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COVID-19: Ante suspensión de clases, padres llevan a niños a su trabajo o los encargan con los abuelos
COVID-19: Ante suspensión de clases, padres llevan a niños a su trabajo o los encargan con los abuelos
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COVID-19: Ante suspensión de clases, padres llevan a niños a su trabajo o los encargan con los abuelos
18 de marzo, 2020
Por: Nayeli Roldán
@nayaroldan 

“¿Por qué si dicen que no son vacaciones y tengo que estar en la casa, por qué me llevas a trabajar contigo?”, le preguntó Alba, de seis años, a su mamá, Jessica Gómez, mientras la alistaba para que la acompañara a su trabajo ayer por la mañana, debido a que desde este 17 de marzo las clases de educación básica fueron suspendidas en Michoacán.

“O te llevo a trabajar conmigo o te dejo encerrada 8 horas”, le respondió Jessica y la pequeña entendió, llenó su mochila con libros, lápices para colorear para pasar el día y un gel antibacterial, porque tiene tos y sabe que debe tener mayores medidas de higiene en medio de la presencia de coronavirus en el país.

Para explicarle qué es el COVID-19 y por qué debe lavarse las manos, toser con el antebrazo y usar el desinfectante, Jessica le dijo que “existen gérmenes, que son pequeños invasores que no los podemos ver, pero que nos hacen enfermar. Por eso sabe que se tienen que cuidar y no estar con mucha gente. Aunque en la escuela le dijeron que adelantaban vacaciones, yo le expliqué que no eran”, comenta la madre en entrevista.

Jessica tiene tres años trabajando como maestra de Ecología en el Cebetis 18, en Angangueo, Michoacán, porque a su esposo, empleado de gobierno, lo reubicaron en esa región, donde no tiene a otros familiares.

La decisión de suspender clases en el estado como medida de contención del coronavirus la tomó por sorpresa. Con el bebé de guardería no tuvo problema porque el IMSS sigue otorgando el servicio, pero no tener escuela para la niña sí resulta un problema.

“Por el trabajo de mi esposo nos movieron a este municipio y no hay familia cerca, no hay guarderías, no hay ludotecas ni centros que ofrezcan ese tipo de servicios”, dice Jessica.

Por eso decidió llevarla a su trabajo. Hoy dio clases a dos grupos, el primero de 35 y el segundo con 25 estudiantes. Mientras Jessica daba clase, la niña coloreaba sus libros en el escritorio y al aburrirse, salía un rato del salón y volvía porque, por fortuna, dice su mamá, es una niña “tranquila”.

Sin embargo, cada vez que tosía, se volvía un “distractor” y los alumnos hacían cara de susto. La maestra lo notó y les dijo que la niña sólo tiene tos, “si acaso les contagiarían una gripa estacional”.

Una de sus amigas, maestra de secundaria que ya tuvo suspensión de clases, podrá cuidar de Alba este miércoles desde las 7 de la mañana, pero aún no sabe qué hará la próxima semana porque el Cebetis, que pertenece al bachillerato Federal de la SEP, suspenderá clases a partir del 23 de marzo para los alumnos, pero los maestros tendrán que ir.

Por lo tanto, Jessica tendrá el mismo problema porque en el trabajo de su esposo tampoco cancelarán actividades, lo que significa que “salimos, recogemos microorganismo y regresamos a casa con ellos”.

Al cuidado de los abuelitos

Laura Rodríguez es ejecutiva de servicio en un banco y tiene un horario de 9 de la mañana a las 5 de la tarde. Su esposo trabaja en una Escuela Normal, con la misma jornada.

A partir de la próxima semana, las clases en escuelas de educación básica serán suspendidas en el Estado de México, donde Laura y su familia viven. En ninguno de los sitios de trabajo de los padres han suspendido actividades, por lo que ninguno de ellos podría quedarse en casa a cuidar a sus dos hijas, de 6 y 9 años.

La única solución que encontraron es que la suegra de Laura, la señora María de 66 años, cuide a las niñas todos los días. Si bien por su edad se encuentra en el grupo de vulnerabilidad al contagio de coronavirus, es la única opción para su cuidado.

Aunque en una de las conferencias de prensa para dar a conocer el avance de propagación del COVID-19, el titular de la Dirección General de Promoción a la Salud, Ricardo Cortés Alcalá, recomendó que las familias no dejen a sus hijos con los abuelos porque “los padres y madres estarán yendo a trabajar, si alguno tiene contacto con el virus, se lo llevará a sus padres, que son la población más afectada”.

Sin embargo, la realidad de las familias, donde ambos padres trabajan y no tienen mayor apoyo que los abuelos, no está encontrando otra opción para resolver el cuidado de los niños que no tendrán clases entre el 23 de marzo y el 19 de abril, como anunció la SEP.

María, además, se encarga de cuidar a su esposo, quien tiene una discapacidad, y de su madre. Y ahora cuidará a las pequeñas 12 horas al día. También la nueva rutina de Laura y su esposo está cambiando, pues se deben levantar más temprano para ir desde su casa en Tizayuca a Ecatepec, a la casa de María, para dejar a las niñas, y pasar por ellas aproximadamente a las 8 de la noche.

Laura sabe que encargar el cuidado de sus hijas a su suegra durante casi un mes es mucho trabajo para ella, por eso ya pidió días a cuenta de vacaciones en su trabajo, pero aún no le resuelven si se las permitirán.

El caso de Mariana es similar. Trabaja en la Secretaría de Salud del gobierno federal y a su hija de 11 años la cuidará su madre de 69, quien ya es jubilada.

Mariana, quien pidió que no se publicara su nombre real, recuerda que con la contingencia de influenza H1N1 en 2009 la Secretaría permitió dejar de trabajar en el mismo periodo de suspensión de clases a todo el personal sindicalizado, pero esta vez no les han dado una instrucción similar.

Ella vive en el Estado de México, con sus padres, y diariamente debe hacer un recorrido por transporte público para llegar a las oficinas en la Ciudad de México. Por eso es que aunque los papás sean una población de riesgo, de cualquier manera Mariana estaría en contacto con ellos porque tiene que trabajar, aún con el peligro de contagiarse de coronavirus en los traslados.

De acuerdo con las autoridades sanitarias, las personas jóvenes como Mariana, de 37 años, podrían contraer el virus y ser asintomáticas o, incluso, presentar síntomas pero que no la llevarían a un estado de gravedad, cosa contraria con los adultos mayores, a quien el coronavirus sí puede afectarlos severamente.

Por eso, dice Mariana, “¿de qué sirve que pongan en cuarentena a los niños si las personas que viven con ellos no lo estarán?”. Se trata, dice, de una medida de contención a medias.

Mónica, a quien se le cambió el nombre para evitar represalias, trabaja en el Registro Público de la Ciudad de México y su hijo de tres años comenzó el preescolar en este ciclo. Aunque las clases estarán suspendidas a partir de la próxima semana, ya acordó con sus padres que ellos se harán cargo.

Ella también vive en casa de sus papás, que tienen más de 70 años de edad, por lo tanto, tendrá contacto con ellos a diario. Aunque sabe que se encuentran en el grupo de vulnerabilidad, y quisiera mantenerlos en mayor cuidado, ella tiene que trabajar.

Su casa está en el Estado de México y trabaja en la Ciudad de México. Los traslados diarios serán una complicación, pero en la dependencia donde trabaja no suspenderán actividades ni darán permisos especiales para nadie. Ante la contingencia sólo están distribuyendo gel antibacterial y haciendo limpieza más exhaustiva.

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