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El Ejército espió con Pegasus a defensor de DH; el secretario Sandoval lo avaló en este sexenio
El Ejército espió con Pegasus a defensor de DH; el secretario Sandoval lo avaló en este sexenio
Andrea Paredes y Jesús Santamaría
14 minutos de lectura

El Ejército espió con Pegasus a defensor de DH; el secretario Sandoval lo avaló en este sexenio

En 2020, el Ejército usó el software Pegasus para espiar al defensor de derechos humanos Raymundo Ramos, quien acompañaba el caso de la ejecución extrajudicial de tres personas ocurrida ese año en Nuevo Laredo, Tamaulipas. El titular de la Sedena fue informado tanto del espionaje como de sus resultados, revela una investigación.
07 de marzo, 2023
Por: Nayeli Roldán
@nayaroldan 

Un informe del Centro Militar de Inteligencia (CMI), un área secreta de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), confirma que en 2020, ya en este sexenio, el Ejército espió al defensor de derechos humanos Raymundo Ramos con el sistema Pegasus.

El secretario de la Defensa, Luis Cresencio Sandoval, recibió la información derivada de ese espionaje, como consta en dicho informe elaborado en 2020 por su subalterno directo Homero Mendoza Ruiz, entonces director del Estado Mayor de la Defensa, y el subjefe de Inteligencia, Conrado Bruno Pérez. 

La Sedena utilizó la información obtenida con el espionaje para influir en la investigación que la Policía Ministerial Militar realizaba sobre la ejecución extrajudicial de tres jóvenes, presuntamente cometida por militares el 3 de julio de 2020 en Nuevo Laredo, Tamaulipas. 

Así se advierte en el reporte de inteligencia número 2001-1661, localizado entre los millones de archivos de la Sedena que fueron hackeados por el grupo Guacamaya en octubre pasado. 

Mientras, Citizen Lab, de la Universidad de Toronto, confirmó que la infección del teléfono de Ramos con Pegasus ocurrió en agosto de 2020, periodo que coincide con las publicaciones del diario El Universal que revelaron el asesinato de los jóvenes, desmintiendo la versión oficial de la Sedena respecto de que lo ocurrido en Tamaulipas había sido un enfrentamiento que dejó “12 agresores reducidos”.

A esto se suma que, en diciembre de 2022, Ramos recibió una notificación de la empresa Apple sobre ataques a su teléfono con la siguiente alerta: “Apple cree que estás siendo objetivo de atacantes patrocinados por el Estado que intentan comprometer tu equipo remotamente a través de tu cuenta de Apple”. 

Raymundo Ramos, presidente del Comité de Derechos Humanos de Nuevo Laredo, ha acompañado casos de violaciones a derechos humanos desde hace 20 años, sobre todo a raíz de la llamada “guerra contra el narco” emprendida por Felipe Calderón, cuando las Fuerzas Armadas comenzaron a hacer labores de seguridad pública que derivaron en el uso excesivo de la fuerza y ejecuciones. La más reciente situación ocurrió el 26 de febrero pasado, cuando siete jóvenes fueron atacados por militares y cinco de ellos murieron; Ramos también acompaña este caso.

El Ejército espía

El reporte del espionaje de 2020 fue elaborado por el Centro Militar de Inteligencia, una estructura secreta dentro del Ejército que —según documentos internos— obtiene información a través de “medios cerrados”, y tiene personal especializado e infraestructura tecnológica dedicada a “procesar y obtener información sensible sobre los temas que sean del interés del Alto Mando”, es decir, del secretario de la Defensa. 

FOTO: Especial

El CMI es, además, el “usuario final”, del servicio del “monitoreo remoto” contratado por la Sedena a la empresa Comercializadora Antsua, la única proveedora del software Pegasus en México, como se advierte en el oficio número SGE-3335 de la Sedena, donde se informa sobre las facturas de pago.  

La información sobre el CMI y el reporte de inteligencia revelados en esta investigación, realizada por la Red en Defensa de los Derechos Digitales (R3D), Artículo 19, SocialTic, Animal Político, Aristegui Noticias y Proceso, fueron obtenidos entre los millones de archivos de la Sedena hackeados por el grupo Guacamaya en octubre pasado. 

El reporte de inteligencia tiene como asunto: “Informar las actividades de Jesús Raymundo Ramos Vázquez, presidente del Comité de Derechos Humanos de Nuevo Laredo A. C. para desprestigiar a las Fuerzas Armadas con fines de lucro y en beneficio del Cártel del Noreste”. 

Aunque Ramos ha acompañado casos de víctimas de violaciones de derechos humanos y en ese momento asesoraba a las familias de los jóvenes asesinados en Nuevo Laredo en 2020, el Ejército intentaba criminalizarlo, pues en el reporte asentó que “Ramos Vázquez mantuvo una relación de amistad con Ana Isabel Treviño Morales, ‘La señora’, hermana de Miguel Ángel Treviño Morales, ‘Z-40’, y Óscar Omar Treviño Morales, ‘Z-42’”. 

En tanto, en la sección de “información”, los mandos reportaron el contenido de seis conversaciones por aplicación de mensajería y llamadas telefónicas que Ramos tuvo con tres periodistas entre julio y agosto de 2020, y en las que hablaron sobre la ejecución extrajudicial ocurrida días antes en Nuevo Laredo. 

El documento remata con el apartado “recomendación”, en la que sugiere que “este producto de inteligencia se proporcione con carácter de confidencial a la Policía Ministerial Militar para que sirva como elemento de juicio para su investigación, sin agregarse a la carpeta de investigación”, según se lee en reporte elaborado por el entonces jefe del Estado Mayor de la Defensa Nacional, Homero Mendoza Ruiz.

Se trata de la última pieza que confirma el espionaje en el sexenio de Andrés Manuel López Obrador perpetrado por el Ejército en contra de un defensor de derechos humanos, pese a que la Sedena no tiene facultad legal alguna para hacerlo. Esto significaría una intervención ilegal de las comunicaciones, prevista como delito en el Código Penal Federal

En octubre pasado, R3D, Artículo 19, SocialTic, Animal Político, Aristegui Noticias y Proceso revelaron que la Sedena compró el sistema para “monitoreo remoto” a la empresa Comercializadora Antsua, la única proveedora de Pegasus en México, en 2019.

También, que los teléfonos celulares del defensor de derechos humanos Raymundo Ramos, el periodista y escritor Ricardo Raphael y un periodista de Animal Político fueron infectados con el software Pegasus entre 2019 y 2021, como confirmó el análisis forense hecho por Citizen Lab. En los tres casos, las personas espiadas investigaban temas relacionados con violaciones a derechos humanos presuntamente cometidas por el Ejército.

Al conocer la información en octubre pasado, el presidente López Obrador negó que su gobierno espiara a civiles y, en cambio, aseguró que la Sedena realizaba actividades de inteligencia. 

Los medios participantes en esta investigación enviaron cuestionarios a la Presidencia y a la Sedena sobre las nuevas pruebas que confirman el espionaje, pero no hubo respuesta.

El secretario de la Defensa lo avaló 

El reporte de inteligencia fue elaborado por el CMI, de la Subjefatura de Inteligencia perteneciente al Estado Mayor de la Defensa y que se encuentra ubicado en el Campo Militar Número 1, en la Ciudad de México. 

El documento tiene el título “Para atención de la Superioridad”, lo cual significa que está dirigido a Luis Cresensio Sandoval pues, en la estructura jerárquica de la institución, el Estado Mayor depende directamente de él. 

El reporte, considerado como “secreto”, tiene la fecha de “agosto de 2020”, pero según los metadatos, el archivo fue creado el 2 de septiembre a las 6:55 de la tarde con el nombre “2 Sep. 2020-TJTA 2001-6861 Actividades Raymundo Ramos”. 

Esa fecha coincide con la reunión que el secretario de la Defensa encabezó ese mismo día, a las 8:00 de la noche, con el entonces jefe del Estado Mayor de la Defensa, Homero Mendoza Ruiz; el jefe de la Unidad de Asuntos Jurídicos, Miguel Carrasco Hernández, y el comandante de la Policía Militar, para tratar “el asunto: Nuevo Laredo, Tamaulipas”, según se asienta en la agenda del secretario encontrada en los archivos hackeados. 

Minutos después, a las 8:47 del mismo 2 de septiembre, el reporte de inteligencia fue enviado entre dos cuentas de la Subjefatura de Inteligencia del Estado Mayor, entonces a cargo del mayor Conrado Bruno Pérez, ahora comandante de la 45 Región Militar en Nogales, Sonora.

El CMI es un área desconocida públicamente e, incluso, no está integrada en la estructura burocrática de la Sedena en sus reglamentos internos. Pero documentos encontrados en los archivos hackeados confirman que se encarga de “administrar y operar la infraestructura tecnológica del Sistema de Inteligencia Militar para obtener y procesar información sensible sobre los temas que sean de interés del Alto Mando”.

Su misión, según se informa en una presentación de PowerPoint de mayo de 2021, es “aportar productos de inteligencia que se generan de la información obtenida en medios cerrados”, a la Subjefatura de Inteligencia Militar del Estado Mayor de la Defensa, es decir, la información no proviene de fuentes abiertas, como estadísticas o datos en poder de instituciones públicas, sino de intervenciones de comunicaciones privadas

Incluso, ubica como “amenazas” la “fuga de información” o que “se evidencie ante la opinión pública las actividades que se realizan en este Centro; e indiscreciones que pueda realizar el personal militar que participa en las operaciones”, como se asienta en el “Análisis FODA del CMI”, también obtenido en los correos hackeados. 

Supuestamente, el Ejército hace inteligencia para combatir al crimen organizado, pero está confirmado que espió al defensor de derechos humanos, Raymundo Ramos, aun cuando la institución no tiene ningún marco legal para hacerlo, pues ni la Ley de Seguridad Nacional ni la Ley Orgánica de la Sedena le permiten intervenir comunicaciones de civiles; por eso es que, aun cuando la dependencia lo solicitara ante un juez, este no podría otorgarlo. 

Incluso, no hay información oficial que confirmara un proceso legal para hacer tal seguimiento contra Ramos, pues la Sedena “no localizó” entre sus archivos ninguna solicitud de intervención de comunicaciones ante el Poder Judicial que hubiera realizado entre enero de 2018 y mayo de 2022, según respondió a la solicitud de información con folio 33002642001754. 

De acuerdo con el más reciente análisis forense hecho por Citizen Lab, del 4 de marzo de 2023, el teléfono de Ramos fue infectado con Pegasus entre el 16 y 18 de agosto y el 18 y 19 de agosto de 2020, periodo en el que El Universal hizo pública la presunta ejecución de tres jóvenes en Nuevo Laredo. 

Esto se suma al análisis hecho el año pasado, en el que había detectado la infección en tres fechas más: el 28 de agosto y el 2 y 3 de septiembre de 2020. 

En ese periodo, el periódico publicó información sobre las autopsias de tres civiles y un video que desmintieron la versión oficial de la Sedena sobre el enfrentamiento en el que hubo “12 agresores reducidos”, según informó en el comunicado de prensa 017/8ZM/2020. En realidad, tres de los jóvenes asesinados habían sido secuestrados y sus familias estaban siendo apoyadas por Ramos en el proceso de denuncia ante la fiscalía estatal y la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).

En el apartado titulado como “información”, se da cuenta del resultado del espionaje, con la información sobre seis comunicaciones telefónicas de Ramos con tres periodistas, cuyos nombres se reservan debido a que solicitaron que no sean publicados. 

“El 14 y 15 de julio, Ramos envió a una periodista una publicación de Twitter y un comunicado de prensa sobre la muerte de 3 civiles atribuida a militares, sin que la comunicadora le tomara importancia”, dice el documento.

“El 17 de agosto de 2020 envió a un periodista del periódico El Universal, un video sobre la agresión del 3 de julio de 2020, para su edición y posterior difusión, dejando pendiente la probable entrevista a Ramos Vázquez y publicación, para retomar otras 5 quejas que ha interpuesto en contra de las autoridades que no han sido atendidas y difundidas por los medios de comunicación”, dice el reporte de la Sedena.

En el siguiente punto, mencionan otra comunicación con una periodista del equipo de Denise Maerker de Televisa, del 18 de agosto de 2020, donde “reprochó la primicia al Universal y le pidió los testimonios de los familiares de las supuestas víctimas, indicando que dijeran que a su hijo lo habían secuestrado antes; Ramos Vázquez envió un video donde se aprecia la autopsia que se hace a los cuerpos de los sicarios reducidos” (sic).

Dicha comunicación ocurrió a través de una llamada telefónica, afirma Ramos, mientras que las restantes ocurrieron a través de aplicaciones de mensajería. 

La Sedena también reportó el mensaje entre Ramos y la periodista de Televisa, en el que le envía “imágenes de la denuncia interpuesta por Raúl Tercero, por la supuesta muerte de su hijo Damián Genovés Tercero” (sic). Esta comunicación fue realizada mediante la aplicación de mensajería Telegram, que aún pudo ser rastreada en el equipo telefónico y que Raymundo Ramos mostró para esta investigación.

En el último punto, se expone que el 26 de agosto de 2020 Ramos envió a un periodista y colaborador del diario español El País las declaraciones del personal militar que participó en los hechos del 3 de julio.

A la izquierda, el defensor de derechos humanos Raymundo Ramos.

Sedena compró Pegasus 

La Sedena contrató el servicio de “monitoreo remoto” en 2019 a la empresa Comercializadora Antsua, única compañía con autorización para vender Pegasus en México, como lo advierte el oficio SGE-3335 del 18 de enero de 2020, en el que el Estado Mayor da cuenta del pago del contrato DN-10SAIT-1075/P/2019 del 12 de abril de 2019. 

El oficio marcado como “secreto” está dirigido al secretario de la Defensa, por lo que el titular también fue informado de esta compra y, además, se advierte que el CMI es el “usuario final” del servicio, la misma área que —ahora se sabe— elaboró el reporte del espionaje contra Ramos. 

El software Pegasus, desarrollado por la empresa NSO Group, solo es vendido a gobiernos para investigar delitos graves e incluso terrorismo debido al poder de dicho sistema, capaz de obtener toda la información de un teléfono celular como mensajes, archivos, llamadas telefónicas; incluso, el micrófono y la cámara pueden ser activados. 

El sistema había sido adquirido en los sexenios de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto para intervenir los teléfonos de periodistas y defensores de derechos humanos, como quedó demostrado en las investigaciones periodísticas llamadas #GobiernoEspía. 

La investigación expuso la red de empresas a las que la Procuraduría General de la República, el Centro de Investigación y Seguridad Nacional y la Sedena compraron Pegasus durante el sexenio pasado. Se trata de Proyectos y Diseños VME, KBH Track y Air Cap. 

Incluso, Aristegui Noticias reveló las facturas de pago realizadas a dichas empresas, entre las que se encuentra el comprobante de 1 millón 113 mil dólares de la Sedena a la empresas Proyectos y Diseños VME por el servicio de “monitoreo remoto”, en 2016, el mismo servicio establecido en el contrato de 2019, ya en el sexenio de López Obrador. 

Mientras, en la investigación #EjércitoEspía, publicada en octubre pasado, se sumó otra prueba: la carta de directivos de NSO Group en la que informaron a la Sedena que a partir de enero de 2018 Air Cap dejaría de ser la empresa representante para la venta de Pegasus en México y en su lugar estaría Comercializadora Antsua. 

A dicha empresa la Sedena le pagó al menos 140 millones de pesos en 2019, de acuerdo con información oficial sobre el pago a proveedores localizado entre los correos hackeados a la dependencia. 

La ejecución extrajudicial 

El presidente López Obrador ha repetido que en su gobierno no habría ejecuciones extrajudiciales —“ya no hay el mátenlos en caliente”—, en referencia a hechos ocurridos en el sexenio de Peña Nieto, como la matanza ocurrida en Tlatlaya, Estado de México, cometida por miembros del Ejército.

Sin embargo, el 3 de julio de 2020, durante un enfrentamiento en la colonia Fraccionamiento Los Fresnos, de Nuevo Laredo, Tamaulipas, ocurrió una ejecución extrajudicial contra tres civiles, luego del enfrentamiento entre militares y personas con ropa de camuflaje, presuntamente integrantes del crimen organizado.

En el enfrentamiento murieron 12 personas, pero tres de ellas en realidad eran víctimas de secuestros pues se encontraban atadas de pies y manos y vestían ropa casual.

El periódico El Universal publicó el 14 de julio de 2020 que dos jóvenes eran civiles que presentaban un disparo en el tórax accionado de arriba hacia abajo y el tercero recibió un disparo en el cráneo a uno o tres metros de distancia.

El 24 de agosto, el mismo medio publicó el video en el que se observa que los militares fueron agredidos a tiros y su respuesta, pero una vez que el fuego cesó, cuando se acercaron a una de las tres camionetas que los atacaron, un militar gritó “¡Está vivo, está vivo!”, mientras otro respondió “¡Mátalo, mátalo, a la verga!”.

Durante la investigación del caso por parte de la CNDH, uno de los militares que participaron en el hecho reconoció que gritó “mátenlos a la verga, pero fue por el momento y la adrenalina que todos teníamos ya que habíamos sido víctimas de una agresión y seguían reportando por radio que se regresaron un chingo de camionetas…”, y agregó que no se percató de personas vestidas de civil, ya que la visibilidad era escasa. 

La intervención de la CNDH ocurrió luego de que familiares de las víctimas denunciaron el uso excesivo de la fuerza por parte del personal militar en una queja presentada ante el organismo el 9 de julio de 2020, proceso en el que estuvieron acompañados por el defensor Raymundo Ramos.

Por el caso, hubo nueve carpetas de investigación iniciadas por fiscalía estatal, FGR y Fiscalía Militar, además de un procedimiento administrativo de investigación iniciado por el OIC en la Sedena.

La Sedena tuvo acceso a la información de la carpeta de investigación iniciada en la delegación de la FGR en Nuevo Laredo, Tamaulipas, como consta en la tarjeta informativa número 14306 “Para atención de la Superioridad”, en la que informa el contenido de la declaración del tío de una de las víctimas, quien presentó un video almacenado en una memoria USB, para integrarlo a la investigación.

El reporte de la Sedena resumió así parte de la declaración del familiar de la víctima: “En el estacionamiento de la FGR se encontraba un vehículo de Sedena y como no tenía dinero para los trámites de la sepultura de su sobrino, se acercó a un soldado para solicitarle apoyo económico, quien le proporcionó un billete de $20 enrollado, en el cual en su interior contenía un dispositivo USB”.

El militar le habría dicho: “Este USB te va ayudar mucho. Te lo doy porque no estoy de acuerdo con lo que hicieron mis compañeros, solo vengo por 10 días de apoyo a esta ciudad, a nosotros nos cambian seguido”.

Por lo tanto, la ficha informativa realizada también por el CMI concluyó que “es muy probable que los familiares de las tres personas que vestían de civil y que presuntamente fallecieron en el evento, hayan proporcionado al periódico El Universal el video difundido, bajo el asesoramiento de Raymundo Vázquez Juárez, presidente del Comité de Derechos Humanos de Nuevo Laredo, Tamaulipas”.

El 3 de julio de 2020, la Fiscalía Militar inició la carpeta de investigación 6, a partir de la denuncia interpuesta por uno de los elementos en contra de quien resultara responsable, la cual fue remitida al Sector Central de la Fiscalía Militar para su determinación.

De ahí que el reporte de espionaje contra Raymundo Ramos refiere que la información sea tomada en cuenta, pero sin integrarla en dicha carpeta de investigación.

En tanto, las investigaciones de la CNDH con base en la necropsia a las víctimas determinaron que “el disparo de arma de fuego ocurrió a una distancia mayor del rango comprendido entre 70 a 90 centímetros”, y que los jóvenes no accionaron ningún arma.

El 13 de diciembre de 2021, la CNDH emitió la Recomendación 90/2021 en contra de la Sedena, en la que concluye que hubo un uso excesivo de la fuerza por parte de personal castrense. Sin embargo, hasta el momento ningún militar ha sido sancionado por esos hechos. 

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La “psicosis” en Francia por el auge de los asesinatos de menores a manos de bandas de narcotraficantes
9 minutos de lectura

El número de adolescentes involucrados en el tráfico de drogas se ha cuadruplicado en ocho años, según datos del gobierno.

12 de diciembre, 2025
Por: BBC News Mundo
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Advertencia: Este artículo contiene detalles explícitos de violencia.

Un grupo de niños vio el cuerpo de Adel camino a la escuela, justo cuando sus padres se dirigían a la comisaría para denunciar su desaparición.

Se reducía a una silueta grotesca y carbonizada, reclinada, con una rodilla en alto, como si estuviera tumbado, en una de las playas cercanas de Marsella.

Tenía 15 años cuando murió de una forma que aquí es habitual: un disparo en la cabeza, su delgado cuerpo rociado con gasolina y prendido fuego.

Alguien incluso filmó la escena en la playa, en la última de una escalofriante serie de asesinatos a tiros vinculados a la rápida evolución del narcotráfico en esta ciudad portuaria, cada vez más alimentado por las redes sociales y ahora marcado por actos de violencia aparentemente aleatorios y el creciente papel de los menores, a menudo obligados a participar en la venta de drogas.

Marsella, en estado de “psicosis”

“Ahora es un caos “, afirmó un pandillero escuálido, levantándose la camisa en un parque cercano para mostrarnos un torso marcado por las cicatrices de al menos cuatro balazos como resultado de un intento de asesinato por parte de una banda rival.

El Ministerio de Justicia francés estima que el número de adolescentes involucrados en tráfico de drogas se ha más que cuadruplicado en los últimos ocho años.

“He estado en una pandilla desde los 15 años. Pero todo ha cambiado ahora. Los códigos, las reglas… ya no hay reglas. Nadie respeta nada hoy en día. Los jefes empiezan… a usar a los jóvenes. Les pagan miserias. Y terminan matando a otros sin ningún motivo aparente. Reina la anarquía en toda la ciudad”, aseguró el hombre, ahora de veintipocos años, quien nos pidió que usáramos su apodo, El Inmortal.

El Inmortal, miembro de una pandilla de Marsella, muestra sus heridas de bala en un ataque de una pandilla rival.
BBC
El Inmortal, miembro de una pandilla de Marsella, muestra sus heridas de bala en un ataque de una pandilla rival.

Policías, abogados, políticos y organizadores comunitarios en Marsella hablan de una psicosis -un estado de trauma o pánico colectivo- que se apodera de partes de la ciudad, mientras debaten si contraatacar con una acción policial cada vez más contundente o con nuevos intentos para abordar la arraigada pobreza.

“Hay un ambiente de miedo. Es evidente que los narcotraficantes dominan y ganan terreno cada día”, declaró una abogada local, que pidió permanecer en el anonimato por temor a represalias contra ella o su familia.

“El Estado de derecho está ahora subordinado a las bandas. Hasta que no tengamos un Estado fuerte de nuevo, debemos tomar precauciones”, puntualizó, sobre su reciente decisión de dejar de representar a las víctimas de la violencia de las bandas.

“Ya no hay reglas”

Durante el verano, varias ciudades francesas impusieron toques de queda nocturnos a los adolescentes tras una oleada de violencia relacionada con el narcotráfico.

El presidente de Francia, Emmanuel Macron, mantuvo conversaciones el jueves para intentar responder a la crisis.

“Hay tanta competencia en el narcotráfico que la gente está dispuesta a todo”, aseveró el organizador comunitario Mohamed Benmeddour.

Y agregó: “Tenemos chicos de 13 o 14 años que vienen como vigías o traficantes. Los jóvenes ven cadáveres, oyen hablar de ellos, todos los días. Y ya no tienen miedo de matar ni de que los maten”.

El detonante de la actual psicosis en Marsella fue el asesinato, el mes pasado, de Mehdi Kessaci, un policía en prácticas de 20 años sin vínculos con el narcotráfico.

Se cree que su muerte pretendía ser una advertencia para su hermano, un destacado activista antipandillas de 22 años y aspirante a político llamado Amine Kessaci.

Bajo estrecha protección policial, Kessaci habló con la BBC sobre la muerte de Mehdi y la culpa que siente.

“¿Debería haber obligado a mi familia a irse de Marsella? La lucha de mi vida será esta lucha contra la culpa”, lamentó.

El activista antidrogas francés Amine Kessaci (centro) está de luto por su hermano Mehdi, asesinado en Marsella.
AFP via Getty Images
El activista antidrogas francés Amine Kessaci (centro) de luto por su hermano Mehdi, asesinado en Marsella.

Amine Kessaci saltó a la fama en Francia en 2020 tras el asesinato de su hermano mayor, un pandillero llamado Brahim.

“Llevamos años con esta psicosis. Sabíamos que nuestras vidas pendían de un solo hilo. Pero todo cambió desde el covid-19. Los agresores son cada vez más jóvenes. Las víctimas son cada vez más jóvenes”, afirmó.

“Mi hermano pequeño fue una víctima inocente. Hubo una época en que los verdaderos matones tenían un código moral. No se mata de día. No delante de todos. No se queman cadáveres. Primero se amenaza con un tiro en la pierna. Hoy en día, todas estas reglas han desaparecido”.

La acción policial

Ante los actuales niveles de violencia sin precedentes, la policía francesa está respondiendo con lo que denominan “bombardeos” de seguridad en zonas de alta criminalidad de Marsella.

Aunque una banda, la DZ Mafia, parece dominar el negocio, opera una especie de sistema de franquicias con una red fragmentada de pequeños distribuidores, a menudo compuestos por adolescentes e inmigrantes indocumentados, que se enfrentan violentamente por territorio.

Según una estimación, hasta 20.000 personas podrían estar involucradas en el negocio de la droga en la ciudad.

El año pasado, las autoridades confiscaron a las bandas 42 millones de euros (unos US$49 millones) en bienes de origen delictivo.

Videos compartidos en redes sociales muestran habitualmente a miembros de las pandillas armados con rifles automáticos disparándose entre sí en las diversas cités de Marsella: barrios pobres caracterizados por edificios de gran altura y una gran concentración de viviendas sociales.

Policías en Marsella
Getty Images
La policía se enfrenta a delincuentes armados en los barrios más conflictivos de Marsella.

En una fría tarde de la semana pasada acompañamos a un grupo de policías antidisturbios armados en una de sus misiones habituales de “bombardeo”.

Los agentes se dirigieron a toda velocidad a un bloque de pisos en ruinas en sus furgonetas, mientras un joven pandillero que vigilaba la entrada huía a pie. Divididos en dos grupos, los policías corrieron por ambos lados del edificio intentando atrapar a los traficantes en las escaleras.

“El objetivo es desmantelar los puntos de venta de droga. Hemos clausurado más de 40… y hemos encerrado a mucha gente”, explicó Sébastien Lautard, jefe de la policía regional.

“Denle la vuelta”, ordenó un agente bruscamente, mientras su equipo acorralaba a un joven de 18 años contra una puerta.

En un sucio sótano cercano, la policía encontró docenas de viales y pequeñas bolsas de plástico utilizadas para distribuir cocaína.

Más tarde, un policía explicó que el joven detenido pedía ser arrestado, alegando que había llegado a Marsella desde otra ciudad y que ahora estaba retenido contra su voluntad y obligado a trabajar para una banda de narcotraficantes.

Los agentes se lo llevaron en una furgoneta.

Reclutamiento infantil

“Esto no es El Dorado. Tenemos muchos jóvenes reclutados en redes sociales. Vienen a Marsella pensando que ganarán dinero fácil. Les prometen 200 euros (US$233) al día. Pero a menudo terminan en miseria, violencia y, a veces, la muerte”, declaró el fiscal jefe de la ciudad, Nicolas Bessone.

En su oficina, cerca del antiguo puerto de la ciudad, Bessone describió una industria que alcanza un estimado de 7.000 millones de euros a nivel nacional (unos US$8.200 millones) y se caracteriza por dos novedades: un creciente énfasis en el reclutamiento, la venta y la entrega a domicilio en línea; y un número cada vez mayor de adolescentes obligados a participar en el negocio.

Menores en una escuela de Marsella
Getty Images
Los menores son objeto de reclutamiento para las bandas de Marsella.

“Ahora vemos cómo los traficantes esclavizan a estos pequeños soldados. Crean deudas ficticias para que trabajen gratis. Los torturan si roban 20 euros para comprar un sándwich. Es ultraviolencia. La edad promedio de los agresores y las víctimas es cada vez menor”, afirmó Bessone.

Instó a la población local a no sucumbir a la psicosis, sino a “reaccionar, a rebelarse”.

La abogada, que nos pidió que ocultáramos su identidad, describió un caso que ella había llevado.

“Un joven, que se negaba rotundamente a formar parte de una red, fue recogido después de la escuela, obligado a participar en el tráfico de drogas, violado, amenazado y su familia también fue amenazada. Se utilizan todos los medios para crear una fuerza laboral”, declaró.

En TikTok decenas de vídeos con música anuncian la venta de drogas en las cités de Marsella “de 10:00 a medianoche”, cada producto con su propio emoji: cocaína, hachís y marihuana.

Otros anuncios buscan reclutar nuevos miembros de bandas con mensajes como “se busca trabajador”, “250€ para vigilantes”, “500€ para transportar drogas”.

¿Soluciones?

Para algunos políticos locales, la solución a los problemas de Marsella es el estado de emergencia y normas de inmigración mucho más estrictas.

“Hay que restaurar la autoridad. Necesitamos acabar con la cultura de la permisividad en nuestro país. Necesitamos dar más libertad y más poder a la policía y al poder judicial”, sentencia Franck Alissio, diputado local del partido populista de extrema derecha Agrupación Nacional (RN, por sus siglas en francés) y posible candidato a la alcaldía.

Policía haciendo un registro
Getty Images
Muchas voces en la política y la sociedad francesas piden más mano dura para combatir el problema.

Aunque la antigua ciudad mediterránea de Marsella ha sido conocida durante siglos por su numerosa comunidad inmigrante, Alissio argumenta que “hoy en día, el problema es que ya no somos capaces de integrarnos económicamente ni asimilarnos. Hay demasiada inmigración. El problema es la cantidad (de inmigrantes). Y, de hecho, los narcotraficantes, los traficantes, los vigilantes, los líderes de estas mafias, son casi todos inmigrantes o extranjeros con doble nacionalidad”.

Es una afirmación controvertida y difícil de verificar en un país que se esfuerza por evitar incluir ese tipo de detalles en las cifras oficiales.

Alissio sostiene que los sucesivos gobiernos invirtieron miles de millones de euros en los barrios más pobres de Marsella sin ningún resultado. Culpa a los padres y a las escuelas por permitir que los niños se involucren en el narcotráfico, pero añade que su objetivo era “resolver el problema, no hacer sociología”.

Los partidos de extrema derecha han gozado durante mucho tiempo de un fuerte apoyo en el sur de Francia, pero no tanto en la diversa ciudad de Marsella. Críticos de RN, como la abogada cuya identidad hemos ocultado, acusaron al partido de “explotar la miseria y el miedo” y de culpar erróneamente a los inmigrantes de una “gangrena” generalizada en todas las comunidades de Francia.

Philippe Pujol, escritor local y experto en el narcotráfico en Marsella, también recibió protección policial tras el asesinato de Mehdi Kessaci el mes pasado.

“No estoy seguro de que haya una buena razón para este terror. Pero… el terror se está extendiendo. Prefiero tener miedo y ser precavido que correr riesgos innecesarios”, declaró.

Pero refutó las peticiones de una acción policial más contundente, argumentando que solo aliviaba los síntomas de una sociedad en crisis, en lugar de abordar las causas del problema.

Al describir la pobreza arraigada como un “monstruo”, Pujol pintó una imagen de una sociedad radicalizada por décadas de abandono.

“El monstruo es una mezcla de clientelismo, corrupción y decisiones políticas y económicas tomadas en contra del interés público”, opinó Pujol.

“Estos chicos pueden ser unos imbéciles cuando están en grupo, pero cuando estás a solas con ellos, siguen siendo niños, con sueños, que no quieren esta violencia”, aseguró.

BBC

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