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Ejército torturó y detuvo ilegalmente a un hombre en Michoacán; pasó 5 años en prisión
Ejército torturó y detuvo ilegalmente a un hombre en Michoacán; pasó 5 años en prisión
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Ejército torturó y detuvo ilegalmente a un hombre en Michoacán; pasó 5 años en prisión
26 de julio, 2019
Por: Contenido Animal Político
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Siete años después de ser detenido y torturado y cuatro después de presentar una queja ante la Comisión Nacional para los Derechos Humanos (CNDH), un hombre originario de Michoacán logró el reconocimiento por parte de las instituciones de que elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) lo torturaron. 

La CNDH hizo pública el lunes una recomendación a su titular, Luis Crescencio Sandoval González, por “violaciones a los derechos humanos a la libertad, seguridad personal y legalidad por la inviolabilidad del domicilio, detención arbitraria, retención ilegal, así como a la integridad personal por actos de tortura”.

El hombre fue arrestado el 21 de abril de 2012 en el poblado “Las Parotas”, municipio de Tuzantla, Michoacán. Los militares que lo detuvieron le acusaron de portar un costal con siete armas largas, 808 cartuchos y 33 cargadores. Él siempre negó que las armas fuesen suyas, aunque durante los interrogatorios admitió formar parte de un grupo criminal que no es precisado en la recomendación de la CNDH. 

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En 2015 un juez le condenó a ocho años y ocho meses de prisión.

En 2017, el 9 de mayo, otro juez ordenó su libertad por considerar que la versión de que él era quien cargaba las armas en un costal carecía de credibilidad.

La víctima nunca será resarcida. Fue asesinado el 29 de mayo de 2017, en la carretera Morelia-Mil Cumbres, Charo, Michoacán, apenas 20 días después de recuperar la libertad. Por eso, la recomendación 45/2019 pide a la Sedena que localice a los hijos de la víctima, que en el momento de la detención tenían 14 y 10 años, para que puedan ser resarcidos con medidas como apoyo psicológico. Según refiere el documento, la esposa de la víctima se encuentra desaparecida. 

En su informe, la CNDH contradice la versión ofrecida por los elementos de Sedena. Estos aseguraron haber recibido una denuncia anónima. Al presentarse en la zona habrían observado al demandante, quien trató de escapar con el costal lleno de armas y fue detenido.

Este relato no concuerda con lo testificado tanto por el hombre como por su esposa y sus hijos. 

“Contrario a lo asentado en la referida puesta a disposición, este Organismo Nacional contó con evidencias que acreditaron que la detención aconteció en circunstancias diferentes, esto es, que elementos de la Sedena irrumpieron su domicilio sin orden de cateo expedida por autoridad competente”, dice el informe. 

El testimonio del hombre señala que los soldados entraron en su domicilio y se lo llevaron a una barranca, donde fue golpeado.

Irrumpieron en su casa

Los hechos ocurrieron entre las 15:30 y las 16:00 horas del 21 de abril. El denunciante aseguró que unos 48 uniformados en 4 camionetas irrumpieron en su domicilio. Todos iban armados salvo el hombre que lo detuvo. Le preguntaron si trabajaba para la “maña” (en referencia a una organización delincuencial) y lo subieron en la camioneta con una playera sobre la cabeza.  

En una brecha fue torturado.

Lo arrastraron, lo golpearon, lo amenazaron con dispararle, le dieron patadas en las costillas, le ahogaron con agua. 

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El denunciante aseguró haber perdido el conocimiento en tres ocasiones. 

“Lo golpearon, le dieron cachetadas en la cara y “mazapanes” (sic) en la cabeza, es decir, le pegaban con la mano abierta porque “querían que dijera que las cuatro personas trabajaban para él”, lo hincaron y le tomaron fotografías, lo volvieron a levantar y le pegaron en la cara y en el estómago”, dice la recomendación, haciendo referencia a la declaración de la víctima. 

“En ese lugar estuvo como una hora y cuando intentaron subirlo a una camioneta, no quiso porque querían que pusiera las manos sobre las armas que llevaban en la caja, las cuales había visto previamente. Sintió un golpe en la nuca, quedó inconsciente y cuando reaccionó ya estaba en Morelia, Michoacán, en una “casa de arraigo”, de lo cual se enteró porque le preguntó a un oficial de los que “traen como un gafete, (…) al parecer de la PGJ o PGR”, quien le comentó que estaba ahí porque llevaba armas”. 

12 horas en manos de los elementos de Sedena

La versión de los militares se refuta en el documento. En primer lugar, porque el actuario del juzgado del distrito, en una intervención del 8 de agosto de 2013, reconoce que las armas sí caben en el costal pero que sería imposible correr con ellas a la espalda. 

Otra de las pruebas que sustentan la versión del agraviado son las marcas que presentó tras ser detenido. “En el dictamen de integridad física de las 07:16 horas del 22 de abril de 2012, elaborado en la Delegación Estatal en Michoacán de la entonces PGR, se describió a V1 con diversas huellas de lesiones sobre su superficie corporal (múltiples excoriaciones y equimosis), las cuales fueron contemporáneas y con un tiempo de evolución no mayor de 24 horas desde su producción”. Es decir, que tenía marcas de golpes que habían sido realizadas en el momento en el que él refiere haber sido detenido. 

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“El dictamen médico del 23 de abril de 2012, en el que personal médico de la entonces SIEDO, lo describió con ocho equimosis y veintiocho excoriaciones cubiertas de costra hemática, las que en opinión del personal médico de este Organismo Nacional, tenían una temporalidad de producción de 1 a 3 días, y por tanto, coincidían con el lapso de tiempo al día referido como aquél de la detención, esto es, al 21 de abril de 2012”, dice la recomendación. 

La CNDH también censura la falta de apego a los protocolos, ya que la detención se realizó sin orden de aprehensión. En caso de que el arresto se hubiese producido en flagrancia, como sostienen los militares, el organismo de Derechos Humanos cuestiona las doce horas que transcurren desde que el hombre es arrestado, a las 4 de la tarde, hasta que es presentado ante la Fiscalía, a las 4 de la madrugada. 

Un detalle que muestra la complicidad de autoridades con el maltrato. Antes de que el hombre fuese conducido ante el Ministerio Público Federal, fue visto por un comandante de Pelotón de Sanidad del 25/o Regimiento de Caballería Motorizado en la delegación estatal de la entonces PGR de Morelia, quien describió su exploración física: “sin lesiones de reciente producción”. 

“Debió haber sido puesto a disposición del Ministerio Público Federal aproximadamente entre las 18:35 o las 19:05 horas”, dice la recomendación. 

El informe también da credibilidad a las denuncias por torturas. Se basa tanto en el testimonio de la víctima como en declaraciones de los doctores que lo atendieron en prisión. 

“Los agentes aprehensores no justificaron las circunstancias fácticas en las que sucedió la detención, ya que ni en el informe de puesta a disposición, su ratificación, ni en los careos, justificaron las razones por las cuales presentó las lesiones que fueron documentadas. Contrario a ello, se acreditaron los elementos de la tortura física infligida por elementos de la SEDENA, quienes al momento de su detención ejercieron un rol de autoridad”, dice el documento.

Personal médico de la CNDH concluyó que “las lesiones que presentó eran similares a las producidas por traumas contusos y compatibles con las descritas en el Manual para la Investigación y Documentación Eficaz de la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes, inclusive presentó como secuelas cicatrices en región toracolumbar izquierda, región lumbar y cara lateral izquierda de tórax”.

La CNDH presentará una denuncia ante la Fiscalía General de la República por un delito de tortura, así como una queja ante el Órgano Interno de Control de la Sedena para sancionar a los tres militares identificados. 

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