Por: Oliverio Pagola
“Soy anarquista, soy neonazista
Soy un skinhead y soy ecologista.
Soy peronista, soy terrorista, capitalista
y también soy pacifista.
Soy activista, sindicalista, soy agresivo, y muy alternativo.
Soy deportista, del Rotarac, politeísta
y también soy buen cristiano.
Y en las tocadas la neta es el slam
pero en mi casa si le meto al tropical”.
El Borrego de Café Tacvba.
Alicia ya no vive aquí. ¡Pinche Juan tampoco! Elfego Buendía, los hermanos oriundos de Minatitlán, Veracruz, y Emmanuel entre circuitos crecieron y hoy los vuelvo a ver como aquella primera vez que tocaban en el mítico Rockotitlán de Insurgentes Sur en la Ciudad de México hace 25 años. Era su primera tocada después de debutar en el Hijo del Cuervo de Coyoacán. Al año de su debut, era la única banda de rock nacional que llenaba los pocos lugares que existían para escuchar el movimiento musical que se estaba gestando y haciendo eco, socialmente hablando, de los resabios del terremoto de 1985, a pesar de que no tenían siquiera disco bajo el brazo. Yo agradezco haber sido roadie temporal y fan en activo, cuando Neto, amigo de los Tacvbos, nos invitaba a esos primeros conciertos en Rockotitlán o en el Andy Bridges por ejemplo, donde escuchábamos rolas como Besao o Bar Tacuba y sentíamos que en México las cosas iban mejor.
20 años del Re, y el Café Tacvba le sabe sacar provecho. Por mucho, una pieza de arte en todos los sentidos, incluso comparado con grandes álbumes de la historia del rock. Se entrelazaba su propuesta con el contexto político y social que trascendía y acompañaba al disco: el surgimiento a la luz pública del EZLN y de su líder, en ese entonces autodenominado Subcomandante Marcos -eran los 90’s, el yo por el [email protected], ponía en el ojo del huracán internacional a nuestro país, como recalcando globalmente que eramos un país con una desigualdad social, económica, cultural y política capaces de encender la guerrilla.
No nos alejamos de lo que está sucediendo 20 años después tras las atrocidades de políticos y criminales. ¿Hemos avanzado como sociedad? ¿Cómo país? ¿Hemos tocado fondo? ¿Dónde está la responsabilidad del poder público? Aquel era el momento de los invisibilizados que nunca pasó. Ahora es el momento de los desaparecidos ¿pasará?
Lo que es un hecho es que la desigualdad con que se han sostenido y reproducido tanto invisibilizados como desaparecidos crece año con año. Entre los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), México es el que revela la mayor distancia entre las familias que menos ganan y las que más ganan, por arriba de Chile, Israel, Turquía y Estados Unidos. México es un país muy desigual en materia de ingresos. Si dividimos al 10% de las familias más ricas en 10 grupos de igual tamaño, es decir, si desglosamos al decil más alto y obtenemos centiles, tenemos que el 1% de las familias más ricas del país, poco más de 290 mil, tuvieron en 2010 un ingreso mensual de 101 mil 217 pesos, esto es, 47 veces más que el 10% más pobre. En pocas palabras, 10 por ciento de los más ricos del país tienen un ingreso 25 veces mayor que los más pobres; mientras, en Brasil esta proporción es de 50 veces y en Sudáfrica de 100 veces. Mientras no concentremos los esfuerzos en la reducción de la desigualdad, las razones para la protesta masiva seguirán aumentando.
“¿Seremos capaces de bailar por nuestra cuenta?” Grita Cosme a la raza. Gallo Gasss tuvo mucho valor al denunciar en su concierto que el caso de Ayotzinapa es un crimen de Estado. No cualquiera se atreve a pronunciarse en un escenario dando la cara con entereza. La exclusión parece ser el problema irresuelto con consecuencias cada vez más catastróficas. Y sí, Anónimo, como bien lo dijiste hace una semana, ¡hasta los satelucos somos mexicanos! No me hubieras dejado esa noche.
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