Con una Secretaría de Seguridad disminuida, a Omar García Harfuch le toca impulsar el fortalecimiento de las corporaciones policiacas estatales y municipales del país y enfrentar la desconfianza de la izquierda mexicana.
Y es que el ‘superpolicía´ de Claudia Sheinbaum, virtual presidenta electa de México, que será el nuevo titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), llegará a una institución cuyo brazo operativo está bajo mando militar, como la Guardia Nacional que está bajo el control operativo de la Secretaría de la Defensa Nacional, y que próximamente, de aprobarse una reforma del presidente Andrés Manuel López Obrador, podría quedar también adscrita a la institución castrense.
También llegará al cargo en medio de fuertes críticas lanzadas desde la izquierda y su propio partido Morena por su relación con Genaro García Luna, exsecretario de Seguridad Pública Federal durante el sexenio de Felipe Calderón, mismo que es procesado en Estados Unidos por cargos de corrupción y narcotráfico, así como su presunta participación en la reunión donde se acordó la llamada “verdad histórica” del caso Ayotzinapa.
Si bien el exsecretario de Seguridad ciudadana capitalina cuenta con una amplia experiencia en seguridad pública y con todo el respaldo de Claudia Sheinbaum, que incluso lo impulsó para ser jefe de Gobierno de la Ciudad de México, deberá enfrentarse a estos retos que se suman a las problemáticas de inseguridad y violencia que azotan al país.
Una de las consecuencias de la militarización en este sexenio fue el abandono de las policías y Harfuch tendría que revivir el Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNCP) y la Conferencias Nacionales de Seguridad Pública, indican especialistas.
Así como trabajar con las y los gobernadores sobre la obligación que tienen no solo de presentar sus planes de desarrollo policial sino las evaluaciones anuales de progreso, documentar las buenas prácticas, arreglar las diferencias en el tema de reporte y estadística y mejorar la coordinación entre autoridades, entre otras obligaciones.
“Creo que Omar lo que tendrá que hacer es tener un trabajo de operación, de verdad serio, con los gobernadores para lograr el fortalecimiento de las corporaciones policiales estatales y municipales”, asegura Lisa Sánchez, directora general de la organización México Unido Contra la Delincuencia (MUCD), en entrevista con Animal Político.
Con este punto de vista empata Lilian ChapaKoloffon, especialista en sistema de justicia, que si bien explica que cada estado y municipio tiene su propia política de seguridad pública, considera que por medio del Secretariado Ejecutivo del SNSP se podrían establecer algunos lineamientos de nuevos modelos policiales para el país.
“Veremos qué tanto se involucra en ello, pero después de haber dirigido a la policía más grande del país, la de la Ciudad de México, yo creo que sí genera expectativa grande cuál será su posición en un contexto tan diferente, ahora Federal, pero con serios problemas de control territorial del crimen organizado en muchos lugares del país”, dice.
Por su parte el abogado César Gutiérrez Priego, especialista en derecho penal, militar y seguridad nacional, si bien no coincide con la lectura de que el secretario de seguridad va a recibir una institución disminuida, sí señala que entre los principales retos que tendrá Harfuch será que los resultados de los trabajos de inteligencia vayan enfocado no solo a detenciones.
“Me parece que el reto que él va a tener es ese: darle continuidad (a las investigaciones) y decir se detuvo a fulano de tal, pero pertenece a tal grupo criminal y de acuerdo a las investigaciones de campo y gabinete se pudo verificar que esta persona pertenece a este grupo, esta es la célula con la que trabaja, en tales lugares y entonces derivado de esa investigación que se pueda no solo hacer una detención de diferentes personas, sino que puede existir incluso órdenes de aprehensión derivados de esos trabajos de investigación, porque no es nada más llegar y pegarle a un grupo criminal a ciertos cabecillas, es desarticularlos y me parece que es el reto y por lo que él viene a trabajar a la Secretaría”, señala.
Sin embargo, ninguna de las problemáticas anteriores fueron fortuitas. El abandono de las policías del país tiene fecha de nacimiento: El 30 de junio de 2019, el presidente Andrés Manuel López Obrador fundó formalmente la Guardia Nacional, una corporación policial que nació con la intención de combatir la delincuencia y los altos índices de violencia que azotaban al país.
Para argumentar la creación de la Guardia Nacional, López Obrador aseguró en su iniciativa de proyecto que en el 2006 el entonces presidente Felipe Calderón inició una “estrategia fallida” en contra del crimen organizado, y la “corrupción e impunidad promovidas por los vínculos entre criminales y autoridades llevó a una elevada infiltración desde las policías estatales, municipales y la Policía Federal hasta los más altos niveles en las estructuras gubernamentales”.
Esta situación provocó que una de las primeras decisiones del presidente fuera la eliminación total de la Policía Federal. Todo se radicalizó cuando el mandatario federal promovió una reforma para pasar el control operativo y administrativo de la Guardia Nacional a la Sedena.
Si bien la decisión fue eliminada por la Suprema Corte, que declaró inconstitucional el traspaso de la Guardia Nacional a la Sedena en 2023, el presidente volvió a enviar una iniciativa similar el pasado 5 de febrero de 2024, por lo que este movimiento está contemplado para hacerse realidad en el mes de septiembre.
Fue precisamente en el 2008, durante el gobierno de Felipe Calderón, que Harfuch ingresó como jefe de departamento de la Coordinación de Inteligencia para la Prevención del Delito de la Policía Federal, bajo el mando del exsecretario de Seguridad Genaro García Luna.
Esta situación le ha provocado fuertes críticas por parte de integrantes del propio Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y la izquierda, por haber sido un funcionario cercano al expresidente Felipe Calderón y García Luna.
Por su parte, David Saucedo, especialista en seguridad pública, considera que entre los principales retos que deberá afrontar Harfuch al frente de la Secretaría de Seguridad también estará enfrentarse a una resistencia de la jerarquía militar para aceptar las directrices, las instrucciones de un civil, así como los compromisos que hay con Washington desde hace tiempo -que van desde el combate al fentanilo, la utilización de la Guardia Nacional como policía migratoria y las extradiciones de narcotraficantes de alto perfil-.
También acotar el desempeño de los propios cárteles, mismos que incluso le han valido ser víctima de un atentado por parte del crimen organizado.
“Lo que creo es que sí hay experiencias exitosas en su gestión al frente de la Secretaría de Seguridad Pública de la Ciudad de México que valdría la pena replicar. Este modelo de Policía Investigadora, el combate focalizado a los grupos de crimen organizado, los mayores generadores de violencia, esta mancuerna que hizo con la Fiscalía de la Ciudad de México y que en pocas ocasiones puede constatarse. Todo esto creo que sí podría replicarse en positivo, ojalá que Harfuch tenga esta capacidad de convencer a la jerarquía militar, a Washington, e imponer a los cárteles esta nueva dinámica de trabajo”, señala.