Home
>
Autodefensas michoacanas, autodefensas colombianas
Autodefensas michoacanas, autodefensas colombianas
5 minutos de lectura
Autodefensas michoacanas, autodefensas colombianas
23 de febrero, 2014
Por: Mayra Zepeda (@Mayra_Zepeda)
@ 
Hombres armados que integran las autodefensas de Michoacán controlan la entrada a Antúnez. Foto: AP
Hombres armados que integran las autodefensas de Michoacán controlan la entrada a Antúnez. Foto: AP

Mañana 24 de febrero se cumple un año del levantamiento de las autodefensas en Michoacán. Ese día, pero de 2013, en el municipio de Buenavista unos 80 civiles ya estaban armados para defender a su comunidad de las extorsiones, secuestros y robo de mujeres que cometía el grupo criminal de Los Caballeros Templarios, ante la inacción y nulos resultados de las autoridades estatales y federales para combatirlos.

Desde que las autodefensas michoacanas se levantaron se les comenzó a comparar con las colombianas. Sin embargo, hablar del surgimiento de las autodefensas en Michoacán y el de las colombianas es entrar en dos terrenos distintos.

[contextly_sidebar id=”1f530dff7a95a8f128f5dd637a0b23af”]Las michoacanas desde el principio lo hicieron con un objetivo: defender a sus comunidades de Los Caballeros Templarios. El origen de las colombianas, en los años 50, fue otro: un conflicto ideológico entre liberales y conservadores y la disputa por tierras. Nada de narcotráfico.

Además, ni en Michoacán, ni en todo el país, existe el antecedente de un Estado que, a través de las leyes, impulse la creación de este tipo de grupos de civiles armados. En Colombia sí. Allá, en los años 60, desde la Presidencia se decidió legalizar algunos grupos de autodefensa y promover que, donde fuera necesario, los ciudadanos formaran parte de la defensa armada de la nación.

Animal Político consultó a Claudia López, politóloga e investigadora de temas relacionados con el paramilitarismo; a Nathan Jaccard, editor de la revista Semana, y a César Molinares, editor de Verdad Abierta, quienes perciben el surgimiento de las autodefensas en Michoacán como un intento real de los ciudadanos para defenderse del narcotráfico como resultado de un Estado incapaz de proveer seguridad a su gente.

Los orígenes de las autodefensas colombianas y las michoacanas

El 24 de febrero de 2013 en el municipio de Buenavista, unos 80 civiles ya estaban armados para defender a su comunidad de las extorsiones –que afectaban desde al propietario de una pequeña tienda hasta a los grandes productores de aguacate, limón y ganaderos- secuestros y robo de mujeres que cometían Los Caballeros Templarios.

Según el entonces vocero de las autodefensas, el doctor José Manuel Mireles, el levantamiento civil se llevaría a cabo no sólo en Buenavista, sino también en los municipios de Tepalcatepec, Apatzingán y Coalcomán.

En cambio, las autodefensas en Colombia surgieron en los años 50 en medio de una confrontación política entre los liberales y los conservadores, y la lucha de los terratenientes contra los campesinos por la tierra. Las primeras autodefensas las formaron los mismos campesinos perseguidos y abusados por terratenientes liberales y conservadores. Al mismo tiempo, estos terratenientes, con apoyo del Ejército colombiano, crearon grupos de civiles armados para atacar a los grupos de autodefensas campesinos, que tiempo después serían el referente para el surgimiento de las guerrillas de izquierda.

Legalización en Colombia, institucionalización en México

Un año después del levantamiento civil armado en Michoacán, el gobierno federal, el estatal y las autodefensas de la entidad firmaron ocho acuerdos para garantizar que estos grupos ingresen a la institucionalidad y formen parte de los Cuerpos de Defensa Rurales o las policías municipales.

Las autodefensas se comprometieron a registrar sus armas ante la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y entregar una lista con todos sus integrantes. Además, se especificó que estos grupos civiles armados serán temporales y estarán bajo el mando de las autoridades mexicanas.

En Colombia, la legalización de las autodefensas se dio en la década de los 60, durante el gobierno del presidente Guillermo León Valencia.

Claudia López, quien además ha investigado el fenómeno de la “parapolítica” (alianzas entre grupos paramilitares y políticos en Colombia) y que ahora compite por un puesto en el Senado, explica a Animal Político que se permitió y se promovió que los ciudadanos pudieran vincularse con la autodefensa de la nación a través de la Ley de la Defensa Nacional.

¿El objetivo? Defender los territorios de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y de los focos comunistas allá donde el Estado no podía.

El factor narcotráfico

En marzo de 2011 surgió en Michoacán el grupo criminal de Los Caballeros Templarios como una escisión del cartel de La Familia Michoacana. Para mantener el liderazgo de la región y el control del narcotráfico en la zona, los miembros de este cartel comenzaron a extorsionar a la población, a cometer asesinatos y secuestros.

Aunque en Michoacán desde hace muchos años existe el cultivo de la mariguana, incluso entre la misma población (que no necesariamente pertenecen a redes del narcotráfico), cuando aparecieron Los Caballeros Templarios se agudizaron los crímenes contra los civiles. Contra estos abusos se levantaron las autodefensas en el estado.

En Colombia, la época del narcotráfico y los grandes cárteles comenzó en la década de los 70 y se consolidó en los 80. Los grupos de autodefensas legalizados por el Estado lo fueron hasta 1989, cuando el presidente Virgilio Barco decidió derogar la ley que las permitía por dos razones: la firma de un proceso de paz con algunas guerrillas y porque los grupos de autodefensa que las combatían se encontraron con el narcotráfico y fueron cooptados.

Sin embargo, años después, el presidente Ernesto Samper volvió a legalizar las autodefensas en Colombia porque el conflicto con las guerrillas nunca acabó.

Así surgió la figura de las “cooperativas de vigilancia” o Convivir. César Molinares explica que en varias zonas de Colombia, “la violencia guerrillera, el secuestro y la extorsión eran tales, que fue el mismo Estado el que promovió que se armaran”. Nathan Jaccard dice que estos grupos “se volvieron un brazo para la guerra sucia. El Ejército tenía que ceñirse más al derecho humanitario, pero los paramilitares no (…) El gobierno los dejó actuar en ciertas zonas, le convenía porque sabía que podían matar a alguien sospechoso de ser guerrillero sin necesidad de tener pruebas, simplemente porque lo señalaban como tal”.

La mejor época para las Convivir fue durante el tiempo de Álvaro Uribe frente a la administración del departamento de Antioquia.

En la década de los 90, las Convivir y los ejércitos privados de los narcotraficantes se encontraron en el camino y constituyeron las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) que terminaron por desatar abusos, masacres, desplazamientos, robo de territorio y cooptación política.

El denominador común

Aunque el surgimiento y el desarrollo de las autodefensas en Michoacán y en Colombia es distinto, tiene un denominador común, según López, Jaccard y Molinares: la incapacidad del Estado para proteger con seguridad y justicia pública a sus ciudadanos.

Para estos tres colombianos, la toma de las armas por grupos de civiles es grave. Nathan Jaccard dice que en Colombia lo que empezó como una reacción campesina frente a los abusos, degeneró en algo más parecido a un cartel.

Lo que hacemos en Animal Político requiere de periodistas profesionales, trabajo en equipo, mantener diálogo con los lectores y algo muy importante: independencia
Tú puedes ayudarnos a seguir.
Sé parte del equipo
Suscríbete a Animal Político, recibe beneficios y apoya el periodismo libre.
Iniciar sesión

Registrate
Suscribete para comentar...
image