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44% de los consumidores de Guadalajara, Ensenada y Mérida son engañados en la compra de pescado
44% de los consumidores de Guadalajara, Ensenada y Mérida son engañados en la compra de pescado
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44% de los consumidores de Guadalajara, Ensenada y Mérida son engañados en la compra de pescado
10 de marzo, 2021
Por: Contenido Animal Político
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Vas a la pescadería con la idea de comprar huachinango para esa receta que acabas de ver en YouTube. No te importa pagar más de 200 pesos por medio kilo. Lo que no sabes es que te han engañado. Lo que llevas en la bolsa no es huachinango sino tilapia o basa, especies hasta 7 veces más baratas que el huachinango real. 

Si vives en Guadalajara, Ensenada o Mérida es probable que casi la mitad de las veces que compres cierta especie de pescado seas engañado.

El estudio GatoXLiebre 2.0, de la organización Oceana, señala que en promedio el 44% de las veces que compramos pescado nos engañaron y nos dieron otra especie más barata. Esto afecta nuestra economía, la salud de los mares y a los pescadores. 

La afectación al bolsillo

La sustitución de especies nos hace pagar altos precios por especies de bajo valor comercial, como la basa, importado de China y Vietnam. 

“En ocasiones la diferencia de precio entre la especie sustituida y la sustituta llegó a ser de 700%”, dice el estudio.

Algunos ejemplos: la sustitución de robalo, con un precio de 490 pesos por kilo, y de huachinango (412 pesos) fueron cambiados por tilapia que cuesta unos 68 pesos.

Mientras que la cabrilla, de unos 495 pesos por kilo y el mero de 295 pesos fueron sustituidos por basa, con un costo de 80 pesos el kilo.

Mariana Aziz, Directora de Campañas de Transparencia, explica que los consumidores “están recibiendo especies de mucho menor valor y las están pagando como especies de mucho mayor valor”. Los consumidores pueden pagar hasta 7 veces el precio por una especie y recibir una más barata.

Oceana encontró que se venden especies como el tiburón mako (Isurus oxyrinchus) en vez de pescados como la cabrilla. La especie en la que el engaño llegó al 100%, según el informe, es el marlin que fue sustituido por atún.

El fenómeno de sustitución de especies, se define como el engaño al comprar pescado “ya que que compramos una especie con un nombre comercial, pero en realidad el producto que recibimos es otra especie pesquera completamente diferente, en muchas ocasiones de menor precio, calidad y valor nutricional”.

No se sabe con certeza dónde se da el engaño, pues puede ocurrir desde que se desembarca el producto, cuando se procesa o en los puntos de ventas como son pescaderías y restaurantes. El análisis aclara que no todos los involucrados están al tanto del engaño.

Las ciudades del engaño

Oceana analizó el pescado de tres ciudades de México: Ensenada-Tijuana, Guadalajara y Mérida.

Guadalajara

La ciudad donde más se engañó a los consumidores fue Guadalajara, casi en 1 de cada 2 compras los consumidores recibieron otra especie y no la que pagaron. Esta ciudad tiene un porcentaje de sustitución promedio de 48.3%.

55% de la sustitución ocurrió en pescaderías y 41% en restaurantes.

Las especies que fueron 100% sustituidas por otras fueron el marlin, huachinango, sierra y lobina. El menos sustituido fue el robalo (29%).

Oceana
Oceana

Ensenada

Aunque está declarada como Ciudad Creativa de la Gastronomía por la UNESCO, tiene el segundo porcentaje más alto de sustitución de especies para los consumidores: 47%. 

Un 52% de la sustitución fue en pescaderías y el 43% en restaurantes.

La basa y la tilapia fueron las especies más utilizadas para sustituir a otras. Mientras que el marlín, el huachinango y el blanco del pacífico también fue sustituido el 100% de las veces.

En Ensenada la especie jurel, importante en la gastronomía local, fue sustituido el 16.7% de las veces.

Oceana
Oceana

Mérida

En esta ciudad del sureste, que también tiene la denominación de Ciudad Creativa de la Gastronomía por la UNESCO, el porcentaje de sustitución fue de 36.3%. Lo que quiere decir que 1 de cada 3 productos muestreados fueron sustituidos.

El esmedregal, una especie regional en todo el Golfo de México fue el más sustituido con 75%. Le siguen el chac-chi (67%) y el mero (48%). Estos fueron sustituidos por especies como la basa, que es de importación.

Oceana
Oceana

El engaño que afecta al mar

La sustitución de especies no afecta solo al bolsillo. También perjudica la salud de los mares, pues se “consumen especies en peligro de extinción disfrazadas de especies abundantes”, señala Oceana.

Un ejemplo es la venta como marlin y cabrilla una especie de tiburón que se encuentra en peligro de extinción desde 2019.

En engaño afecta también a los pescadores mexicanos, pues mientras ellos cuentan con permisos y obedecen una serie de normas, como cuotas máximas de pesca y periodos de veda, la sustitución de especies permite el acceso de productos ilegales al mercado.

Lo que pone en desventaja a los pescadores por la competencia desigual.

Otro punto en contra es que especies como la basa, que son de importación, roban mercado al producto nacional capturado por pescadores mexicanos.

Una norma que regule el producto

Oceana propone que México cuente con una política de trazabilidad que permita saber todo el trayecto que recorre el pescado, desde que se captura hasta que llega a nuestros platos.

“Quién pescó ese pescado, qué permiso ampara esa pesca, en qué fecha se pescó y en dónde. También a qué planta de procesamiento llegó y cómo se procesó. Cuando vayamos a comprar un pescado vamos a poder saber todo del producto”, explica Aziz

Oceana lleva un año trabajando en un grupo con la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca (Conapesca) en dicha política. La norma está en etapa de aprobación, aún falta un camino para que se apruebe, explica Aziz, incluso habrá consulta pública.

Actualmente, en México “no hay nada que nos permita como consumidores conocer esta información, no hay marco normativo que nos permita tener esta certeza, la norma de trazabilidad será la primera en México que nos permita conocer esto”, añade.

Estados Unidos y Japón cuentan con esta norma para los productos nacionales e importados.

“Como consumidores debemos exigir a las autoridades tener información”, concluye Aziz.

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