
El Gobierno de la Ciudad de México gastó 29 millones 290 mil pesos en la compra de 293 mil cajas de ivermectina, 100 mil de ácido acetilsalicílico y 93 mil de azitromicina, medicamentos no recomendados ni aprobados para el tratamiento del Covid-19 por el gobierno federal, pero que en la Ciudad de México se entregaron a unas 200 mil personas que resultaron positivas al virus.
Adquiridos entre 2020 y 2021, a través de los Servicios de Salud Pública, estos medicamentos no están autorizados tampoco por la Organización Mundial de la Salud (OMS), máxima autoridad sanitaria a nivel mundial, e incluso, la Guía Clínica para el Tratamiento de la Covid-19 en México —que realizó la Secretaría de Salud federal— dice que la ivermectina no ha mostrado ningún beneficio.
El 28 de diciembre de 2020, y aún sin ningún estudio avalado por la OMS, en la Ciudad de México se comenzaron a entregar kits médicos a las personas que resultaban positivas al virus y que contenían, principalmente, ivermectina y ácido acetilsalicílico.
Para defender la efectividad de esta medida, específicamente del uso de la ivermectina, la Agencia Digital de Innovación Pública (ADIP), la Secretaría de Salud local (Sedesa) y el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), informaron que habían llevado a cabo un análisis “cuasi experimental” que mostraba que aquellas personas que recibieron la ivermectina tenían un 68% menos de probabilidad de desarrollar síntomas que requirieran hospitalización.
“Aquí lo importante realmente es validar que la política pública que implementó la Ciudad de México de manera masiva, (…) el kit médico, fue un factor importante en la reducción de ingresos hospitalarios y, por supuesto, de posibles defunciones; entonces era importante compartirles el análisis”, resaltó el titular de la ADIP, José Antonio Peña Merino, en conferencia de prensa el 14 de mayo de 2021.
Aquel día también se dio a conocer que los resultados de este análisis estaban contenidos en un paper que se publicó en el sitio web SocArXiv. A la fecha, el documento ha sido descargado más de 11 mil veces, sin embargo, el mismo sitio lo desacreditó en diciembre pasado y lo definió como un paper “de muy mala calidad y deliberadamente falso y engañoso”.
Politifact y Estadão Verifica —que se dedican a detectar información falsa y que tienen sus sedes en Estados Unidos y Brasil—, también desacreditaron el análisis “cuasi experimental” hecho por la Ciudad de México al cual también calificaron de “engañoso”.
En total, de acuerdo con información proporcionada a través de una solicitud de transparencia, el Gobierno capitalino entregó 429 mil 432 kits médicos: 233 mil los entregó la Secretaría de Inclusión y Bienestar (SIBISO) y no contenían ivermectina, los restantes 196 mil 432 kits fueron repartidos por los Servicios de Salud Pública capitalina y sí contenían este medicamento.
Aunque en teoría ya ninguna institución pública proporciona estos fármacos a personas contagiadas de Covid-19, Animal Político confirmó que, por ejemplo, el IMSS en la Ciudad de México aún entregó kits con ivermectina en enero de este 2022.
La compra de ivermectina, azitromicina y ácido acetilsalicílico se hizo a través de tres contratos que formalizaron los Servicios de Salud Pública de la capital.
El 23 de diciembre de 2020 —cinco días antes de comenzar con la entrega de kits y un día antes de que se aplicara la primera vacuna contra Covid-19 en el país— se firmó el primer contrato para adquirir ivermectina y azitromicina. De cada medicamento se solicitaron 93 mil cajas.
Según consta en el contrato SSPCDMX-SRMAS-JUDCCM-ADQ-252-20, esta compra —que ascendió a los 12 millones 090 mil pesos y que se entregó a través de una adjudicación directa por excepción a la persona moral Zerifar S.A. de C.V—, se llevó a cabo a petición del Centro Dermatológico Ladislao de la Pascua, la Dirección de Atención Médica, la Dirección de Epidemiología y Medicina Preventiva.
En el anexo 2 del contrato se explica que las cajas de ivermectina —con costo unitario de 70 pesos— debía contener 6 tabletas y las de azitromicina, que tuvieron un costo unitario de 60 pesos, debían entregarse en un envase con 3 tabletas cada una. Asimismo, se acordó que los medicamentos solicitados debían recibirse a más tardar el 31 de diciembre en el almacén central de los Servicios de Salud Pública ubicado en la colonia Atlampa, alcaldía Cuauhtémoc.
Los recursos para esta compra, se lee en el contrato, fueron tomados de la partida presupuestal “2531.- Medicinas y productos farmacéuticos”.
En la primera parte del contrato, “Antecedentes”, se proporciona una serie de 8 apartados en los que se explica a grandes rasgos el por qué de esta compra y los cuales que se repiten en los otros dos contratos. Hacen mención de que el virus de Covid-19 fue situado inicialmente en Wuhan, China el 31 de diciembre de 2019, que para contener la propagación de este virus se han adoptado distintas medidas sanitarias y médicas, que el 11 de marzo de 2020 la OMS declaró la pandemia… pero en ningún espacio se contempla una explicación fundamentada de por qué comprar ivermectina y azitromicina para tratar a pacientes con Covid-19. Solo se subraya que el procedimiento -ante el momento de emergencia que se vivía- tendría que realizarse a través de una adjudicación directa.
La segunda compra de estos fármacos se realizó el 4 de febrero de 2021. Por 50 mil cajas de ivermectina —cada una con 4 tabletas y con un precio unitario de 87 pesos— se pagaron otros 4 millones 350 mil pesos.
Frente a las dudas y la desinformación que se propagó sobre los medicamentos que se podrían utilizar -o no- en el tratamiento del virus, la Secretaría de Salud federal redactó la Guía Clínica para el Tratamiento de la Covid-19 en México, la cual fue presentada a los gobernadores del país el 5 de agosto de 2021.
Durante la presentación del documento, el subsecretario de salud federal, Hugo López-Gatell, explicó que la evidencia científica sobre el tratamiento de Covid-19 había cambiado a medida que aparecían nuevas opciones terapéuticas, por lo que la guía mostraba los conocimientos más recientes.
El documento, de 66 páginas, contiene un amplio listado de medicamentos que se dividen en tres grupos principales: aquellos que sí se pueden usar en el tratamiento del Covid-19; aquellos que no se deben usar en ninguna circunstancia y los que solo se pueden utilizar en estudios de investigación.
La azitromicina, de la cual el Gobierno capitalino adquirió 93 mil cajas, se encuentra ubicada en el apartado de los fármacos que no deben utilizarse en ningún momento porque no se ha demostrado ningún beneficio. Incluso, el documento enumera 20 efectos adversos en caso de que se usara, por ejemplo, trastornos metabólicos, psiquiátricos, del sistema nervioso, oculares, entre otros.
La ivermectina y el ácido acetilsalicílico solo son recomendados en estudios de investigación. Sobre la ivermectina detalla que no tiene ningún beneficio probado y que el ácido acetilsalicílico reportó la disminución de 1 día en la duración de hospitalización y un 1% mayor probabilidad de ser dado de alta al día 28. “El 0.6% menos tuvieron un evento tromboembólico”, detalla el documento.
Asimismo, se proporciona una amplia lista de los efectos adversos que estos medicamentos tienen. Trastornos de sangre, cardiacos, respiratorios, gastrointestinales, de la piel y renales.
El 31 de marzo de 2021, la Organización Mundial de la Salud (OMS) emitió un comunicado en el que desaconsejó el uso de ivermectina para tratar el Covid-19.
“Los datos actuales sobre el tratamiento de la Covid-19 con ivermectina no son concluyentes. Hasta que se disponga de más datos, la OMS recomienda utilizar este fármaco sólo en ensayos clínicos”, informó la máxima autoridad sanitaria.
Ya que la ivermectina llamó la atención internacional sobre la posibilidad de usarla para tratar el Covid-19, la OMS convocó a un grupo de expertos internacionales independientes para que elaborarán orientaciones a este respecto. El grupo estuvo integrado por expertos en atención clínica de diversas especialidades, un especialista en ética y representantes de las asociaciones de pacientes.
Los resultados obtenidos después de realizar 16 ensayos controlados con asignación aleatoria que habían incluido a un total de 2 mil 407 pacientes -ambulatorios y hospitalizados con Covid-19-, resultaron “muy poco fiables”, así que llamaron a la población a no tomar este medicamento.
A pesar de ello, el Gobierno capitalino insistió en la efectividad de administrar ivermectina, fármaco que principalmente se utiliza para el tratamiento de enfermedades parasitarias, así como la sarna, de acuerdo con la OMS.
El 14 de mayo, en una conferencia encabezada por la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, se presentaron los primeros resultados sobre el uso de ivermectina en pacientes positivos de Covid-19 en la Ciudad de México, una política pública que había empezado apenas 4 meses atrás.
El titular de la ADIP, José Antonio Peña Merino, explicó que, con una base de 220 mil observaciones, es decir, personas que recibieron o no recibieron el kit, midieron el impacto que tuvo la ivermectina.
“Quien recibió el kit tiene una probabilidad 68% menor de desarrollar síntomas que requieran hospitalización. Este es un efecto estadísticamente significativo y que además concuerda –este paper, este análisis– (…) con la evidencia que ahora se está publicando en muchas revistas especializadas en salud pública”, afirmó el funcionario.
A pesar del llamado de la OMS, el 22 de julio de 2021 el Gobierno capitalino, a través de los Servicios de Salud Pública, concretaron la compra más importante de ivermectina, la cual se confirmó a través del contrato SSPCDMX-SRMAS-JUDCCM-ADQ-100-21 bajo el concepto “Bienes requeridos para los kits destinados a pacientes diagnosticados con Covid-19”.
Se trató de una compra de 12 millones 850 mil pesos y que incluía 150 mil cajas de ivermectina con 4 pastillas cada una, y 100 mil cajas de ácido acetilsalicílico. Para recibir las 150 mil cajas de ivermectina, en el contrato se estipuló un calendario de entregas semanales que comprendió entre el mismo 22 de julio, día de la firma del contrato, y el 30 de agosto pasado.
La falta de rigor en los estudios realizados sobre la efectividad de la ivermectina también fue señalada por la Secretaría de Salud federal en la Guía Clínica para el Tratamiento de Covid-19 que publicó el 2 de agosto de 2021.
“La investigación relacionada con la ivermectina en la Covid-19 tiene importantes limitaciones metodológicas que resultan en una certeza muy baja de la evidencia. Diversos sitios web y revistas han publicado revisiones sistemáticas y metaanálisis sin seguir pautas metodológicas o reportes estandarizados.
“Estos sitios web no incluyen el registro del protocolo con los métodos, las estrategias de búsqueda, los criterios de inclusión, la evaluación de calidad de los estudios incluidos, ni la certeza de la evidencia de las estimaciones agrupadas. El registro prospectivo de las revisiones es una característica clave para proporcionar transparencia en el proceso de revisión y garantizar la protección contra sesgos de información”, expone la dependencia federal.
Aún así, este fármaco sigue siendo proporcionado.
Es el caso de Fabián, de 28 años, quien tras volver de las vacaciones decembrinas se contagió de Covid-19 en el call center en donde trabaja.
En entrevista telefónica contó que los malestares fueron incrementando a tal grado que el 5 de enero pasado ya no pudo ir a trabajar, así que decidió dirigirse a la Clínica 20 del IMSS para que le hicieran una prueba y en caso de resultar positivo tramitara su incapacidad.
“El doctor me dijo que me tomara una pastilla diaria de ácido acetilsalicílico, paracetamol cada 8 horas y me dieron la ivermectina. Me dijo ‘de estas son dos tomas: una hoy y la otra en 24 horas”, compartió.
“Sí me quedé pensando porque había investigado un poco y sabía que no está comprobado científicamente que la ivermectina funcione contra el Covid y menos que tenga resultados favorables, al contrario, creo que hasta daña la función renal, entonces sí me preocupé”.
El joven recibió estas medicinas en un kit, el cual además contenía 10 cubrebocas y un oxímetro que le anticiparon debía regresar en su próxima consulta.
Fabián compartió a Animal Político la receta que le expidió el médico el jueves 6 de enero en la que se leen las indicaciones específicas para tomar ivermectina y ácido acetilsalicílico.
De acuerdo con lo que narró el joven, mientras estuvo en espera para que le tomaran la prueba de Covid-19 pudo advertir que los pacientes que resultaban positivos recibían el mismo kit médico que a él se le entregó poco después.
Ante la duda de por qué se le habían proporcionado estos medicamentos, el joven consultó a un amigo de confianza que es doctor.
“Él me dijo ‘lo único que te sirve de ahí es el paracetamol, lo demás omítelo’”. Y así fue, Fabián prefirió seguir las instrucciones que su amigo le dio.
Las cajas de ivermectina y ácido acetilsalicílico fueron guardadas en un cajón de su casa. Fabián reposó, se hidrató y dice que a los cuatro días ya se empezó a sentir mejor. Al término de su incapacidad se reincorporó a su trabajo.
Animal Político buscó al IMSS para saber por qué se sigue recetando y entregando ivermectina a los pacientes que resultan positivos a Covid-19, sin embargo, al cierre de esta edición no hubo respuesta.
Antes de que la propia Organización Mundial de la Salud (OMS) llamara a no utilizar la ivermectina como tratamiento a pacientes con Covid-19, algunas naciones ya habían hecho lo propio, por ejemplo, los 27 países que conforman la Unión Europea (UE).
“La Agencia Europea de Medicamentos (EMA, por sus siglas en inglés) ha revisado la evidencia más reciente sobre el uso de ivermectina para la prevención y el tratamiento de Covid-19 y concluyó que los datos disponibles no respaldan su uso para Covid-19 fuera de ensayos clínicos bien diseñados”, señaló la agencia en una comunicación oficial emitida el 22 de marzo de 2021.
“Aunque la ivermectina generalmente se tolera bien a las dosis autorizadas para otras indicaciones, los efectos secundarios podrían aumentar con las dosis mucho más altas que se necesitarían para obtener concentraciones de ivermectina en los pulmones que sean efectivas contra el virus. Por lo tanto, no se puede excluir la toxicidad cuando la ivermectina se usa en dosis superiores a las aprobadas”.
En Estados Unidos, la Food and Drugs Administration (FDA) también hizo un llamado a su población a evitar tomar ivermectina. Ante la rápida propagación de información falsa o no corroborada sobre esta medicina, principalmente en las redes sociales, esta oficina decidió llamar la atención de los riesgos que implicaba tomar este medicamento a través de un tuit.
You are not a horse. You are not a cow. Seriously, y’all. Stop it. https://t.co/TWb75xYEY4
— U.S. FDA (@US_FDA) August 21, 2021
“No eres un caballo. No eres una vaca. En serio, todos. Paren”, escribieron en la red social el 21 de agosto de 2021.
“En el caso de los seres humanos, las tabletas de ivermectina están aprobadas en dosis muy específicas para tratar algunos gusanos parásitos, y hay formulaciones tópicas (sobre la piel) para los piojos y las afecciones cutáneas como la rosácea. Sin embargo, la FDA ha recibido múltiples informes de pacientes que han requerido atención médica, incluida la hospitalización, tras automedicarse con ivermectina destinada al ganado”, agregó la agencia en un comunicado.
Otros de los países que emitieron distintas comunicaciones llamando a su población a no hacer uso de la ivermectina como tratamiento para el Covid-19 fueron Kazajistán, Noruega, Serbia y Colombia, por ejemplo.
A través de los resultados de un análisis “cuasi experimental” que desarrolló la Agencia Digital de Innovación Pública (ADIP), la Secretaría de Salud capitalina (Sedesa) y el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) es que el Gobierno capitalino validó su política pública.
El paper se publicó en el sitio SocArXiv el 3 de mayo de 2021 bajo el nombre “La ivermectina y las probabilidades de hospitalización por Covid-19: evidencia de un análisis cuasi-experimental basado en una intervención pública en la Ciudad de México.
El 8 de diciembre de 2021 el fundador y director del sitio, Philip N. Cohen, sociólogo y demógrafo, publicó una nota aclaratoria bajo el título “Cuando SocArXiv tiene malos papers”, en la que tacha de engañoso al análisis hecho por las autoridades capitalinas.
“Dependiendo de la crítica que prefiera, el artículo es de muy mala calidad o deliberadamente falso y engañoso”, afirma Philip N. Cohen.
Subraya que el análisis no fue revisado por pares o publicado en una revista revisada por pares, además de que retoma las revisiones hechas por PolitiFact y por Estadão Verifica que también desacreditaron el análisis.
“No creemos que brinde información confiable o útil, y nos decepciona que haya sido muy popular”, sostiene el director de SocArXiv.
Hasta el 31 de enero de este 2022, el paper había sido descargado 11 mil 267 veces.
Ante estos hechos, continúa el investigador, el Comité Directivo se vio en la necesidad de aclarar sus procesos de moderación, los cuales no implican una revisión por pares ni una evaluación sustancial de los trabajos de investigación que se publican en el sitio web.
“Publicar un artículo en SocArXiv no es en sí mismo una indicación de buena calidad”, reconocen.
“En el caso del artículo sobre la ivermectina, los autores declararon que sus datos están disponibles públicamente con un enlace a una hoja de Google (así como a un repositorio de Github que ya no está disponible)”.
Este medio ingresó al repositorio de Github en donde, de acuerdo con José Antonio Peña Merino, titular de la ADIP, se encontraba el código del análisis hecho y en efecto, éste no está disponible. La base de datos —con 233 mil 850 observaciones— y que él mismo publicó en un tuit del 14 de mayo de 2021, aún es posible consultarla.
En la conferencia de hoy además presentamos este análisis que hicimos SEDESA/IMSS/ADIP sobre el impacto de la Ivermectina en la probabilidad de hospitalización en la CDMX. https://t.co/ydH6D06sA1
Les cuento contexto y principales hallazgos (1) pic.twitter.com/LEY6brwuRM
— José Merino (@PPmerino) May 14, 2021
“No tenemos una política para eliminar documentos como este de nuestro servicio (…) sin embargo, podríamos desarrollar uno…. esta es una discusión abierta”, agregan.
Animal Político buscó a la Secretaría de Salud capitalina (Sedesa) y a la Agencia Digital de Innovación Pública (ADIP) para conocer qué tipo de seguimiento se les dio a los pacientes que recibieron ivermectina y así confirmar o descartar posibles secuelas, saber si cuentan con actualizaciones del análisis “cuasi experimental”, así como conocer qué medicamentos se dejaron de comprar por privilegiar la adquisición de ivermectina, azitromicina y ácido acetilsalicílico.
La ADIP declinó tomar la entrevista pues dijo que se trataba de un tema que correspondía a la Sedesa, sin embargo, hasta el cierre de esta edición esa dependencia tampoco dio respuesta.

El acuerdo regula cómo ambas naciones deben repartirse el agua de los ríos Bravo y Colorado, que forman parte del límite territorial entre ambas.
La disputa sobre la implementación de un tratado firmado en 1944 que regula cómo Estados Unidos y México deben repartirse el agua de los ríos Bravo y Colorado, vuelve a intensificarse.
El presidente Donald Trump anunció este lunes que dio luz verde a la documentación para imponer un arancel del 5% a los productos procedentes de México si el país vecino “continúa incumpliendo” el tratado.
En un mensaje publicado en su red Truth Social, el mandatario subrayó que México debe más de 986 millones de metros cúbicos de agua a EE.UU. y estableció el 31 de diciembre como el plazo para que México entregue más de 246 millones de metros cúbicos de agua.
“Cuanto más tarde México en liberar el agua, más perjudicados resultarán nuestros agricultores”, advirtió Trump, instando al gobierno de Claudia Sheinbaum a “solucionar ya” la cuestión.
La implementación del tratado ha generado en el pasado fuertes protestas de agricultores mexicanos, según los cuales la extracción de agua para EE.U. en tiempos de sequía amenaza seriamente su medio de vida.
En abril, Trump ya había amenazado a México con aranceles e incluso sanciones por el tema del agua.
“México está incumpliendo su obligación. Esto …perjudica gravemente a los agricultores del sur de Texas”, escribió entonces Trump en su plataforma Truth Social.
“El mes pasado detuve los envíos de agua a Tijuana hasta que México cumpla con el Tratado de Aguas de 1944… y seguiremos intensificando las consecuencias, incluyendo aranceles y, quizás, incluso sanciones, hasta que México cumpla con el tratado y le dé a Texas el agua que le corresponde”, agregó.
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, respondió en ese momento a Trump con un mensaje en su cuenta oficial de X.
“El día de ayer fue enviada al subsecretario del Departamento de Estado de Estados Unidos una propuesta integral para atender el envío de agua a Texas dentro del tratado de 1944, que incluye acciones de muy corto plazo. Han sido tres años de sequía y, en la medida de la disponibilidad de agua, México ha estado cumpliendo”.
“He instruido a los secretarios de Agricultura y Desarrollo Rural y Relaciones Exteriores, así como a la secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales que de inmediato hagan contacto con la Secretaría de Agricultura y el Departamento de Estado del gobierno de Estados Unidos. Estoy segura que, como en otros temas, se llegará a un acuerdo”, dijo la mandataria en abril.
De alguna manera, se podría decir que el llamado Tratado de la Distribución de las Aguas Internacionales firmado por México y EE.UU. en 1944 tiene su origen en otro acuerdo alcanzado casi un siglo antes de esa fecha.
El Tratado de Paz, Amistad, Límites y Arreglo Definitivo (más conocido como Tratado de Guadalupe Hidalgo), firmado en 1848 al final de la guerra entre ambos países iniciada por la disputa de Texas, fue el que estableció que México cedería a EE.UU. más de la mitad de su territorio en aquel entonces.
Pero además, también fijó la frontera entre ambos países en el río Bravo -conocido como río Grande por los estadounidenses- y cuyas aguas han sido centro de conflicto en Chihuahua.
La ubicación estratégica del río hacía necesario un plan de distribución entre ambos actores. Tras años de negociación y varias propuestas fallidas, México y EE.UU. firmaron en Washington el tratado vigente en la actualidad.
Según el acuerdo, México se queda con dos tercios de la corriente principal del Bravo y cede a su vecino el resto, que no podrá ser menor de unos 432 millones de metros cúbicos (Mm3) anuales.
Como contraparte, EE.UU. cede a México cada año 1.850 Mm3 del río Colorado, que en su mayoría se encuentra en suelo estadounidense pero que también pasa por la frontera entre ambos países hasta desembocar en el golfo de California, entre los estados mexicanos de Baja California y Sonora.
El acuerdo también establece que la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA), un organismo binacional, es el encargado de resolver las posibles diferencias en materia de límites.
El pacto estipula que EE.UU. cumplirá con su entrega de agua cada año, mientras que México podrá hacerlo en períodos de cinco años.
“Es de los mejores acuerdos que se han logrado en la historia con relación a EE.UU.”, afirmó en 2020 el expresidente Andrés Manuel López Obrador.
Reformar o actualizar las condiciones de un tratado que fue firmado hace 76 años podría ser una de las opciones para tratar de solucionar conflictos.
Pero algunos analistas consideran que tanto los litros de agua acordados como la posibilidad de entregar su parte cada cinco años en lugar de anualmente son ventajas que México no debería perder.
Para los agricultores del lado mexicano de la frontera, lo que está en juego en tiempos de sequía agravada por el cambio climático, es algo mucho más inmediato que los vaivenes diplomáticos entre ambos países.
Los enfrentamientos de 2020 entre agricultores y la Guardia Nacional en Chihuahua tuvieron lugar tras la decisión del gobierno de extraer agua de la presa de la Boquilla para cumplir el tratado con EE.UU.
En ese entonces, el vocero de los agricultores, Salvador Alcantar, presidente de la Asociación de Usuarios de Riego de Chihuahua (Aurech), señaló que estaba en riesgo el futuro de unas 20.000 familias que viven del campo en la región.
Alcantar compartió con BBC Mundo uno de sus mayores temores:
“En 1995 no se abrieron las presas para sembrar y hubo una migración masiva desde nuestros municipios. Los hombres en edad productiva se marcharon para dar sustento a la familia, fue una desintegración familiar fuerte que aún estamos sufriendo”, recuerda.
“Y ese es el problema social que podemos volver a ver si no sembramos el año próximo”.
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