[contextly_sidebar id=”fOXvbPlN32Ed02kc954T5DKgymBfNurB”]Sandra, de 36 años y de origen tzeltal, llegó a la clínica de la comunidad de Nahá, en Chiapas, con trabajo de parto. No pudo ser atendida “porque los médicos se encontraban de vacaciones”. Tuvo entonces que viajar a Villahermosa, Tabasco, donde se le negó la atención en el Hospital Regional de Alta Especialidad de la Mujer por residir en Chiapas. Después de insistir fue aceptada a regañadientes. Durante tres horas sólo recibió malos tratos e insultos por parte del personal médico, en lugar de información respecto de su estado de salud o de la atención que recibiría.
Finalmente se le practicó una cesárea y ese mismo día fue dada de alta del hospital sin que le entregaran a su hija, pues primero ella y su esposo debían pagar 10 mil pesos por el servicio pese a contar con Seguro Popular. En lo que intentaban conseguir el dinero, el hospital sólo les permitió ver a su hija a través de una ventana, con el argumento de que estaba delicada, pero sin explicarles qué pasaba ni la gravedad de su condición. Después de siete días de dar vueltas, cuando llegaron al octavo día a visitarla el personal médico les informó que había fallecido. No saben qué fue lo que pasó.
Este testimonio forma parte del informe Violencia Obstétrica, un enfoque de derechos humanos, presentado por el Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE) el pasado 11 de noviembre. Es también un llamado de atención para frenar la persistente violación a los derechos humanos de las mujeres desde el ámbito de la atención obstétrica en los servicios de salud públicos y privados, donde personal del Sistema Nacional de Salud, por acción u omisión, causa daño físico y/o psicológico a la mujer durante el embarazo, parto y puerperio, a través de un trato “cruel, inhumano o degradante”. Esto puede incluir abuso de medicalización, en menoscabo de la capacidad de la mujer de decidir de manera libre e informado sobre dichos procesos reproductivos.
Con esta batalla como bandera, distintas organizaciones que trabajan para asegurar que toda mujer tenga acceso a servicios de salud humanizados se reunirán este 14 y 15 de noviembre en el Tercer Foro Anual “Integrando saberes, construyendo comunidad: partería de hoy”, a celebrarse en la Ciudad de México.
El objetivo de estas organizaciones, integradas en la Asociación Mexicana de Partería, es intercambiar estrategias y compartir experiencias para que las mujeres puedan ejercer su derecho a tomar decisiones informadas sobre sus cuerpos y para tener acceso a los recursos necesarios que aseguren su salud y bienestar.
Con ponencias de Chile, Canadá y México, se hablará de estrategias para la humanización del nacimiento y del futuro de la partería en el país como una alternativa a la institucionalización del parto en los hospitales, que ha traído como consecuencia el incremento de la violencia obstétrica.
“¿Cómo tejemos redes, cómo construimos una comunidad de parteras, doulas, ginecólogas/os, mujeres y familias respetando el parto, creando situaciones de bienvenidas amorosas? ¿Cómo integramos lo que sabemos? ¿Cómo crear modelos basados en el conocimiento de todas y todos?” Estas son algunas de las preguntas que se proponen hacer y empezar a contestar en el marco del foro de este año.
La Secretaría de Salud tiene un registro de 35 mil parteras “tradicionales” en todo el país, aunque más bien son reconocidas como “sanadoras” porque no atienden partos, sólo el proceso para llegar sanas a él, informa Hanna Borboleta, de Luna Maya Casa de Partos.
A nivel nacional sólo existen dos escuelas que forman parteras. La primera es pública y se encuentra en Tlapa, Guerrero, es la Escuela de Parteras Profesionales del Estado de Guerrero. Para poder ingresar las alumnas deben provenir de una familia relacionada con la partería, ser oriundas del estado y hablar una lengua indígena además del español. Hasta ahora cuenta con 88 alumnas. La segunda es privada y se encuentra en San Miguel de Allende, Guanajuato, es la Escuela de Parteras Profesionales de CASA, A.C. Hasta julio de 2015, de sus aulas han egresado 111 parteras con reconocimiento oficial.
En la Asociación Mexicana de Partería participan 80 parteras certificadas por la Secretaría de Salud, además de 100 estudiantes y 100 aliadas, entre tradicionales y profesionales. En sus tres años de vida ha buscado el diálogo con las autoridades para homogeneizar protocolos y el certificado de las parteras –no sólo de las que estudian en las dos escuelas ya mencionadas– para que las mujeres ejerzan también su derecho a parir en casa.
Una partera en la comunidad de Nahá, donde no existe una clínica especializada, habría evitado el sufrimiento de Sandra. A más de un año de peregrinar junto con GIRE en la búsqueda de justicia y reparación del daño, la joven tzeltal no ha obtenido ninguna respuesta por parte de la CNDH. Por suerte para Sandra, se volvió a embarazar y gracias a la intervención de GIRE fue atendida por especialistas en el Hospital de la Mujer de Comitán, Chiapas. Hoy su hijo tiene 7 meses y tanto Sandra como el bebé gozan de buena salud.
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