Durante varias décadas los discursos y argumentos para la defensa y reconocimiento de los derechos reproductivos se han construido bajo una narrativa cis heterosexual, clasista, racista y capacitista, conceptos usados para nombrar las grandes características que se han utilizado para generar relaciones de poder en la sociedad. Para ser más clara: cis es un prefijo que se usa para las personas que nos identificamos con el sexo y género que socialmente se nos asignó; por ejemplo, yo me identifico como mujer; el clasismo se refiere a la discriminación por clase social; el racismo a la discriminación por el tono de piel, y el capacitismo a la discriminación hacia las personas con discapacidad.
Entonces, parecía que cuando se hablaba de derechos reproductivos o aborto únicamente nos estábamos refiriendo a un tipo de mujer: cis, heterosexual, burguesa, blanca, capacitada e, incluso, casada. Esto respondió a muchos factores como las características de las mujeres que estaban realizando acciones para su reconocimiento, generar una presunta empatía en la sociedad y política para lograr su objetivo o la separación del movimiento LGBTIQ+ de esta lucha para centrarse en los derechos sexuales, lo que ha tenido efectos negativos en la apropiación y acceso a los derechos reproductivos de las lesbianas, bisexuales, personas trans y no binarias con capacidad reproductiva.
Lo anterior no significa que ellas, elles, ellos, nosotras no hayamos estado ahí luchando al lado de las demás: ahí hemos estado, pero frente a las narrativas hegemónicas nuestras exigencias han sido invisibilizadas, lo que repercute en que el Derecho y el Estado no nos tomen en cuenta a la hora de generar normas o políticas públicas.
El resurgimiento de la marea verde en América Latina en 2018, además de dar un punch de energía al movimiento también nos ha obligado a repensar y criticar cómo estamos hablando, luchando y defendiendo los derechos reproductivos para que sean una realidad para todas, todes y todos.
Lastimosamente, este proceso se ha dado a la par de la formación de feminismos tránsfobos y antitrabajadoras sexuales, que difunden la idea de que la categoría mujer y las mujeres estamos siendo borradas de la sociedad.
Para consolidar la democracia y el respeto y garantía de los derechos humanos es fundamental lograr el acceso a los derechos reproductivos para lesbianas, bisexuales, hombres trans, personas transmasculinas, personas no binarias y otras identidades con capacidad reproductiva. Esto nos impone la obligación de que, desde nuestros espacios, las exigencias al Estado consideren a todas las personas que puedan necesitar ejercer sus derechos.
Nombrar, visibilizar es uno de los actos más poderosos y disruptivos que se pueden hacer dentro de los sistemas de opresión en los que nos encontramos. Lo aprendimos en el feminismo con el rescate de las historias de las mujeres que por siglos fueron invisibilizadas de la historia, la política y la sociedad. Gracias a ellas, hoy la palabra hombre ya no es sinónimo de todas las personas e incluso se logró el objetivo: al menos en el plano legal internacional y en nuestro contexto legal mexicano, las mujeres somos reconocidas como personas y humanas.
Sabemos que el primer grupo de personas que ejercen y necesitan el acceso a estos derechos son las mujeres cis, pero no podemos omitir, invisibilizar y no hablar de las otras personas que no se identifican como tales y que también ejercen los derechos reproductivos. La denuncia de que existe un borrado de las mujeres es otro discurso opresor, pues se quiere perpetuar una experiencia única que discrimina y violenta a las demás personas al invisibilizarlas y, por tanto, obstaculizar sus derechos. Ya decía Monique Wittig, lesbiana feminista francesa, que “los discursos que particularmente nos oprimen a todas nosotras y a todos nosotros, lesbianas, mujeres y homosexuales, son aquellos que dan por sentado que lo que funda a una sociedad, cualquier sociedad, es la heterosexualidad”.
Mencionar a todas las personas sujetas de los derechos reproductivos no está borrando a las mujeres, está creando una nueva narrativa para defender nuestros derechos libres de discriminación y violencia, y así continuar caminando hacia una sociedad más justa para todas, todes y todos.
* Ninde MolRe (@NindeMolRe) es abogada de documentación y litigio de casos de @GIRE_mx.
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