No sé si mis paisanos ya se habrán dado por enterados, pero su gobernador Javier Duarte los desprecia.
Un día sí y el otro también se las arregla para dar una prueba más de lo poco que le importa el bienestar de la ciudadanía del estado que dice gobernar.
Porque hasta ahora no ha dado muestras de respeto, solidaridad o siquiera empatía con lo que han vivido los veracruzanos en estos seis años casi eternos que ha durado su gestión. De su capacidad para gobernar mejor ni hablar.
Si le ha mentido descaradamente al auditor Superior de la Federación para intentar ocultar los faltantes en las cuentas públicas, y le ha regateado el dinero de su educación a los universitarios veracruzanos, por qué no habría de reírse de una pobre madre a la que le han desaparecido a la hija.
Ni bien los veracruzanos y el resto del país nos recuperábamos del impacto que nos produjo saber que cinco jóvenes habían sido desaparecidos por policías municipales en Tierra Blanca, cuando ya nos estaban echando en cara la desaparición de otros tres chicos ahora en Papantla, a manos de -adivine usted- policías municipales.
En los momentos más álgidos de extorsiones, balaceras, asesinatos, aparición de fosas comunes, desapariciones, y asedio contra la prensa, a Duarte le alcanzó para declarar que en Veracruz ya sólo se robaban “frutsis y pingüinos” de las tiendas. Si paga asesoría de imagen que regresen el dinero de los veracruzanos, que ahí no hay nada qué hacer.
Y por si le faltaba una rayita más al tigre, en estos días nos tiene conmocionados la denuncia pública de un padre por la omisión de las autoridades para investigar y resolver el caso de su hija menor de edad, violada por cuatro de sus compañeros de escuela, todos ellos mayores, en enero de 2015.
Un año de no hacer su trabajo, para que ahora el fiscal general Luis Ángel Bravo tenga cara para afirmar que la indagatoria se realiza “conforme a derecho” y que es “mentira” que no hayan procedido hasta ahora por el “influyentismo” de los padres de los acusados. No vaya a usted a creer eso, por favor. Es que la justicia toma su tiempo, no lo apresuren. Para lo que sí hubo prisa fue para afirmar que los videos en donde los acusados piden perdón a la niña por haberla violado, “no son una confesión” sino “sólo una disculpa”.
El gobernador también le entró al quite al responder a una carta promovida por María Elena Morera, de la organización Causa en Común, y algo dice sobre el estado de derecho, la fiscalía y los derechos humanos. Lo interesante de la respuesta es la parte donde le “recuerda” a Morera que “la JUSTICIA (así, con mayúsculas) debe ser establecida a partir de los hechos”.
Pues ya está. No es que el gobierno de Veracruz defienda la presunción de inocencia de los cuatro acusados, es que ha tenido un año para convencerse de que no hay delito qué perseguir. Qué importa que la ley castigue el que un adulto tenga sexo con un o una menor de edad (ya no digamos que [email protected] viole), de acuerdo con sus declaraciones, para Duarte y el fiscal no hay tal si los acusados dicen que la jovencita dio su consentimiento.
Ya tuvo que salir la víctima a decir públicamente lo sola, lo triste, lo expuesta, lo juzgada y lo señalada que se siente. A preguntarle a los victimarios qué sienten al saber que ella dice la verdad. A tener que afrontar la revictimización de la que es objeto por parte de las autoridades que deberían protegerla.
¿Hará algo bien Javier Duarte? Porque los resultados que presume son un chiste y su presunto respeto al estado de derecho, una burla. Y si alguna duda queda sólo hay que leer el argumento de los diputados del PRI y del Partido Verde para rechazar el juicio político contra el gobernador, que intentaba obligarlo a rendir cuentas sobre las finanzas públicas: no procede porque hay elecciones. Que tal que lo hacen quedar mal ante la ciudadanía.
No, señor gobernador. No le tocó bailar con la más fea, como alguna vez dijo. Los veracruzanos tuvieron la mala elección de seguir a un tipo que no respeta la tonada y no se sabe los pasos. Y así les va.
La alianza ganadora es la que se da con el pueblo, nuestra alianza no es un acostón pasajero, es un matrimonio con el pueblo veracruzano
— Javier Duarte (@Javier_Duarte) 13 de diciembre de 2015
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