Objetivo 3. Convertir al sector de hidrocarburos en una palanca de desarrollo industrial y tecnológico
La discusión del sector energético no sólo debe acotarse en cómo hacer para que el país produzca más energía, sino en cómo lograr que esa energía satisfaga las necesidades de las empresas y los hogares del país. Como explicamos en nuestra entrada anterior, la energía es un factor de producción y en ese sentido uno de los objetivos que deberá perseguir la reforma energética es lograr seguridad energética y fortalecer la competitividad del país.
Desde esa manera de entender al sector energético surge otra pregunta ¿Cómo logramos dinamizar al sector para que sea productivo y al mismo tiempo incida en el desarrollo económico del país? La reforma que viene tiene la oportunidad de dar respuesta a este planteamiento. Si imaginamos un sector que trascienda la cuestión de quién produce y en cambio permita a distintas empresas competir para desarrollar el potencial del país, es posible pensar que México logrará atraer conocimiento y tecnología a los que hoy no tiene acceso.
Conocimiento y tecnología: elementos claves de cambio
El bien más preciado y escaso de la industria petrolera es el talento humano. Lo que hoy sucede en EUA es un ejemplo muy ilustrativo. La técnica conocida como fracking o fisuramiento hidráulico está cambiado la manera de producir gas y petróleo de lutitas (shale gas y shale oil), pero ha incidido también en la re-industrialización de nuestro vecino del norte. Este auge energético ha generado 600 mil empleos y 77 mil millones de dólares en valor agregado.
México tiene el potencial para desarrollar una cadena de valor de clase mundial en este sector. En buena medida, y a pesar de ser mercados completamente diferentes, el modelo a seguir es la industria automotriz mexicana basada en la integración de las cadenas productivas en conglomerados (clusters) regionales. Esta industria es un caso de éxito ya que de 2006 a 2011 las exportaciones mexicanas de automóviles crecieron 45%, al pasar de 44 mil a 64 mil millones de dólares. En ese lapso, el sector automotriz mexicano sólo fue superado en crecimiento por los de India y China, considerando solamente los 10 mayores países productores. El sector automotriz mexicano es un imán de inversión global, de 2010 a 2012 atrajo nuevas inversiones por 11 mil millones de dólares.
¿Por qué no aspirar a que nuestro sector energético sea igual de dinámico que el sector automotriz? Para ello necesitamos innovación, tecnología de punta y capital humano especializado. Sin embargo nuestro panorama se muestra complicado. Mientras que en 2011 la empresa Schlumberger desarrolló 540 patentes, en México el Instituto Mexicano del Petróleo registró 22 patentes. La apertura del sector podría motivar a la innovación y al desarrollo en la industria de los hidrocarburos.
En el caso del capital humano especializado el panorama se muestra igual de desalentador. En la próxima década se jubilarán 50 mil técnicos que dan vida a la industria petrolera nacional y no existen las condiciones para cubrir esas vacantes. Hacia el final del sexenio de Enrique Peña Nieto se habrá pensionado el 20% de las personas que integran la plantilla actual de Pemex (Reforma, 27-VIII-2012). Anualmente, el IPN y la UNAM producen unos 200 ingenieros petroleros.
Propuestas
El desarrollo de las cadenas productivas podría impulsar la competitividad y el desarrollo económico de México, aún si se agotaran las reservas de petróleo. Si desarrollamos proveedores de clase mundial, éstos podrán salir a competir y producir en todo el mundo, generando riqueza y empleo en beneficio de todo el país.
El efecto multiplicador que podría tener el desarrollo de las cadenas productivas de hidrocarburos sobre el resto de la economía sería considerable. Este proceso daría impulso a la generación de inversión, empleo y riqueza, el desarrollo de infraestructura y tecnología relevante para otras ramas económicas, la inversión en investigación y desarrollo, y el surgimiento de empresas nacionales especializadas capaces de competir en todo el mundo.
Las propuestas concretas del IMCO al respecto son:
1. Desarrollo de tecnología de punta
• Diseñar cláusulas de contenido nacional para los planes de desarrollo sometidos a consideración de la CNH. Con esto se darían los incentivos para que se desarrolle tecnología de punta, que hoy es inexistente en el sector petrolero. Para evitar ineficiencias, las cláusulas deben ser graduales y progresivas, reconociendo la curva de aprendizaje de las actividades estratégicas.
• La CNH deberá definir las actividades estratégicas y verificar que las empresas cumplan con las cláusulas establecidas en los planes de desarrollo.
2. Estrategia de desarrollo de capital humano
Una consecuencia de la apertura del sector de hidrocarburos es que la demanda de recursos humanos calificados se incrementaría de forma importante. Por ello, el Estado debe diseñar una política educativa que fomente e incentive la formación de talento en áreas asociadas con el sector de hidrocarburos. Esta estrategia debe ser doble:
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