Estoy aburrido. Yo no sé ustedes pero estas elecciones para la Presidencia de México sólo me producen pereza. Y no, no soy el único. Lo mismo opinan algunas integrantes de #MiCisen quienes, el viernes pasado –en La No. 20 donde comimos tacos de cochinita pibil–, me estaban recordando que en años atrás, en otros países, la contienda electoral se puso bastante ca-lien-te cuando algunos de los candidatos a puestos de elección popular se quitaron la ropa y mostraron la suficiente piel como tumbarles la quijada al electorado.
Como era de esperarse los nombres y atributos de esos políticos (por cierto, con cuerpos que no son nocivos para la salud de la retina) le dieron la vuelta al mundo. “#QuéJoya #QuéMaravilla #Qué valor”: repetían constantemente las ricas herederas de #MiCisen quienes, como buenas cortesanas siempre en busca de la diversión, en plena cantina hicieron una cadena de oración para que *algunos* de nuestros candidatos a la Presidencia y a la Jefatura de Gobierno del DF se suelten el pelo y muestren mucha más carne pegada al hueso #DiosNOOOLasOiga.
Por lo pronto, mientras “los nuestros” nos dan la nota, los invito a echarse un taquito de ojo, de nana y de buche, con estos valientes políticos #AbróchenseLosCinturones:
Sin temor de Dios, Soledad Sánchez Mohamed, candidata del Partido Democrático de Ciutadella a la alcaldía de esa ciudad española, a principios de 2011 provocó que accidentalmente se le formara una casa de campaña a más de un transeúnte al protagonizar una propaganda política en donde dos manos masculinas le toman los (bien servidos) pechos desnudos.
La leyenda del cartel decía: “Dos grandes argumentos. Sole Sánchez”. Para la mala suerte de los caballeros y de las damas que les gustan las damas, las fotografías a gran formato fueron removidas por considerarlas “sexistas”. #MiSole se defendió: “Nadie es más feminista que yo y utilizo mis pechos como me da la gana”. Con todo y sus nenas al aire #MiSole no ganó pero ni un contrato de alguna compañía de brasieres #Chale.
A punto de cumplir los 27 añitos de edad, Albert Rivera se paró como Dios lo trajo al mundo para protagonizar una campaña en la que el recién fundado Ciudadanos-Partido de la Ciudadanía lo eligió como candidato a presidente de la Generalidad de Cataluña. Eso fue en el 2006. “No aspiro a ser un político profesional, sino a ser un profesional dedicado temporalmente a la política”, decía reiteradamente en las entrevistas #MiBeto. Pero, ternurita, ya era demasiado tarde. A nadie le importaba lo que dijera. En el imaginario colectivo todo mundo tenía el morbo por descubrir lo único que no había mostrado en las fotos. Tampoco ganó las elecciones este #MiRey. Según yo, en las imágenes le faltó levantar ambas manos para, entonces sí, arrasar en la contienda.
La colombiana María Fernanda Valencia, en 2010, se lanzó como candidata a la Cámara por Bogotá con el 104 del Partido de la U. Esta rubia de 42 años y madre de tres hijos hizo su primera promesa de campaña en la revista SoHo: “Voten por mí y me desnudo” (Leer artículo completo).
Algo estuvo haciendo muy bien #MiMarifer porque hasta el Premio Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez, se puso la camiseta para votar por ella. Desafortunadamente esta valiente y guapa mujer no ganó. Los lectores de SoHo se quedaron sin verle cada poro de la piel, pero eso sí, este mujerón les demostró a las #Busconas de 20 años que se puede llegar a las cuatro décadas extraordinariamente bien puesta #Posoye.
Valencia prometió desnudarse en la siguiente edición de la revista SoHo sí ganaba las elecciones. No ganó.
Para animar al electorado #MiMarifer les dio una probadita.
Esta última criaturita del Señor se llama Tania Derveaux y en 2007 fue candidata principal al senado por el partido NEE de Bélgica. Una de sus promesas de campaña decía: “Te prometo 400.000 trabajos”. Y su eslogan, un tanto sugerente, promovía: “Quiero que me votes”. Con todo y sus alas de ángel no obtuvo lo que esperaba.
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