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Muere José Luis Cuevas, el pintor que incitó a toda una generación con sus grandes trazos
Muere José Luis Cuevas, el pintor que incitó a toda una generación con sus grandes trazos
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Muere José Luis Cuevas, el pintor que incitó a toda una generación con sus grandes trazos
03 de julio, 2017
Por: Redacción Animal Político
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A la edad de 83 años, el pintor, escultor y escritor mexicano José Luis Cuevas murió este lunes 3 de junio, en la Ciudad de México (Cdmx).

[contextly_sidebar id=”3DzoqRbQKkrDetukv7A4HhsVQt7O9IFi”]José Luis Cuevas nació el 26 de febrero de 1934 en la Cdmx, en los altos de la fábrica de lápices y papeles “El lápiz del águila”, administrada por su abuelo paterno, Adalberto Cuevas. El inmueble se ubica en las inmediaciones del centro de la ciudad, revela la biografía del artista publicada en su página de internet.

Desde los seis años de edad, Cuevas “comenzó a mostrar talento artístico”,  cuando se autorretrata como “niño obrero” para el concurso de dibujo infantil promovido por la Secretaría de Educación Pública (SEP), ganando el primer lugar.  A partir de entonces es llamado “el güerito pintor”.

Entre los 10 y 12 años, ingresó como alumno irregular a la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado “La Esmeralda”, pero una fiebre reumática lo obligó a abandonar sus estudios y a guardar cama durante dos años, tiempo en el que cultivó la lectura y el dibujo. Posteriormente estudió artes gráficas en la Institución de Enseñanza Universitaria en la Cdmx.

A los 16 años de edad, trabajó en el periódico The News, donde ilustró las entrevistas de la periodista estadounidense Anita Brenner.

En 1951, con 17 años de edad, Cuevas escribió un manifiesto titulado: La cortina de Nopal, publicado por primera vez en el suplemento cultural de Novedades “México en la Cultura”, donde en su propias palabras atacó “con virulencia el arte folklórico, superficial y ramplón” de esa época.

“Fue un artículo anticonformista, en contra de la llamada Escuela Mexicana de Pintura y del nacionalismo feroz que ejercían los intelectuales de la época. El título de La cortina de nopal se popularizó pronto e incluso fue usado con cierra frecuencia en publicaciones norteamericanas cuando querían referirse al nacionalismo latinoamericano”, escribió el propio Cuevas en febrero de 1988.

El manifestó iniciaba de la siguiente manera: “No pretendo ningún liderato juvenil ni trato de reclutar rebeldes con que atacar el infecto bastión de Bellas Artes. Me conformo con decir lo que siento que es, sin lugar a dudas, el mismo sentir de otros individuos de mi generación, tanto en el arte como en diferentes actividades intelectuales. Si mis declaraciones pueden ahora, o más tarde, servir de algo a los nuevos creadores, me sentiré satisfecho de haber cumplido con un deber”.

Su manifestó provocó el enojo de los pintores consagrados de la época, como Diego Rivera, quien en un libro de Selden Rodman titulado Mexican Journal, lo critica fuertemente.

“Rivera aseguraba que mi prestigio era efímero y mis golpes en nada dañaban al poderoso y pétreo muralismo, que por cierto, ya había caído en un academismo monolítico y aburrido. Tuve a Tamayo como ejemplo para mi actitud rebelde, aunque él no fuera polemista, aunque no se expresara verbalmente y prefiriera vivir un autoexilio silencioso en Nueva York o en París. Pero el hecho de ser un opositor, a través de su obra, de la Escuela Mexicana de Pintura, me llevaba a admirarlo y a tornarlo corno bandera. Creo que es necesario repetirlo: el primer opositor teórico que tuvo el arte”, escribió Cuevas.

En 1953, Cuevas presentó su primera exposición individual en la Galería Prisse, uniéndose además a un grupo de jóvenes artistas, entre los que estaban Alberto Gironella, Enrique Echeverría, Pedro Coronel, Manuel Felguérez y Francisco Icaza. “Este grupo se declaró contra el muralismo oficial que ocupaba todo el panorama artístico mexicano”.

En 1957, viajó a Filadelfia, para ilustrar a Franz Kafka por encargo de la Editorial Falcon Prest. El libro se tituló The World of Kafka and Cuevas.  

En 1965, el periódico New York Times lo llamó el Mexican boy wonder y cinco años más tarde, en 1970, Carlos Monsiváis, en su libro: Días de guardar, escribió sobre su amigo lo siguiente: “Allí están los grandes trazos de Cuevas, desafiando, incitando. La gente aguarda algo especial, música o discurso, la diversión que se prolongue. Cuevas permanece un instante más. Desaparece”.

En 1967, Cuevas le adjudica el nombre de Zona Rosa, a esta visitada zona de la colonia Juárez de la Cdmx, donde dibuja un “Mural Efímero”, con el que se mofa de los afanes continuistas del muralismo.

En 1985, Cuevas inició la publicación de la columna periodística “Cuevario”, en el periódico El Universal.

Un perfil del artista publicado por la SEP, indica que la obra de Cuevas se ha mostrado en exposiciones individuales en museos de todo el mundo incluyendo: University of Texas, Austin; San Francisco Museum of Art, California; Museo de Arte Moderno, México; Museo de Arte Contemporáneo, Caracas, Venezuela; Phoenix Art Museum, Arizona y Musee d’Art Moderne, Paris, entre otros.

También participó en exposiciones colectivas en museos como el Musee de la Napoule, Francia; el Solomon R. Guggenheim Museum, Nueva York, entre otros. Asimismo, su obra forma parte de las colecciones de importantes museos del todo el mundo, entre los que destacan el Art Museum of the Americas, Washington D.C.; Fine Arts Museums of San Francisco y el Smithsonian American Art Museum, Washington D.C., entre otros.

Sus obras más características son retratos dibujados de criaturas desfiguradas y de la miseria en el mundo contemporáneo.

Como escritor publicó los siguientes libros: Cuevas por Cuevas, Ediciones Era, México, D.F., 1965; Cuevario, Editorial Grijalbo, México, D.F, 1973 y Gato Macho, libro autobiográfico, 1994.

A lo largo de trayectoria, Cuevas fue merecedor de importantes menciones y premios, como el Primer Premio Internacional de Dibujo en la V Bienal de Sao Paulo (1959); el primer Premio Internacional de Grabado en la I Trienal de Nueva Delhi (1968); recibió la orden de Caballero de las Artes y de las letras de la República Francesa (1991) e ingresó al Sistema Nacional de Creadores como Creador Emérito (1993), entre otros muchos reconocimientos que diversos países y organismos le brindaron a lo largo de su trayectoria.

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