El proceso electoral ha sido una temporada de muchas promesas y pocas ideas. En materia de seguridad, la falta de imaginación ha sido palmaria: como les comentaba el lunes, todos los candidatos parecen haber aceptado, implícita o explícitamente, los componentes básicos de la estrategia vigente. Pero, en el desierto intelectual, han surgido algunas ideas que ameritan una discusión a fondo.
Entre ellas, se cuenta la propuesta del candidato presidencial del PRI, Enrique Peña Nieto, de crear una llamada Gendarmería Nacional. Según se entiende, sería un cuerpo entre militar y policial, a la manera de la Gendarmería Nacional Argentina, integrado por 40,000 elementos de las fuerzas armadas y que tendría como propósito, auxiliar a las policías estatales y municipales en tareas de prevención y persecución del delito. Peña Nieto se ha referido a este asunto en al menos tres ocasiones (ver aquí, aquí y aquí), así que supongo que la idea va en serio.
Desgraciadamente, los anuncios no han estado acompañado de pormenores. Y, como en todo, el diablo está en los detalles. A mí, en lo particular, me surgen las siguientes dudas:
Estas preguntas no buscan en modo alguno demeritar la idea (de arranque, no es una mala propuesta). Buscan entenderla para mejor valorar sus ventajas y desventajas. Dado que se propone una cirugía institucional de gran calado en un tema de primera importancia, resultaría muy útil para los votantes saber con precisión a que atenerse. Al menos yo y mis cinco lectores lo agradeceríamos enormemente.
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