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En 6 años persiste la crisis en las cárceles; la prisión preventiva agrava el hacinamiento
En 6 años persiste la crisis en las cárceles; la prisión preventiva agrava el hacinamiento
Cuartoscuro
5 minutos de lectura

En 6 años persiste la crisis en las cárceles; la prisión preventiva agrava el hacinamiento

La CNDH vuelve a advertir sobre la existencia de problemas reincidentes en las cárceles, mismos que también fueron denunciados en años previos por instancias internacionales como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
27 de abril, 2022
Por: Manu Ureste
@ManuVPC 

A pesar de que desde al menos 2016 se han emitido recomendaciones generales y se han publicado numerosos informes por violaciones graves a derechos humanos, la situación en las cárceles mexicanas continúa siendo igual de grave en la actualidad que hace seis años, pues persisten problemas como la existencia de autogobierno, extorsiones, hacinamiento, mala calidad de los alimentos, y falta de higiene. 

Además, a estos problemas añejos hay que sumarle que, en la actualidad, se está produciendo un uso “excesivo” de la prisión preventiva oficiosa, misma que, “lejos de lograr una disminución en los altos índices de violencia, solo genera la sobrepoblación de las cárceles mexicanas”. 

Estas son algunas de las conclusiones que se exponen en el informe Diagnóstico Nacional de Supervisión Penitenciaria 2021 que publica este 27 de abril la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), en el que se hace un análisis detallado de las condiciones de infraestructura, del personal que trabaja, y de los reos que habitan en más de 200 penales estatales. 

En este informe, la CNDH vuelve a advertir sobre la existencia de problemas reincidentes en las cárceles, mismos que también fueron denunciados en años previos por instancias internacionales como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. 

Entre esos problemas reincidentes están, por ejemplo, que los reos “no acceden a una alimentación suficiente, nutritiva y adecuada”, que los alimentos a los que sí acceden están descompuestos, obligando a la población presa “a lapsos considerables de ayuno”, y que persiste la falta de jornadas de prevención de enfermedades, así como la falta de atención médica y psicológica adecuada. 

Otros problemas habituales que no se han resuelto son que la mayoría de cárceles no cuentan con ventilación, luz, ni agua potable suficiente; que no se provee a la población de productos de higiene personal suficiente; que se extorsiona a la población penitenciaria a cambio de acceder a insumos básicos provenientes del exterior; y que, por el contrario, unos pocos reos sí reciben privilegios, producto de la situación de autogobierno que impera en las cárceles estatales. 

Además, los espacios e insumos materiales destinados a las visitas íntimas “están en pésimas condiciones de higiene, privacidad y con fauna nociva”, mientras que en otros casos la falta de espacios hace que las visitas tengan que sentarse en el suelo, o convivan en la cocina, o se recarguen en lavaderos y piletas.

“Lo anterior es solo un bosquejo de las condiciones en las que la CNDH ha constatado que viven las personas privadas de la libertad en ciertos sistemas penitenciarios estatales de nuestro país, lo cual se traduce en una deshumanización del propio sistema”, denunció la Comisión en su informe, en el que también lamentó que se “invisibilicen” las necesidades básicas de las personas presas, “vulnerando claramente su dignidad humana”. Una situación, criticó la Comisión, “que a todas luces no ha sido un tema primordial en la agenda pública”. 

Las irregularidades más recurrentes

En total, la CNDH documentó 20 irregularidades que son las que más se repiten en los 233 centros de reclusión que visitó durante 2021. 

La más recurrente es una “inadecuada clasificación de las personas privadas de la libertad”; esta situación fue documentada en 210 penales estatales, es decir en el 90%. 

La segunda es la “deficiente separación entre procesados y sentenciados”, que se repitió en el 88% de los penales. 

La tercera es la “insuficiencia de vías para la remisión de quejas de probables violaciones a los derechos humanos”, misma que se produjo en el 87% de los casos. 

La cuarta, “la insuficiencia de personal de seguridad y custodia”, situación que la CNDH documentó en el 83% de las cárceles. 

Y la quinta, “deficientes condiciones materiales e higiene de instalaciones para alojar a las personas privadas de la libertad”; situación que se repitió en el 77% de los centros. 

Otra irregularidad es que en al menos 121 cárceles, es decir, en el 52% de las visitadas, existe sobrepoblación, mientras que en otras 114, el 48.9%, hay hacinamiento. 

En 113 centros (48.5%) también hay “deficiencia en la atención a personas adultas mayores”, y en 109 hay “insuficiencia de programas para la prevención y atención de incidentes violentos”. 

En cuanto a los centros penitenciarios estatales donde son las personas presas quienes realizan labores que debería hacer la autoridad, como brindar seguridad a toda la población presa, la CNDH documentó que esta situación de autogobierno permanece en al menos 44 de los 233 centros que visitaron, o sea, casi en 2 de cada 10. 

Algunos de esos centros donde existe el autogobierno son el Reclusorio Preventivo Varonil Norte y el Varonil Oriente de la Ciudad de México; el Centro Regional de Reinserción Social de Tlapa de Comonfort, en Guerrero; o el Centro de Readaptación Social de Zumpango, en el Estado de México. 

En este apartado llama la atención que los estados de Hidalgo y de Sonora, con 7 penales autogobernados por los presos, respectivamente, son las dos entidades que acumulan más cárceles en esta situación. 

Las mejores y peores cárceles en 2021

De hecho, varias de las cárceles con existencia de autogobierno están también entre las peores calificaciones por la CNDH, que analizó en sus visitas varios factores como las condiciones de gobernabilidad, estancia digna, o el grado de reinserción social. 

La cárcel peor calificada en 2021, con una puntuación de apenas 1.85 sobre 10, fue el Centro de Reinserción Social de Atotonilco El Grande, en Hidalgo. 

En esta cárcel, la Comisión documentó deficiencias en los servicios de salud, falta de prevención de violaciones a derechos humanos, sobrepoblación, deficiencias en la alimentación, falta de capacitación del personal penitenciario, falta de reglamentos, manuales y lineamientos de actuación, inexistencia de actividades deportivas y educativas, entre otras irregularidades.

Otras cárceles por las que la CNDH mostró una especial preocupación, puesto que obtuvieron una puntuación por debajo del 4, fueron las de Tizayuca, Zacualtipán, Huichapan y Jacala, también en Hidalgo; la de Tenosique, Cunduacán, Tacotalpa y Macuspana, en Tabasco; Ometepec y Tlapa de Comonfort, en Guerrero; y la cárcel distrital de Loreto, en Zacatecas. 

Por el contrario, la cárcel mejor calificada en 2021 fue la Femenil Morelos, con 8.52 puntos; le siguen, la Número 8 de Sinaloa, con 8.1; el Centro de Prevención Social Guanajuato, con 8.08; y el Cefereso número 4 de Nayarit, con 8.0. 

En la Femenil de Morelos, la CNDH destacó que hay una buena atención de las personas privadas de la libertad en condiciones de aislamiento, una buena distribución de las personas privadas de la libertad; y un correcto número de personas privadas de la libertad en relación con la capacidad del centro. 

También destacó la prevención de violaciones a derechos humanos y la supervisión del funcionamiento del centro por parte del titular. 

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Imagen BBC
Tuvalu, el pequeño país del Pacífico que se está recreando en el metaverso ante el miedo de desaparecer por el cambio climático
11 minutos de lectura

Creando un “gemelo virtual”, esta nación espera preservar su condición de Estado soberano, su cultura y los derechos de sus 11.000 ciudadanos.

27 de noviembre, 2024
Por: BBC News Mundo
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Ante la posible desaparición de su territorio debido al cambio climático, Tuvalu decidió crear un país gemelo virtual. La pequeña nación insular en el Pacífico está recreando digitalmente desde sus casas hasta sus árboles, mientras se esfuerza por salvar lo que pueda.

Tuvalu, un pequeño país en el Océano Pacífico formado por nueve islas de coral, enfrenta un futuro en el que tal vez ya no sea habitable.

El aumento del nivel del mar causado por el cambio climático está devorando sus costas.

Ante semejante amenaza existencial, ¿qué haces? ¿Construir diques? ¿Intentar recuperar algo de tierra del mar? ¿Abandonar el territorio? Todas son soluciones barajadas por otras naciones insulares que enfrentan problemas similares y también por Tuvalu.

Pero este país decidió ir un paso más allá en su intento de preservar su tierra y su condición de Estado.

A medida que la realidad física de la nación se hunde bajo el océano, el gobierno está construyendo una copia digital del país, recreeando todo, desde sus casas hasta sus playas y sus árboles.

Tuvalu espera que esta réplica virtual preserve la belleza y la cultura de la nación, así como los derechos legales de sus 11 mil ciudadanos para generaciones venideras.

Una abuela en Tuvalu baña a su nieto en una laguna interna
El país lucha por salvar su identidad para futuras generaciones. Foto: Getty Images

El progecto Digital Nation para “salvar” Tuvalu

La iniciativa fue anunciada por primera vez en 2022 por el ministro de Asuntos Exteriores de Tuvalu, Simon Kofe, a través de un discurso en video divulgado en la COP27 en Sharm El-Sheikh, Egipto.

El plan es parte de un proyecto más amplio del gobierno llamado Future Now, Futuro Ahora, (o Te Ataeao Nei en tuvaluano), que se centra tanto en la diplomacia internacional como en la adaptación pragmática al cambio climático.

En el video, que parece más una secuela de The Matrix que un discurso oficial de gobierno, Kofe parece al principio estar parado en una playa, con arena blanca y palmeras. Pero a medida que la cámara se aleja, revelando más paisaje, la imagen comienza a fallar. Las rocas y la arena se mueven de forma antinatural y un ave marina vuela sobre un abismo negro de fondo.

Este no es el Tuvalu real, sino el comienzo de su gemelo digital, una reconstrucción virtual de Te Afualiku, un islote bajo que se espera sea el primero en quedar sumergido.

“Nuestra tierra, nuestro océano, nuestra cultura son los bienes más preciados de nuestra gente y, para mantenerlos a salvo de cualquier daño, sin importar lo que suceda en el mundo físico, los trasladaremos a la nube“, dice Kofe en el video.

Además de crear una copia virtual de las islas, el proyecto Digital Nation o Nación Digital busca preservar el patrimonio cultural de la nación. Se ha invitado a los ciudadanos a enviar objetos sentimentales para su digitalización, y a compartir recuerdos valiosos como bailes tradicionales o historias relatadas por abuelos.

Simon Kofe, ministro de Relaciones Exteriores de Tuvalu
Simon Kofe, canciller de Tuvalu: “Nuestra tierra, nuestro océano, nuestra cultura son los bienes más preciados de nuestra gente, y para mantenerlos a salvo… los trasladaremos a la nube”. Foto: Getty Images

La idea es crear un archivo “diseñado para transportar el alma misma de Tuvalu”, según señaló Kofe en 2023.

Pero el ministro también dejó en claro que hay un elemento muy práctico en el proyecto. Los pequeños Estados insulares, ante la pérdida de su masa física, están lidiando de manera muy real con la cuestión de cómo preservar su soberanía.

El derecho internacional actual no es adecuado para países que enfrentan una pérdida de territorio o habitabilidad debido al cambio climático.

Las normas internacionales exigen que un Estado-nación soberano tenga tanto un territorio claramente definido como una población permanente, dos características que ya no pueden garantizarse en el caso de Tuvalu en el futuro.

Por ello, además de asegurar las fronteras de la nación dentro del metaverso, el gobierno de Tuvalu busca crear pasaportes digitales, almacenados en tecnología blockchain, para permitir que el gobierno continúe funcionando.

Este mecanismo permitirá desde la celebración de elecciones y referendos hasta llevar un registro de nacimientos, defunciones y matrimonios.

Dos mujeres jóvenes con atuendos tradicionales
Además de crear una copia virtual de las islas, el proyecto Nación Digital busca preservar el patrimonio cultural de la nación. Foto: Getty Images

En última instancia, Tuvalu espera que el proyecto proporcione un nuevo modelo de Estado, mejor adaptado a las necesidades de un mundo que enfrenta una emergencia climática.

Tuvalu ya consagró en un su propia Constitución una nueva definición de Estado reconocida por un número creciente de países, especialmente aquellos en una situación similar.

Queda por ver si otras naciones que no enfrentan amenazas existenciales verán la idea de una forma positiva.

Gran parte de Tuvalu estará bajo el agua para 2050

Algunos son escépticos ante la propuesta de un “país digital”, y argumentan que se basa en el mismo tipo de enfoque intensivo en recursos que está causando el cambio climático en primer lugar.

Incluso dentro del gobierno de Tuvalu ha habido críticas al proyecto.

En el fondo, el plan reconoce que se están produciendo cambios en las islas y que muchos inevitablemente deberán marcharse a medida que la vida se vuelva más difícil y las oportunidades más escasas.

Según una evaluación reciente realizada por científicos de la NASA, gran parte del territorio de Tuvalu, incluida su infraestructura crítica, se ubicará por debajo del nivel de la marea alta actual para 2050.

En todos los escenarios climáticos el país experimentará más de 100 días de inundaciones cada año para finales de este siglo. Y luego están los otros impactos a tener en cuenta, como la intrusión de agua salada, las olas de calor y la intensificación de los ciclones.

Franja de terreno en Tuvalu que tiene a un lado el mar y al otro una laguna interna
Gran parte del territorio de Tuvalu, incluyendo muchas viviendas e infraestructura clave, quedarán por debajo del nivel actual de la marea alta para 2050, según la NASA. Foto: Getty Images

Los científicos han demostrado que superar un promedio de 1,5 °C de aumento de la temperatura global es una gran amenaza para los pequeños estados insulares.

Entre febrero de 2023 y enero de 2024 las temperaturas globales superaron los 1,5°C durante todo un año por primera vez.

Las naciones desarrolladas siguen sin reducir sus emisiones lo suficientemente rápido como para cambiar la trayectoria ascendente de temperatura. Ante esa realidad, el gemelo digital permitirá a los miembros de la diáspora tuvaluana permanecer conectados entre sí y con su tierra.

Podría decirse que esto representa un cambio de retórica para las naciones insulares del Pacífico, cuyo mantra central ha sido hasta ahora “no quedaremos sumergidos, estamos luchando”.

La perspectiva de una reubicación masiva de Tuvalu a Australia (a unos 5.000 km de distancia) ya se convirtió recientemente en una realidad, tras un tratado de 2023 entre las dos naciones que permite la migración de 280 tuvaluanos cada año.

Los migrantes tendrán visas que les permitirán vivir, trabajar y estudiar en Australia, y la posibilidad de obtener la ciudadanía.

Niños sentados en torno a una mesa en la escuela
Tuvalu firmó un tratado con Australia en 2023 que permite la migración de 280 de sus habitantes cada año. Foto: Getty Images

Pero no todo el mundo cree que ha llegado el momento de renunciar al territorio físico de las islas.

“El concepto de creación de una nación digital de Tuvalu en el metaverso implica que Tuvalu desaparecerá debido al aumento del nivel del mar y que deberíamos hacer una copia digital de él”, dijo el exprimer ministro Enele Sopoaga, ahora líder de la oposición en 2023.

“No hay fundamento para tal propuesta en el derecho internacional, y no hay absolutamente ninguna razón para creer que Tuvalu desaparecerá aunque aumente el nivel del mar”.

Hablando en septiembre en una sesión plenaria de la Asamblea General de la ONU sobre las amenazas existenciales derivadas del aumento del nivel del mar, la activista climática de Tuvalu Grace Malie dijo a los delegados que su país y otros Estados oceánicos “no se adentrarán silenciosamente en el mar”, sino que “continuarán la lucha” por su tierra, su cultura y su futuro.

“Lo que está en juego es algo más que nuestras casas”, dijo. “Es nuestra dignidad, nuestra cultura, nuestra herencia. No es algo que podamos meter en maletas y llevarnos con nosotros. Hemos hecho lo mínimo para causar la crisis climática, pero estamos pagando el precio más alto”.

E incluso cuando algunos de sus habitantes consideran migrar a Australia, Tuvalu ha redoblado sus esfuerzos para presionar a ese país con el fin de que reduzca su extracción y exportación de combustibles fósiles.

Personas sentadas en el suelo sobre alfombras de yute
Una iglesia en Funafuti, la capital de Tuvalu. Foto: Getty Images

Otros, sin embargo, señalan que la construcción de un gemelo digital de Tuvalu no significa renunciar a los esfuerzos por salvar las islas. Pare ellos, los esfuerzos por proteger el terreno físico del país pueden complementarse con la preservación de su memoria en el metaverso.

“El programa Nación Digital no representa una aceptación de la pérdida de la nación como entidad física”, dice Taukiei Kitara, investigador tuvaluano de la Universidad Griffith en Australia y coautor de un estudio reciente sobre la iniciativa Nación Digital.

Kitara señala que el proyecto tiene la ventaja de ser impulsado por los propios tuvaluanos y además es sólo uno de muchos en la lucha de Tuvalu contra el cambio climático.

El gobierno también está invirtiendo millones de dólares en recuperación de tierras a través de un proyecto de adaptación costera.

En los últimos dos años se han añadido, mediante construcción de terrenos elevados, franjas de tierra a las islas de Funafuti y Fogafale, proporcionando espacio para viviendas, infraestructura y otros servicios esenciales.

En las islas exteriores de Nanumaga y Nanumea nuevas barreras protectoras están impidiendo que las mareas lleguen a hogares, escuelas, hospitales, tierras de cultivo y bienes culturales.

“Planificar para múltiples escenarios –tanto el mejor como el peor y los intermedios- es sensato cuando se trata de gestión de riesgos. Este es el enfoque del actual gobierno de Tuvalu y de gobiernos anteriores”, añade Kitara.

Niños jugando en una laguna y sobre bolsas de arena que buscan frenar el avance del mar
Una de las acciones con las que Tuvalu busca frenar el avance del mar es erigir barreras con bolsas de arena. foto: Getty Images

Dejando de lado la cuestión de si el gobierno debería o no prepararse para un futuro más allá de las islas, algunos han sugerido que el plan de la Nación Digital simplemente no es práctico en un país que permanece comparativamente desconectado del mundo digital.

Algunos críticos argumentan que el plan digital es poco más que un ejercicio de relaciones públicas, diseñado para captar la atención internacional y persuadir a naciones más ricas a reducir sus emisiones, algo que es clave para la supervivencia física de las islas.

Pero el esfuerzo que está haciendo el gobierno de Tuvalu para mapear sus islas y mejorar la conectividad sugiere que este proyecto es más que un simple medio de aplicar presión diplomática.

En el primer año después del anuncio de la COP27, Tuvalu completó un escaneo 3D de sus 124 islas e islotes utilizando tecnología Lidar, una técnica de detección remota mediante pulsos láser.

El país está además mejorando su conectividad digital mediante la construcción de un cable submarino de telecomunicaciones, que ayudará a proporcionar el ancho de banda necesario para poner en marcha el plan.

En marzo y abril de 2024 una organización global sin fines de lucro llamada Place, que apoya el acceso abierto a la cartografía y otros datos geográficos, comenzó a mapear Funafuti, la capital de Tuvalu, utilizando drones y cámaras de 360 grados para registrar cada detalle tanto desde el aire como a nivel del terreno.

Estos datos sin procesar se pueden utilizar para crear una imagen similar a las de Google Earth o Street View, pero con la altísima resolución necesaria para captar cada pormenor de las islas, que en algunos lugares tienen sólo decenas de metros de ancho. Cuando se trata de detalles muy finos, la precisión de las imágenes satelitales no es suficiente.

“Condujimos por toda la isla, luego cambiamos a motos y caminamos por senderos con cámaras GoPro”, dice Frank Pichel, supervisor de operaciones de Place. “Creo que hemos recorrido unos 80 o 90 kilómetros y realmente hemos cubierto todo lo que pudimos”.

Jóvenes jugando al fútbol en un campo deportivo en Tuvalu
El gobierno de Tuvalu está mapeando todos los sitios de las islas utilizando tecnología Lidar. Foto: Getty Images

Pichel señala que, lejos de ser un ejercicio de relaciones públicas, la creación de un “gemelo digital” tiene varias aplicaciones en el mundo real, como ayudar a la nación a adaptarse y mitigar el cambio climático de manera práctica.

Al registrar el tamaño y el ángulo de los tejados, por ejemplo, se puede modelar la capacidad de los paneles solares en el futuro. Mientras tanto, los escaneos de los tanques de almacenamiento de agua pueden ayudar a estimar la disponibilidad de agua potable en la isla.

Es un enfoque que no es exclusivo de lugares como Tuvalu, aunque en este último caso el aspecto cultural y la urgencia del cambio climático añaden otra dimensión a la tarea, agrega Pichel.

“Las economías avanzadas están buscando ir por este camino, incluso si no usan el término ‘gemelo digital’. Londres quiere un ‘gemelo digital’ de su cableado subterráneo para asegurarse de que no se tope con la red vieja de alcantarillado. Así que es algo que existe en la gestión de datos espaciales desde hace mucho tiempo”.

Niños jugando en el mar con un barco de juguete
“Hemos hecho lo mínimo para causar la crisis climática, pero estamos pagando el precio más alto”, dijo en la Asamblea General de la ONU Grace Malie, activista climática de Tuvalu. Foto: Getty Images

El siguiente paso para Tuvalu será mapear el resto de las islas y luego llenar los vacíos restantes, dice Pichel.

Debido a las distancias, ya que las islas de coral se sitúan en una cadena de unos 676 kilómetros, se trata de una tarea difícil y que requerirá mucho tiempo.

No obstante, el equipo de Place espera regresar y capturar cada dos años más datos de las islas, que están en constante cambio debido al impacto del cambio climático.

A medida que se eleve el nivel del mar, construir una réplica digital puede ayudar a Tuvalu a salvar más de su nación de lo que hubiera logrado sin ese plan.

El futuro físico de las islas puede ser incierto, pero su viaje digital apenas ha comenzado.

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