Los cadáveres de 12 hombres y cuatro mujeres que un día dejaron sus hogares para buscar una vida mejor y que terminaron asesinados en un paraje de Tamaulipas, permanecen en una sala de refrigeración del Servicio Médico Forense en calidad de desconocidos.
No tienen nombre, apenas un número y un expediente que registra sus datos; la única certeza que los acompaña es que el último día de febrero saldrán de ahí.
La Procuraduría General de la República (PGR) tendrá que decidir el destino de los cuerpos de los migrantes que no han sido identificados y la primera recomendación que hicieron las autoridades del Semefo, es que se depositen en fosas comunes individuales que permitan la exhumación en caso de que posteriormente sean reclamados.
Que los cuerpos no sean incinerados, porque aunque las estadísticas revelan que después de 21 días de refrigeración, un cadáver que permanece como desconocido, ya no es identificado. Pero el caso de los migrantes asesinados por un presunto comando Zeta podría ser diferente: En diciembre dos cuerpos fueron trasladados a sus países de origen, pero el resto sigue ahí… en las planchas y, a veces, pareciera que en el olvido.
De septiembre a enero…
El 1 de septiembre, la PGR envío la solicitud para que se permitiera el resguardo de 56 de los 72 cuerpos de los migrantes asesinados en San Fernando, Tamaulipas.
Ya habían sido entregados 16 jóvenes de origen hondureño.
Después de un traslado muy accidentado, los cadáveres ingresaron a una sala de refrigeración que fue sellada.
Felipe Takajashi, director del Semefo, explicó que la única condición que pusieron fue que los cadáveres fueran embalsamados porque el método de refrigeración que se utiliza en la morgue no evita el estado de putrefacción, sólo lo retrasa.
Así lo hicieron.
Los cuerpos fueron depositados en una sola sala de refrigeración, que permanece cerrada, a una temperatura de entre 0 y menos 2 grados. El cuarto sólo se abre cuando llega el Ministerio Público de la PGR para entregar algún cadáver que haya sido identificado.
El reporte inicial indica que fueron entregados los cuerpos de 14 personas provenientes de El Salvador, 11 provenientes de Guatemala, tres brasileños, dos ecuatorianos y ocho hondureños.
Posteriormente, a finales de 2010, fueron identificados dos cadáveres más.
Lo cierto es que, a la fecha, aún siguen en resguardo 16 cuerpos de aquel grupo de migrantes que fueron víctimas del crimen organizado.
Identificación de cadáveres, plazo fatal
De ellos se sabe muy poco, apenas, que fueron migrantes. Que dejaron familia, casa, amigos, movidos por la desesperanza o la desesperación. Y que al cruzar el territorio mexicano, en el rancho de San Fernando, fueron asesinados.
De algunos se conoce ya la historia. Paradójicamente fue después de que los cadáveres fueron identificados, cuando regresaron a sus comunidades y fueron recibidos los féretros.
Así pasó con Telmo Yupa, un joven de 17 años de edad. Margarita, su madre, esperó en el aeropuerto de Quito para trasladar el cadáver de su hijo a la localidad de Chunchi en la provincia andina de Chimborazo.
Su madre sólo alcanzó a decir que su hijo era “guambrito”, según narraron los diarios.
En Honduras, la imagen no fue otra.
Con lágrimas, impotencia y una dosis de incredulidad, los familiares de Misael Castro Bardales, de 27 años, recuperaron el cadáver.
La hermana de la víctima, Daisy Castro, dijo a la agencia Efe que “él salió de Omoa el 10 de agosto pasado con la intención de llegar a Estados Unidos y que la familia no imaginaba que pudiera estar entre las víctimas de la matanza”.
Pero aún hay 16 migrantes que esperan volver a casa.
Acuerdo definitivo
Ya se determinó por la Procuraduría General de la República y con la aprobación del presidente del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, que los cadáveres van a mantenerse en la cámara de refrigeración hasta el último día del mes de febrero, posterior a esta fecha, la PGR se compromete a retirarlos y ellos determinarán el destino que les van a dar.
El argumento para ampliar el periodo de resguardo es que la triangulación entre la Secretaría de Relaciones Exteriores, los consulados, las embajadas lleva más tiempo, y dando prioridad a la entrega de los cadáveres que es el objetivo final, se pidió que los cuerpos permanecieran un mes más en el Semefo.
“¿La opción más viable es la fosa común?”, cuestionó Animal Político. “En mi opinión, sí”, en la PGR nos han pedido alguna orientación, aunque ellos también tienen personal pericial que puede emitir recomendaciones. Las opciones son inhumarlos en fosas múltiples, en una sola fosa común e incinerarlos”, explicó Takajashi.
Y aunque mantener los cuerpos en refrigeración no es un problema porque están debidamente preparados, no se debe cumplir más de un año, de acuerdo con la ley, por lo tanto, no podrían permanecer después de agosto de este año.
En caso de que los cuerpos sean depositados en la fosa común, la PGR tendrá que continuar con el proceso de identificación mediante los expedientes que incluyen el estudio de necropsia, además de los estudios periciales, fotográfico, genético, odontológico, antropológico y dactiloscópico.
Por ahora, los cuerpos siguen siendo números sin pasado, sin historia.
Nota: En el Semefo un promedio de 25 cadáveres que no son identificados, son enviados a la fosa común cada mes.
