A principios de 1994, en un México convulsionado por el estallido del conflicto indígena en Chiapas, el Obispo Samuel Ruiz, y Manuel Camacho Solís, se sentaron a la mesa decenas de veces. El primero, en calidad de Obispo de San Cristóbal de las Casas, y mediador elegido por los propios chiapanecos. En segundo, como Comisionado para la Paz.
Han pasado 17 años de aquellos primeros encuentros, pero esta mañana, al conocer la muerte del Obispo y férreo defensor de los derechos indígenas, Camacho Solís tiene en la memoria, claro e indeleble, la importancia de Samuel Ruiz en el conflicto que estalló en los primeros días de aquel año.
“El que hubiese una mediación hizo posible frenar la guerra”. Con un dolor evidente, el político recuerda a Samuel Ruiz como un hombre “comprometido de convicción” con la causa indígena.
“Se pierde a un aliado grande. Este tipo de personalidades no se dan tan fácil y su historia personal es de lucha. Es un retrato de convicciones personales. No es fácil de remplazar este tipo de líderes”.
La autoridad moral del entonces Obispo lo llevó a ser de las primeras personas que se pronunciaron sobre la “declaración de guerra” del Ejército Zapatista de Liberación Nacional al Ejército mexicano. Como cabeza moral de los otros dos obispos chiapanecos –Felipe Arizmendi y Felipe Aguirre—Samuel Ruiz reconoció que la situación era inédita y que obligaba a medir con seriedad la magnitud y la naturaleza de lo que entonces ocurría en Chiapas.
“Hacemos un llamado para que la prudencia política y la responsabilidad histórica motiven a ambas partes a un diálogo veraz y respetuoso”, dijo el Obispo en un comunicado emitido el 2 de enero de 1994 que intentó frenar la ira y el desconcierto. Ante esos recuerdos, Camacho Solís lamentó en entrevista telefónica con Animal Politico la muerte de un hombre “sensible” y “siempre dispuesto a acercarse a la gente”.
Fundamental en la paz
En medio del duelo, el político puntualiza que, la mediación de Samuel Ruiz frenó una guerra que pudo haber sido larga y costosa en más de un sentido. El hecho que los indígenas y el EZLN lo considerasen como mediador logró que se construyera una estrategia de paz que, dice, era en ese entonces lo menos previsible.
Para el entonces comisionado, hay muchas anécdotas; pero en un momento de duelo prefiere no jerarquizarlas. “Muchas veces lo vi poniendo lo mejor de sí. Tratando de entender los problemas y ofreciendo soluciones. Encontrar esa congruencia entre las convicciones y las acciones es algo poco frecuente. Por eso, cuando uno lo encuentra, sólo puede respetarlo y admirarlo”.
