Yamandú Orsi, ganador de las elecciones presidenciales en Uruguay, se convirtió este domingo en el político que, bajo el ala del popular exmandatario José “Pepe” Mujica, regresó el poder a la izquierda en el país sudamericano.
Este profesor de historia de 57 años, que fue dos veces intendente de Canelones, el departamento más populoso del país después de Montevideo, venció a su rival de la coalición oficialista de centroderecha Álvaro Delgado.
Con la victoria de Orsi, el Frente Amplio regresará el próximo 1 de marzo al sillón presidencial que perdió en 2020 tras gobernar 15 años.
El izquierdista, presidente electo de Uruguay tras el balotaje del domingo, prometió convocar “una y otra vez” al diálogo nacional, en un discurso ante sus partidarios tras conocerse proyecciones de escrutinio que lo dan ganador.
“Voy a ser el presidente que convoque una y otra vez al diálogo nacional para encontrar las mejores soluciones, por supuesto con nuestro planteo, pero también escuchando muy bien lo que nos dicen los demás”, dijo el delfín del exmandatario José “Pepe” Mujica, luego de que su rival, el oficialista de centroderecha Álvaro Delgado, reconociera su derrota.
Hace mucho que Mujica, referente de la izquierda mundial y presidente de Uruguay de 2010 a 2015, vio que Orsi reunía las cualidades para convertirse en su heredero político y apostó fuerte a él.
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“Lo conozco hace 30 y pico de años, lo vi hacerse hombre, desde sus inicios”, recordó en el tramo final de la campaña el exguerrillero, al destacar las dotes de “negociador” de su delfín, a quien tildó de “mago” para lograr acuerdos.
Orsi tiene además una “ventaja”, según Mujica: comprende el país urbano y el país rural.
“Le tengo confianza, porque lo que hizo en Canelones fue maravilloso”, opinó sobre la gestión de Orsi al frente de ese departamento, que para Mujica es “un muestrario del país en chico” porque reúne “todos los problemas que tiene el Uruguay”.
Descendiente de españoles e italianos, educado en la escuela pública y comprometido con la igualdad social promovida por el Estado, Orsi encarna mucho del ADN uruguayo.
Francisco Vernazza, el experto en comunicación política encargado de la campaña que llevó a Mujica a la Presidencia, destacó el perfil de Orsi como “armador de equipos”.
“Tranquilo, abierto, con empatía con lo rural. Es la síntesis de la identidad del Frente Amplio, de esa cosa profundamente popular”, dijo Vernazza al diario El País antes del primera vuelta electoral del 27 de octubre.
Yamandú Ramón Antonio Orsi Martínez nació en una zona rural de Canelones el 13 de junio de 1967 en una casa sin luz eléctrica y se mudó a la capital departamental a los cinco años, cuando su padre se enfermó y no pudo seguir trabajando en el campo.
Suele decir que se crió en un hogar en el que “no sobraba nada” pero tampoco “faltaba nada”, que su hermana mayor le enseñó a leer, y que pasó su infancia jugando al fútbol.
En 1991 se graduó de profesor de historia y enseñó en liceos de pueblos y ciudades pequeñas hasta 2005, cuando inició su trayectoria en el gobierno de Canelones, primero como secretario general de la comuna durante una casi una década, y luego, desde 2015, como intendente por dos periodos.
Renunció para las internas partidarias de junio, que ganó con más del 60 % de los votos, superando ampliamente a la exintendenta de Montevideo Carolina Cosse, que tenía el apoyo de comunistas y socialistas y se convirtió en su compañera de fórmula.
Antes, fue objeto de lo que consideró una “maniobra política” para dañar su postulación, cuando una trabajadora sexual trans lo acusó de haberla agredido en 2014, una denuncia que resultó falsa y promovida por otra mujer trans, militante del gobernante Partido Nacional. Ambas cumplen condenas judiciales.
De joven, Orsi atendía el almacén de su familia y también fue monaguillo de la Iglesia católica y bailarín de folclore.
En su casa no se hablaba de política, pero la restauración democrática tras la dictadura cívico-militar (1973-1985) lo llevó a militar en la izquierda. En 1989 se sumó al Movimiento de Participación Popular fundado por Mujica, hoy principal sector del Frente Amplio.
Además de Mujica, Orsi tuvo como referentes a Lucía Topolansky, esposa del expresidente, exguerrillera y vicepresidenta de la República (2017-2020); y a Marcos Carámbula, su predecesor en la intendencia de Canelones y con quien trabajó mano a mano 10 años.
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“Yamandú es un hombre muy inteligente; aprende y escucha siempre, es muy cercano, tiene una gran sensibilidad”, opinó Carámbula. “Tiene todas las condiciones para ser un gran presidente”.
Orsi se casó dos veces, la última con Laura Alonsoperez. Con ella fue padre, a los 45 años, de los mellizos Victorio y Lucía.
Tras darse a conocer los resultados de las elecciones en Uruguay, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, felicitó a Yamandú Orsi y Carolina Cosse por sus triunfos a la presidencia y vicepresidencia, respectivamente.
En un mensaje publicado en X, la mandataria mexicana señaló que el Frente Amplio regresará a gobernar Uruguay porque el pueblo así lo decidió.
“El Frente Amplio regresa a gobernar por voluntad del pueblo uruguayo que una vez más demuestra su vocación democrática y progresista”, expresó.
Analizamos las respuestas de los países implicados y qué consecuencias podrían tener los aranceles.
El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, disparó las alarmas en México, Canadá y China al anunciar este lunes que el primer día de su segunda presidencia, previsto para el 20 de enero, impondrá nuevos aranceles a los productos de estos tres países.
Trump dijo que la medida será parte de su lucha contra la inmigración ilegal y el tráfico de drogas, dos de los pilares de la campaña que le llevó a ganar las elecciones del pasado 5 de noviembre.
Expertos creen que, de concretarse, la medida podría causar un drástico aumento de los precios de muchos bienes, mientras algunos sostienen que se trata de una mera estrategia de negociación del próximo líder de Washington.
El anuncio del próximo líder de la Casa Blanca ha generado preocupación en los gobiernos mexicano, canadiense y chino, que han respondido de diferentes maneras.
Analizamos las principales claves de la nueva amenaza arancelaria de Trump.
El presidente electo adelantó que, tan pronto asuma el cargo el próximo 20 de enero, gravará con un 25% las importaciones desde Canadá y México, e impondrá un arancel adicional del 10% a las procedentes de China, según una publicación en su cuenta de la red Truth Social.
Trump aseguró que será una de sus “muchas primeras órdenes ejecutivas” y la justificó como una medida de su lucha contra la inmigración ilegal y el tráfico de drogas a través de las “ridículas fronteras abiertas” de Estados Unidos.
“Miles de personas están cruzando por México y Canadá, trayendo crimen y drogas a niveles nunca antes vistos”, escribió.
Agregó que los nuevos aranceles permanecerán en vigor “hasta detener esta invasión de drogas, en particular el fentanilo, y todos los inmigrantes ilegales a nuestro país”.
“Tanto México como Canadá tienen el derecho absoluto y el poder para resolver fácilmente este problema que ha estado latente durante mucho tiempo. Por este medio exigimos que usen este poder (…) y hasta que lo hagan, es hora de que paguen un precio muy alto”, sentenció.
En cuanto a China, aseguró haber mantenido numerosas negociaciones con su gobierno sobre “las enormes cantidades de drogas, en particular fentanilo”, cuyos componentes llegan a Estados Unidos supuestamente desde el país asiático, “pero sin ningún resultado”.
“Hasta que detengan esto, estaremos cobrando a China un arancel adicional del 10%, agregado a cualquier otro arancel adicional, sobre todos sus muchos productos que entren en Estados Unidos”, especificó.
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, respondió a la amenaza de aranceles en una carta destinada a Trump que leyó en su conferencia de prensa matutina.
Sheinbaum insistió en que es imposible resolver el “fenómeno migratorio” o el consumo de drogas en Estados Unidos “con aranceles ni con intimidaciones”.
“Se requiere de cooperación y entendimiento económico recíproco a estos grandes desafíos. A un arancel, vendrá otro en respuesta y así hasta que pongamos en riesgo empresas comunes”.
También advirtió que esta medida perjudicaría a empresas binacionales como General Motors y Ford, afectando el empleo y la estabilidad económica de ambos países.
Defendió la importancia de respetar lo establecido en el T-MEC, firmado durante la primera presidencia de Trump (2017-2021) y en vigor desde 2020, y reiteró su intención de dialogar con el equipo del próximo mandatario para preservar la relación comercial.
También destacó que “la fortaleza económica de Norteamérica radica en mantener nuestra sociedad comercial” para “seguir siendo más competitivos frente a otros bloques económicos”.
Sheinbaum contestó a las acusaciones de Trump sobre la migración ilegal citando la reducción del 75% en encuentros diarios de migrantes en la frontera desde diciembre, según datos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP).
En cuanto a la “epidemia de fentanilo”, la consideró “un problema de consumo y de salud pública de la sociedad” estadounidense en la que México colabora “por razones humanitarias”.
Recordó que México ha confiscado toneladas de drogas y armas, y ha detenido a miles de personas relacionadas con el narcotráfico, y subrayó que los precursores químicos para las drogas sintéticas “entran de manera ilegal” desde Asia.
Finalmente, pidió que Trump también aborde “el tráfico ilegal de armas” desde Estados Unidos, país del que proviene “el 70% de las incautadas en México”.
El anuncio del presidente electo estadounidense también generó preocupación en Canadá y China, cuyos gobiernos advirtieron de graves consecuencias económicas.
El gobierno canadiense subrayó la importancia de resolver las tensiones a través de negociaciones.
Su primer ministro, Justin Trudeau, mantuvo una primera conversación telefónica con Trump sobre comercio y seguridad fronteriza, y ambos acordaron proseguir los contactos.
Un portavoz de Trudeau señaló que “la economía de Canadá y la de Estados Unidos están profundamente integradas, y estas medidas perjudicarían a ambas naciones”.
Canadá es el principal socio comercial de Estados Unidos, con un intercambio de bienes y servicios que supera los US$700.000 millones al año e implica a industrias clave, como la automotriz y la de productos agrícolas.
Por su parte, el gobierno chino alegó que “nadie ganará en una guerra comercial o arancelaria”, según dijo Liu Pengyu, portavoz de la embajada de China en Washington, en declaraciones a la BBC.
“China cree que la cooperación económica y comercial entre China y Estados Unidos es mutuamente beneficiosa por naturaleza”, señaló.
Sin embargo, esta cooperación ha sido difícil de alcanzar en los últimos años: el 66,4% de las importaciones de productos chinos en EE.UU. y el 58,3% de las importaciones chinas de productos estadounidenses están sujetas a aranceles.
Sobre los componentes fabricados en China que se usan para fabricar narcóticos en Estados Unidos, Liu apuntó que la cooperación antidrogas “es uno de los entendimientos comunes importantes alcanzados entre el presidente Xi Jinping y el presidente Joe Biden durante su reunión en San Francisco en 2023”.
Aseguró que Pekín “ha notificado a Estados Unidos los avances logrados en las operaciones de aplicación de la ley relacionadas con los narcóticos”, “ha respondido a las solicitudes de Estados Unidos para verificar pistas sobre ciertos casos y ha tomado medidas”.
“Todo esto demuestra que la idea de que China permite conscientemente el flujo de precursores de fentanilo hacia Estados Unidos es completamente contraria a los hechos y la realidad”, afirmó.
Canadá, México y China son, en este orden, los principales socios comerciales de Estados Unidos.
En 2023, el valor conjunto de las importaciones estadounidenses de bienes y servicios procedentes de estos tres países fueron de casi US$1,5 billones, según la Oficina de Análisis Económico de Washington.
En 2022, el último año para el que existe un desglose completo de los tipos de bienes y servicios adquiridos, la principal exportación de Canadá a Estados Unidos fue petróleo crudo por valor de US$117.000 millones.
Esto representó el 60% de las importaciones totales brutas de petróleo crudo de Estados Unidos.
Desde China, las importaciones de computadoras y equipos audiovisuales ascendieron a más de US$100.000 millones.
La principal importación de México también fueron equipos informáticos, por valor de casi US$37.000 millones.
En segundo lugar se situaron los vehículos, que México exportó a EE.UU. por valor de US$34.000 millones en 2022.
La propuesta de Donald Trump podría tener importantes repercusiones económicas y políticas, especialmente en Estados Unidos, donde expertos advierten sobre un posible aumento de la inflación, tensiones comerciales prolongadas y cuestionamientos sobre el cumplimiento del T-MEC.
De aplicarse, los aranceles podrían encarecer significativamente productos básicos como alimentos, automóviles y bienes electrónicos en Estados Unidos, lo que afectaría directamente a los consumidores, según economistas.
Esto podría presionar al alza los precios en un contexto de lucha contra la inflación y con ello obligar a la Reserva Federal a mantener las tasas de interés elevadas, encareciendo aún más el crédito para hogares y empresas.
Por otro lado, el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), vigente desde 2020, establece reglas claras para evitar la imposición unilateral de aranceles entre los socios comerciales.
El experto en política comercial Stephen Woolcock declaró a la BBC que las medidas propuestas por Trump “no están en línea con el acuerdo existente“.
Woolcock cree que la efectividad del T-MEC depende de la “confianza y cumplimiento por parte de las naciones involucradas”, y las medidas de Trump podrían erosionar esta base de cooperación.
En todo caso, algunos analistas creen que los aranceles podrían ser utilizados como una herramienta de presión para conseguir concesiones de los socios comerciales de Estados Unidos.
Según Randall Kroszner, exgobernador de la Reserva Federal, Trump probablemente emplea estas amenazas para lograr avances en temas sensibles como la inmigración y el tráfico de drogas.
Kroszner subraya que los aranceles tendrían un impacto menor en la economía estadounidense, donde las importaciones representan solo el 15 % del PIB, en comparación con México y Canadá, que dependen mucho más del comercio con Estados Unidos.
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