El bosque de la Sierra Tarahumara en el estado de Chihuahua, está muriéndose. Colectivos, comunidades indígenas, la Diócesis de la Tarahumara, la parroquia de Baborigame, entre otros, denuncian que la tala ilegal está acabando con el ecosistema, se pierde la biodiversidad de la zona y pone en riesgo el acceso al agua.
Con la presentación del video El bosque se acaba y el agua no llega, el colectivo ciudadano de organizaciones civiles Agua y Bosques para la Vida y la comisión de pastoral indígena de la Diócesis de la Sierra Tarahumara se reunieron el pasado viernes 30 de agosto en el auditorio de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos para evidenciar el estado en el que se encuentra el ecosistema.
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En el vídeo exponen la urgencia para detener la tala ilegal que continúa presente en el bosque en la Sierra Tarahumara.
El colectivo ciudadano expuso que ese ecosistema se trata de “la extensión más grande de bosques de clima templado frío que México alberga pero las actividades ilícitas lo ponen en alto riesgo.
En el video denuncia que el crimen organizado controla el territorio y con él la extracción indiscriminada de los recursos naturales. Esto ha llevado a que el bosque de la Sierra Tarahumara esté bajo el dominio del crimen.
El bosque -señala el video- ha disminuido de manera alarmante su masa forestal. Tan solo de 2001 a 2023 perdió 21,800 hectáreas a causa de los incendios y 9,048 hectáreas por factores como “la extracción criminal del bosque ante la caída del precio de la marihuana y la amapola”, denuncian colectivos.
En el 2021, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) señaló que en México se detectaron 122 zonas críticas forestales por diferentes ilícitos que se identificaron en 20 estados del país.
Estos delitos son: tala clandestina, lavado de madera, extracción de madera sana, sobreexplotación de los recursos forestales, incumplimiento de programas de manejo, cambio de uso de suelo, incendios forestales provocados y delincuencia organizada.
Los resultados son parte de un estudio que la Semarnat citó, el cual fue publicado por el Journal of Sustainable Forestry.
El estudio, según dice la secretaría en un comunicado, calcula que existen en el planeta entre 60 y 65 especies de árboles que, según la especie, se desarrollan plenamente al llegar a los 40 o 50 años; en las zonas o regiones frías dan sustento a roedores y aves.
Para atender el problema, la Semarnat junto con otras dependencias de gobierno impulsaron en ese momento un modelo de manejo integrado del territorio que reconozca que los procesos de deforestación y degradación de los recursos forestales provienen de factores internos y externos al sector forestal.
En su momento, dicha estrategia comenzó en entidades como: Chihuahua, Jalisco, Estado de México, Guerrero, Chiapas y Campeche.
Además tuvo seis ejes de acción: acciones de prevención, inspección y verificación, inteligencia, judicialización de casos, acompañamiento social y revisión del marco jurídico.
Pese a contar con una estrategia de acción, la tala ilegal en el bosque continuó y trajo dos grandes consecuencias, según denunciaron los colectivos. Por un lado, aumentó la sequía y con ello, alteró el ciclo del agua.
Lo anterior pone en riesgo el abastecimiento de agua a las comunidades y poblaciones enclavadas en los desiertos del norte y amenaza la estabilidad de la vida por la violencia ejercida contra las poblaciones humanas que ahí viven.
Los colectivos ciudadanos evidenciaron también que de 2018 a 2024 el delito de la tala se recrudeció y pasó a convertirse en tala criminal, ya que se realiza bajo la acción y la presión del crimen organizado.
Lo anterior ha generado una creciente violencia y corrupción por el manejo ilegal que se hace del bosque desde la extracción de la madera hasta su venta, “sin que haya autoridad que ponga límites”, señalaron en un comunicado.
En el vídeo también señalan que la tala ilegal se encubría con los permisos de aprovechamiento forestal y se negociaba con el remarqueo de anualidades basadas que dejaban excedentes de pinos no cortados.
Después el modelo de ilegalidad cambió a la compra o falsificación de guías forestales para pasar, actualmente, de tala ilegal a la tala criminal porque “es impuesta a los ejidos bajo la coerción armada de un grupo criminal en los ejidos y zonas indígenas donde operan”, denunciaron.
Destacaron que la Sierra de Chihuahua alberga las tres cuencas más importantes que se encuentran en la región norte del país que, en consecuencia, perjudica la seguridad hídrica de los valles agrícolas de los estados de Sonora y Sinaloa; así como las entidades que norteñas que conforman la cuenca media y baja del río Conchos en Chihuahua, Coahuila, Tamaulipas y Nuevo León.
Ante la gravedad de la situación que atraviesa el bosque de la Sierra Tarahumara, el colectivo ciudadano llama a la presidenta electa de México, Claudia Sheinbaum Pardo, a atender la problemática ante la falta de respuesta de las autoridades.
“Hasta ahora la respuesta de las autoridades de los tres niveles de gobierno ha sido dilatoria y omisa para frenar este delito. La impunidad es ofensiva y no hay ninguna garantía ni seguridad y varias personas han perdido la vida por oponerse y denunciar este delito”, manifestaron en un comunicado.
En una carta dirigida a la que será la primera presidenta de México, los colectivos enlistan cuatro ejes importantes a atender:
Los firmantes a este pliego petitorio son la Diócesis de la Tarahumara, la Parroquia de Baborigame, el Colectivo Agua y Bosques para la Vida, la Red Nacional de Organismos Civiles de Derechos Humanos “Todos los Derechos para Todas, Todos y Todes” (Red TDT).
Además, a esta firma se une el Pastoral Indígena de la Diócesis de Tarahumara, el Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sustentable, la Red en Defensa del Territorio Indígena de la Sierra Tarahumara y la Red Eclesial Ecológica Mesoamericana, México.
Si quieres saber más de esta petición y firmar a la acción por la defensa del bosque de la Sierra Tarahumara entra aquí. El vídeo completo que presentaron los colectivos ciudadanos lo encuentras en este enlace.
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Trump y Carney se reunieron este martes en la Casa Blanca, para iniciar conversaciones tras meses de una tensa relación entre ambos.
Fue un encuentro lleno de sonrisas, pero no exento de tensión.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el primer ministro canadiense, Mark Carney, se reunieron este martes por primera vez en la Casa Blanca, para iniciar conversaciones tras meses de una tensa relación entre ambos países desde que el mandatario estadounidense le impuso aranceles a su vecino.
Carney se impuso recientemente en las elecciones de Canadá gracias, sobre todo, a su firme oposición a Trump, que desde que llegó a la presidencia habla constantemente de que quiere que Canadá se convierta en el estado número 51 de Estados Unidos.
En ese clima de tensión se celebró este martes el encuentro entre ambos líderes.
Cuando a Trump le preguntaron sobre el espinoso tema de anexar a Canadá, el presidente respondió que “se necesitan dos para bailar el tango”, y agregó que no era el momento de discutir ese tema.
Sin embargo, Trump también enumeró una larga lista de beneficios que, en su opinión, recibirían los canadienses si pasaran a formar parte de EE.UU.
“Es una frontera artificial”, advirtió, dibujando con la mano una línea en el aire.
Carney no tardó en responderle.
“Como sabe, en el sector inmobiliario hay lugares que nunca están a la venta”, dijo. “Estamos en uno ahora mismo… No está a la venta. Canadá nunca estará en venta”.
“Nunca digas nunca”, dijo Trump. “Ya veremos qué pasa con el tiempo”, apuntó el mandatario.
Estados Unidos es un gran mercado para las empresas canadienses. Aproximadamente 75 % de las exportaciones de Canadá van hacia su vecino del sur.
Canadá, por su parte, representa un porcentaje mucho menor (el 17 %) de las exportaciones estadounidenses.
Canadá también es el mayor proveedor extranjero de petróleo crudo de Estados Unidos. El déficit comercial estadounidense con Canadá, que se espera que sea de 45 mil millones de dólares en 2024, se debe en gran parte a la demanda energética de Estados Unidos.
Trump emprendió una guerra comercial global en la que Canadá fue uno de los primeros países blanco de los aranceles.
El mandatario impuso parcialmente un arancel del 25 % sobre varios productos canadienses, junto con impuestos de importación del 25 % sobre todas las importaciones de aluminio y acero.
Sin embargo, eximió a productos cubiertos por el Tratado entre Estados Unidos, México y Canadá (USMCA, por sus siglas en inglés).
Canadá respondió con aranceles por 42 mil millones sobre productos estadounidenses.
Las relaciones entre ambos países se han vuelto más tensas en los últimos meses, impulsadas por la retórica de Trump sobre el “estado 51” y su referencia al exprimer ministro Justin Trudeau como “gobernador”, tal como se denomina a los líderes de los estados en Estados Unidos.
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