El color del semáforo epidemiológico para la Ciudad de México durante la próxima semana se mantendrá en naranja, adelantó el director general de gobierno de la Agencia Digital de Innovación Pública de la Ciudad de México, Eduardo Clark.
“Es altamente improbable que cambiemos de color el semáforo”, sostuvo.
Indicó que no se prevén mayores cambios respecto a las actividades económicas que se permitan reabrir en la ciudad.
Eduardo Clark detalló que la ocupación hospitalaria subió a 47% en la Ciudad de México. Hubo una reducción de 21 intubados, para tener un total de 1,081 intubados
“En las últimas 24 horas hemos tenido un ligero crecimiento en el nivel de hospitalización, estamos en 4 mil 410 personas hospitalizadas en el Valle de México, 27 más que ayer 4 de agosto”, dijo este miércoles en entrevista con Radio Formula.
“Afortunadamente seguimos a la baja globalmente a pesar de este pequeño repunte (…) Lo que son muy buenas noticias es que inclusive con este incremento tenemos el menor número de ingresos hospitalarios comparado con cualquier otro martes”.
Ayer entraron a los hospitales de la ciudad 378 personas, el mismo día de la semana pasada se reportó una entrada de 460 personas.
Hasta el 4 de agosto se reportaban 9 mil 114 defunciones en la ciudad a causa del coronavirus, 76 mil 173 casos confirmados, y 14 mil 269 sospechosos.
Ayer, el gobierno de la Ciudad de México informó que se ya podrá permitir música en restaurantes y establecimientos ante la solicitud de locatarios.
La medida se oficializó al publicarse en la Gaceta oficial, donde señalan que se permitirán la música viva, grabada y videograbada de 62 decibeles en restaurantes y establecimientos mercantiles con giro principal de la venta de alimentos preparados.
Actualmente, los restaurantes y establecimientos de comida tienen permitido operar de las 07:00 a las 22:00 horas y con el 30% de su capacidad, como parte de las medidas de prevención ante la pandemia de coronavirus.
Durante su reapertura en junio, se prohibió la música en los establecimientos para evitar que los comensales subieran el volumen de su voz y con ello esparcieran gotas de saliva, lo que ocasionaría posibles contagios
