Por: Rafael Espinosa Aranda (@rafaespinosaa)
La competitividad económica es capacidad de un país o región de retener y crear inversión y talento, este concepto fundamental en la economía puede ser utilizado para fomentar el crecimiento económico de una región. La competitividad tiene muchísima importancia en el desarrollo de los países, pues entre más competitivo se logra ser, mejores inversiones se atraen y el PIB crece. De acuerdo al Banco Mundial, “la competitividad es uno de los aspectos que deben tener las regiones y ciudades para promover el bienestar de sus residentes, ya que refiere la competitividad a la presencia de bases sostenibles para el crecimiento del empleo, de los ingresos y la inversión y el comercio en respuesta a las oportunidades del mercado”.
Se ha demostrado que la competitividad tiene tres resultados fundamentales; el primero una mejora en la producción de bienes y servicios de mayor calidad, y a un precio más justo. La segunda, se fomenta la competencia y el comercio internacional con beneficios para todos los participantes, y la tercera, hay beneficios económicos para las personas que viven en la región competitiva. Estos tres aspectos y beneficios de la competitividad son fundamentales para el crecimiento económico pues están inmersos en el PIB. De esta manera se puede afirmar que países más competitivos tienden a ser países con mejores proyecciones económicas a futuro, y por lo general economías más fuertes.
Fuente: The World Bank. Consultado 1 y 2 de octubre de 2011, Global Competitiveness Report. Consultado el 16 de noviembre de 2011.
Se observa una relación importante entre la competitividad y la inversión. Recientemente la tasa de crecimiento de la inversión en México ha disminuido, esto gracias a la crisis mundial y al problema del narcotráfico y la delincuencia organizada, esto impide el crecimiento óptimo del PIB y por lo tanto se generan los problemas económicos ya mencionados.
Pero qué tenemos que hacer para mejorar la competitividad, primero fortalecer las instituciones, erradicar la corrupción, la burocracia, la dificultad para ser contratado o despedido y sobre todo la dificultad para empezar un negocio. En segundo lugar mejorar la infraestructura nacional, es decir, fomentar la inversión con carreteras, aeropuertos, vías de tren y redes de telecomunicaciones, de esta manera las empresas reducirán sus costos de manera significativa. En tercer lugar es indispensable mantener la estabilidad financiera con inflación baja, reducir tasa de desempleo y que los salarios aumenten más que la inflación. En último lugar, pero no menos importante, mejorar los sistemas de salud y educación, este tema es fundamental para los inversionistas, ya que en el largo plazo y con expectativas de crecimiento constantes las empresas necesitarán más gente y mejor preparada.
Nosotros como personas normales podemos hacer muchas cosas para mejorar la competitividad, posiblemente no lo veamos reflejado en dos o tres años, pero si le diéramos la posibilidad al gobierno de invertir (nosotros pagando impuestos, ellos usándolo bien) podríamos dejar de ser un país en vías de desarrollo y pasar a un país desarrollado.
Rafael Espinosa Aranda: [email protected]
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