[contextly_sidebar id=”UkX6dfMUQ7eA14S3Mf7UkDXIMRTU2LC2″]El brote de violencia que se desató ayer viernes 1 de mayo en el estado de Jalisco se extendió a Michoacán, Colima y Guanajuato, donde presuntos delincuentes hicieron bloqueos carreteros y quemaron un total de quince vehículos y camiones particulares, así como una sucursal bancaria.
En respuesta, autoridades de estas entidades blindaron sus fronteras con Jalisco, para evitar que la violencia continuara propagándose.
Para evitar riesgos, en Guanajuato, la línea de autobuses terrestres Flecha Amarilla canceló las salidas de camiones de León a Guadalajara; en Michoacán se suspendieron las corridas hacia Guadalajara y Colima.
En Michoacán, sobre la Autopista México-Guadalajara, un grupo de hombres encapuchados y armados quemó una sucursal bancaria, además atravesaron e incendiaron cuatro vehículos entre las localidades de Vista Hermosa y Tanhuato.
En un segundo mensaje publicó que “se trabaja para garantizar el orden en la entidad” y detalló que “el Grupo de Coordinación Michoacán está atento a la situación de Jalisco y ha blindado los límites de Michoacán”.
Otros cuatro bloqueos y quema de camiones ocurrieron en Colima, confirmó el coordinador general de Seguridad Pública, Félix Vuelvas Aguilar. Detalló que dos vehículos fueron incendiados en la carretera rumbo a Zihuatlán, que colinda con Jalisco, a la altura de San Buenaventura; un tractocamión en el Puente de Tepalcates, antes de llegar al puerto de Manzanillo; un camión en la autopista Colima-Manzanillo a la altura del entronque Caleras; y un vehículo en la carretera federal hacia Guadalajara.
En León, Guanajuato, dos camiones, un taxi y un vehículo particular fueron incendiados en cuatro bloqueos.
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Desde hace al menos dos meses, el estado gobernado por el priista Aristóteles Sandoval ha registrado emboscadas a elementos federales, enfrentamientos y bloqueos carreteros con autos quemados.
En Jalisco opera el Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) que, para el gobierno estadounidense, ha crecido al grado de superar a Los Zetas y los Caballeros Templarios.
El CJNG asesinó en menos de un año a 24 militares, gendarmes y policías locales, a los que consiguió emboscar con la misma estrategia: un auto para cerrar el camino, superioridad numérica y de vehículos, y un amplio poder de fuego con explosivos incluidos.
