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En las escuelas rurales la nueva normalidad impuesta por el COVID-19 ha provocado un retroceso en la educación
En las escuelas rurales la nueva normalidad impuesta por el COVID-19 ha provocado un retroceso en la educación
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En las escuelas rurales la nueva normalidad impuesta por el COVID-19 ha provocado un retroceso en la educación
09 de diciembre, 2020
Por: Ximena Calderón
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Abraham Guadalupe tiene 8 años y cursa tercero de primaria en la escuela 5 de mayo de Chilacayote, una de las comunidades rurales más grandes de Cuautla, Jalisco, México. Actualmente pasa por una de las etapas más decisivas de su educación, sin embargo este año, por la pandemia de COVID-19, su aprendizaje se ha visto limitado. 

En Chilacayote la señal de internet es escasa, únicamente cuentan con dos antenas de internet satelital para toda la comunidad, además, al estar en una zona tan alta y montañosa la señal se interfiere con demasiada facilidad, lo que hace complicado el acceso a internet. 

Por esta razón para las instituciones de educación pública de Chilacayote fue imposible habilitar las clases en línea durante la contingencia sanitaria ocasionada por el COVID-19.

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La primaria de esta comunidad cuenta aproximadamente con entre 4 y 7 alumnos por grado. Gracias a esta cantidad de alumnos fue posible habilitar asesorías presenciales e individuales para cada alumno, las cuales se reparten un día a la semana en un periodo de cuarenta minutos por alumno y grado.

En estas asesorías se evalúa su avance y se les entrega nuevo material para trabajar en la semana.

Abraham Guadalupe va a la escuela una vez a la semana, día en el cual la maestra evalúa su aprendizaje y le entrega más material para trabajar en casa; sin embargo es difícil a su edad hacerse responsable el mismo de sus tareas, además es complicado para sus padres ayudarle a resolver dudas ya que hay muchas cosas que ellos tampoco comprenden, de acuerdo con sus propios testimonios.

Los padres de familia de Chilacayote en su mayoría no recibieron una educación superior o de media superior, incluso el 5.56% de la población es analfabeta, de acuerdo con cifras oficiales.

En esta comunidad hay 306 habitantes, 147 hombres y 159 mujeres.  La principal fuente de trabajo es la madera pues se cuenta con dos pequeños aserraderos, uno de ellos ya con más de 30 años en servicio. Después le sigue la agricultura y ganadería, pues todas las familias siembran y cosechan su propio maíz, crían su propio ganado y algunas familias también se dedican a la crianza de gallinas.

Es una tierra muy fértil. Pues además de árboles madereros también cuenta con árboles frutales como son: manzanos, higueras, duraznos, tejocotes, ciruelos, capulines, membrillos y aguacates.

La economía y el mantenimiento de la comunidad se sostienen del ejido y de los familiares que trabajan en el extranjero (Estados Unidos, principalmente).

En Chilacayote, al igual que en muchas otras pequeñas y medianas poblaciones de Jalisco, las personas dejan sus hogares en busca de oportunidades. Los estudiantes salen de su comunidad en busca de educación o trabajo. Sin embargo las limitaciones y las carencias que presenta la comunidad son suficientes para no concluir los proyectos, más si se trata de temas educativos y si de por medio hay una pandemia que ha limitado los esfuerzos por educar a sus niños y jóvenes. 

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¿Cómo es la vida de un niño o un joven que nace y crece en una población marginada en México y cuáles son sus oportunidades?

En el caso de Abraham Guadalupe sus padres están de acuerdo en que su hijo necesita de la ayuda de sus maestros para poder aprender, incluso sus maestros han notado un retroceso en el aprendizaje de sus alumnos, con la llamada “nueva normalidad”, según platican.

“Los alumnos en casa tienen dudas sobre sus tareas y los padres no están capacitados para enseñarles”, dijo Elvira Díaz Estrada, maestra de primaria de la localidad.

Si Abraham Guadalupe y sus compañeros deciden continuar con sus estudios posteriormente acudirán a la Telesecundaria de la comunidad, la cual cuenta con un total de seis alumnos en la actualidad.

Recibirán una educación la cual se limita a nutrirse del material que manda gobierno del estado a las comunidades rurales ya que no hay más libros y la señal de internet es escaza. 

Finalmente al egresar de la telesecundaria si deciden continuar con sus estudios, deben salir de Chilacayote.

Salir de la comunidad  implica pagar una renta, pagar servicios, comida, etc. Este factor es una gran limitante para muchas familias que no tienen los suficientes recursos para enviar a sus hijos o hijas a estudiar fuera de la comunidad.

En el caso de los estudiantes universitarios de Chilacayote no pueden recibir educación en línea si en su localidad no hay internet, lo mismo ocurre con el resto de sus estudiantes en el resto de los niveles. 

Abraham Guadalupe y sus compañeros de clase están expuestos a continuar en un sistema que no les permite seguir avanzando, y con la pandemia de COVID se ha agravado, de acuerdo con los padres y maestros de estos niños.

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