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‘Nadie entra y si sale ya no regresa’, así viven adultos mayores aislados en asilos por COVID-19
‘Nadie entra y si sale ya no regresa’, así viven adultos mayores aislados en asilos por COVID-19
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‘Nadie entra y si sale ya no regresa’, así viven adultos mayores aislados en asilos por COVID-19
29 de marzo, 2020
Por: Zedryk Raziel
@amormundi_ 

“Yo voy a cumplir 96 años y le digo algo: nunca, jamás, vi una cosa de éstas; hubo muchas enfermedades, yo me acuerdo del tiempo de la Revolución, del tifo y todo eso, que se moría la gente de un momento a otro, pero yo no vi que fuera en todo el mundo”, recuerda Bertha Ramírez desde su habitación en una casa de retiro para adultos mayores. “Yo no sé qué pensar, yo soy creyente, pienso que nosotros hemos destruido el mundo, ya todo mundo es sinvergüenza”.

Casa Betti, la residencia de retiro para mujeres en la que vive Bertha, restringió el ingreso de familiares y amigos al inmueble para salvaguardar la salud de las adultas mayores, que forman parte de los grupos vulnerables ante la pandemia de coronavirus. Luego de que en España se han registrado decenas de muertes de ancianos en instituciones de este tipo debido al contagio, casas de retiro en la Ciudad de México apresuraron medidas de prevención.

“Gracias a Dios, estamos salvándonos aquí, porque somos todas muy grandes ya”, explica Bertha vía telefónica. “Aquí ahorita estamos encerradas, nadie puede salir, los familiares están restringidos para entrar, tienen que demostrar que están sanos, que no tienen problemas de gripa ni nada de eso; estamos bien cuidadas, realmente, por eso yo creo que nos estamos salvando”.

Cortesía de la Casa Betti.

En esta residencia viven 51 mujeres de entre 60 y 101 años. Juan Carlos Guzmán, subdirector de la institución, ubicada en Azcapotzalco, detalla que se ha suspendido el ingreso de voluntarios, practicantes y trabajadores sociales, y se limitaron las visitas a sólo una a la semana (y sólo pueden ingresar uno o dos familiares directos). A su vez, al personal que diariamente entra y sale del inmueble se le impusieron medidas de higiene.

“Se les toma la temperatura corporal una vez que ingresan y cuando salen de la institución; el baño diario, el cambio de ropa al ingresar -deben de traer una muda de ropa limpia-; al entrar deben de lavarse las manos con agua y jabón, y tenemos puntos de jabón antibacterial en varias partes del asilo, y el uso de tapabocas es obligatorio”, explica.

Guzmán detalla que, para mantener activas a las residentes, reforzaron las actividades físicas y de entretenimiento, como la realización de clubes de lectura y de cine-debates (recién vieron Los dos Papas en Netflix, dada la cercanía de la Semana Santa, y leyeron en grupo El eterno femenino, de Rosario Castellanos).

Cortesía de la Casa Betti.

“Fíjese que estamos muy distraídas aquí, se encargan de hacernos una tarde muy agradable con lecturas, jugando, y se nos va el tiempo, nos desconectamos de los problemas”, sostiene Bertha. “El ratito cuando pensamos en nuestros familiares, ya estamos calmadas, ya no lo vemos con ese miedo y esa cosa que nos pone nerviosas; yo estoy tranquila, y todas yo creo que están tranquilas, porque son personas ya grandes, y, como ya no ven noticias, no saben qué pasa alrededor de su mundo”.

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En la residencia Las Magnolias, localizada en Magdalena Contreras, también se ordenó la restricción de visitas a los adultos mayores.

“Nos avisaron a todos los que vivimos aquí que están prohibidas las visitas, ni de familiares ni de amistades ni nada, con el fin de que no venga alguien que ya traiga el virus y nos contagie”, explica Carmen, de 91 años, vía telefónica. “Nadie puede salir, y si sale, pues ya no puede regresar, porque por ahí se contagian; es una cosa muy difícil y muy rigurosa para que no nos contagiemos de algo”.

La recepción de Las Magnolias detalló que el personal que entra y sale, como cocineros y camaristas, es monitoreado de temperatura y debe seguir pasos estrictos de higiene personal.

“Estamos con el uso constante de gel antibacterial; de igual manera, estamos checando la temperatura de todos, tanto personal administrativo como empleados en general, y cualquier anomalía que lleguemos a detectar, directamente los mandamos con enfermería, se les estará pidiendo que abandonen la residencia y, hasta que no entreguen un certificado de que están en perfecta salud, podrían entrar, mientras, se están tomando esas medidas para que todo se lleve con normalidad”, explicó una recepcionista.

Cortesía de la Casa Betti.

Nilda cuenta que las camaristas ingresan a su habitación pertrechadas con gorro, tapabocas, guantes y bata.

“Haz de cuenta: como en los hospitales, lo que usan los cirujanos en los hospitales, para que no esté contaminado nada, se lo quitan lo tiran”, describe. “Parecen fantasmas”.

Aunque los adultos mayores tienen permitido hacer paseos en el jardín y en los pasillos, la administración les lleva las comidas a sus recámaras para reducir también el contacto entre los residentes.

“Estamos tomando las mejores medidas para que ellos no estén en ningún riesgo y no llegue a entrar el virus; estas medidas de restricciones se tomaron hasta nuevo aviso”, detalló la recepción.

En el hogar de retiro Triunfo de la Libertad, ubicado en Tlalpan, se dio la instrucción de no admitir nuevos ingresos de adultos mayores como residentes, al menos, hasta mayo. También se redoblaron las medidas sanitarias para el personal.

“A las personas que lleguen de fuera (se les pide que) se bañen aquí o se cambien; ponerse tapabocas para no contagiar a los abuelitos y lavarse las manos constantemente, no tocarse la cara, etcétera. Hizo una visita personal de salubridad y nos dijo que hasta los zapatos hay que desinfectar, que pusiéramos una jerga con cloro”, refirió una directiva de la residencia.

Vía telefónica, agregó que siguen recomendaciones de especialistas para mantener ocupados a los adultos mayores, a fin de que no desarrollen depresión debido al encierro.

“Precisamente, nosotros no queremos que se nos depriman; los cambiamos de lugar, los ponemos en el jardín para que vayan cambiando de la rutina de siempre, sobre todo que extrañan a sus familiares. Está viniendo una psicóloga a ponerles música, a bailar, a hacer juegos con ellos; viene la maestra de gimnasia; es tratar de entretenerlos lo más que se pueda para que no se depriman; estamos haciendo videollamadas con sus familiares, en algunos casos”, expuso.

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