Café O– con algunas integrantes de #MiCisen, una de ellas, la más inventada se le quiso ir a la yugular a #MiChely, escandalizada porque ¿cómo era posible que se vista así una mujer al frente de una dependencia tan importante como el Conaculta? No les quiero contar la #LuchaEnLodo que se armó. Las otras tres comadres, con apellidos compuestos y maridos a punto de entrar a la lista de Forbes, se la acabaron con respuestas como: “Si tuviera que pensar en qué se va a comprar para cada evento no tomaría decisiones verdaderamente importantes”, otra le contestó: “al menos no tiene que andar pepenando los Herve Leger falsos, en Tepito, como tú”.
Pero el argumento que verdaderamente me convenció fue el de una amiga, ex modelo y con mucho mundo, que se mostró fascinada por la vestimenta de Sáizar: “me parece fantástico que utilice un uniforme para ir a trabajar, lo digo sin ironía, Consuelo se pone su blusa blanca, pantalón negro o gris y blazer negro diariamente para su día a día laboral. Si te das cuenta no anda así los fines de semana. Eso habla de su disciplina y practicidad”.
Antes de que la inventada abriera la boca para decir que también las meseras del Sanborns trabajan con uniforme, me adelanté a opinar que, efectivamente, apoyaba la parte de la practicidad de #MiChely y que hasta el propio Bareback Obama ¿así se escribe?, bueno, que hasta el propio Presidente de los estadounidenses casi siempre se viste de azul marino o gris para no andar pensando en superficialidades *cita lo que acaba de leer en la columna de Katia D’Artigues*. Además –les dije con esa profundidad de pensamiento que siempre me ha caracterizado–, con la cantidad de escritores, pintores y cantantes que se han muerto en los últimos seis años, y que han hecho de Bellas Artes otra sucursal de Gayosso, me parece muy inteligente que #MiChely ya salga vestida (y alborotada del pelo) para ejercer sus funciones como presidenta del Consejo Nacional para los Velorios y Entierros ¿o no se llama así su cargo?
Después de dicho esto, mis amigas me aplaudieron de pie. Jamás nadie había defendido a #MiChely con tanta sabiduría. Ahora sí doña Consuelo podrá contestar como Lucerito: “me visto siempre igual ¡¡¡¿¿¿ Y ???!!!” #HastaLaVistaBeibis.
FOTOS: Cuartoscuro.com
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