Desde que inició esta administración hemos sido testigos de los frecuentes ataques de los que han sido objeto los productores privados de energía. Memorandos, acuerdos e incluso la captura política del órgano regulador del sector (la Comisión Reguladora de Energía –CRE–) han sido hasta ahora artilugios mediante los cuales el Ejecutivo federal ha buscado eliminar de facto la participación del sector privado en la generación de energía eléctrica sin tener que recurrir a cambios en la legislación secundaria.
Ahora, sin embargo, el ataque a los productores privados es distinto. Es, en todo el sentido de la palabra, un intento de contrarreforma, pues pasa del ámbito administrativo al legal, al obligar a la Cámara de Diputados a votar antes del 28 de febrero una iniciativa preferente que modifica la Ley de la Industria Eléctrica que fue aprobada en 2014 en el marco de la reforma energética.
En esta iniciativa, en cuya exposición de motivos sobran los calificativos y faltan los datos duros, es posible identificar cuatro cambios que, en contra del propósito original de la reforma energética (energía más barata y limpia para las familias y empresas) y en aras de “fortalecer” a la Comisión Federal de Electricidad (CFE), tendrán consecuencias negativas para todos los mexicanos, algunas de las cuales van más allá de mayores costos de nuestros recibos de luz:
Así pues, esta iniciativa conlleva distintos costos que, de una u otra manera, pagaremos todos los mexicanos.
Los consumidores residenciales y agrícolas experimentaremos un incremento en nuestros recibos de luz, o, en caso de que la Secretaría de Hacienda aumente el subsidio a las tarifas de electricidad, dicho costo será trasladado al Gobierno federal, lo que también nos afectará, aunque de forma indirecta, al distraer recursos públicos de áreas prioritarias (p. ej. salud o seguridad).
Las empresas, que no son beneficiarias de un subsidio de esta naturaleza, también enfrentarán mayores costos de energía, lo cual reducirá su competitividad. Además, el deterioro del clima de inversiones en el país derivado de una violación a los contratos de autoabasto de las empresas que utilizan esta figura afectará las inversiones nacionales y extranjeras, en detrimento de la economía nacional.
Finalmente, todos afrontaremos las consecuencias medioambientales de una iniciativa que fomenta el uso de combustibles fósiles en la generación de energía.
¿Valorarán los diputados los múltiples costos de una (contra) reforma de esta naturaleza? Eso lo sabremos en menos de 24 días.
* Diego Díaz Pérez (@Diego_DiazP) es Investigador del @IMCOmx.
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Para más información consulta el análisis que el IMCO realizó sobre la Iniciativa que reforma a la Ley de la Industria Eléctrica aquí.
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