Por: Mr. Pico (@mrpico)
Hace meses que no escribo, así que si antes lo hacía pinche, quizá ahora esté peor. Sorry. Tengo meses queriendo escribir mis pendejadas, pero las cosas que nos suceden son más rápidas de lo que las he podido narrar y para cuando tengo una idea clara… hay una nueva historia que me emociona, gusta, encabrona o entristece y me distrae de lo anterior.
Así me quedé con ganas de criticar a Peña Nieto y a toda su perfecta campaña millonaria. Me quedé ansioso de narrar la previsible transformación amorosa-dolosa del Sr. López y me ardí de no comentar el tremendo timo que le propinó Felipe a Josefina… y así, podría seguir.
Hoy el #CasoCassez me vuelve a encender la mecha y no quiero que de repente Peña Nieto intente desglosar las siglas de CONACULTA o que MONEX merecidamente se convierta en un escándalo. No quiero que cambie otra vez el momentum y me la pelo una vez más.
Así pues:
Qué mamada el #CasoCassez, dicen, ¡qué mamada! ¡No es justo, qué mamada!
A mí lo que me parece una mamada es que la enorme molestia colectiva de los mexicanos haya llegado tan tarde y hasta ahora. ¡Eso sí es una mamada! Que hoy México entero esté “indignado” ante semejante injusticia! Eso, insisto, sí me parece una mamada.
El #CasoCassez no es más que otra desgraciada consecuencia de los actos en los que como sociedad hemos incurrido. Tolerantes ante abusos y siendo cómplices del pinchismo.
Los Presidentes, los Diputados, los Senadores… todos esos señores que podrían modificar los mediocres procesos, esquemas y sistemas del país, ¡TODOS ELLOS han sido elegidos por nosotros!
Entonces ¿quién es el pendejo? ¿El secuestrado? ¿El García Luna? ¿El Juez? ¿La Cassez? ¿El mayordomo con el candelabro en la biblioteca? ¿Los elegidos? ¿O los electores?
“Haiga sido como haiga sido”, los únicos que quedamos como los súper pendejos del planeta tierra, somos nosotros los mexicanos -con todo y nuestro sistema judicial de exportación- al haber dejado libre a una culpable, o al haberla tenido presa 7 siete años siendo inocente. “Inocencia” que -por cierto- en 7 años jamás pudo comprobar.
Pero no hay que indignarse. Nomás hay que entendernos.
Y es que a nosotros los mexicanos nos encanta -por ejemplo- comer en la calle sin lavarnos las manos y usando el pantalón de servilleta. Nos emociona encontrar un cuchitril pitero de mierda en donde vendan unas carnitas de reyes y así soplarnos 400 gramos de maciza con jardín y salsa, acompañados de un helado Boing de mango.
Ya luego cuando nos dé chorrillo nos quejaremos enérgicamente, condenaremos severamente, señalaremos y protestaremos indignados ante tan injusta diarrea.
¡Pero a tragar carnitas! A eso, nomás no le paramos. #DHP.
Estamos procesando tu membresía, por favor sé paciente, este proceso puede tomar hasta dos minutos.
No cierres esta ventana.
¡Agrega uno!