La Fiscalía de Jalisco revictimizó por segunda vez a Luz Raquel Padilla, al asegurar que ella realizó las pintas con amenazas en el edificio donde vivía.
Al conocer nuevos avances sobre la investigación del caso, indicó que las pintas en donde vivía, que denunció antes de su muerte, fueron realizadas por ella misma.
Quetzalli Meza, perito en ciencias forenses en materia de grafoscopia, dijo que se analizó la escritura en la pared del edificio donde vivía Luz Raquel, así como la escritura de Sergio “N”, su vecino, quien actualmente está vinculado a proceso en Puente Grande.
Tras el análisis, se llegó a la conclusión de que no se encontraron similitudes gráficas entre la escritura de Sergio “N” y las pintas.
Pero sí “suficientes similitudes gráficas” para determinar que corresponden a la escritura de Luz Raquel.
Tal como lo ofrecimos, a continuación les presentamos los avances generales del caso por la muerte de Luz Raquel; investigación que desde el día de los hechos se ha trabajado de manera permanente y continua de conformidad a los protocolos establecidos por la ley. pic.twitter.com/lqWR5Dx8gA
— Fiscalía del Estado de Jalisco (@FiscaliaJal) August 25, 2022
El fiscal del estado, Luis Joaquín Méndez Ruiz, informó que este es solo uno de los resultados de diversos estudios que se han solicitado al Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses.
Indicó que la familia y su representante legal ya tienen acceso a la carpeta de investigación.
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El 26 de julio, sin brindar pruebas “concluyentes”, la fiscalía señaló que la mujer de 35 años pudo haber cometido autoagresión.
En esa conferencia, las autoridades del estado dijeron que contaban con testimonios de que Luz Raquel compró alcohol y un encendedor como el hallado en el parque vecinal en el que fue quemada el sábado 16 de julio.
Luz Raquel Padilla murió el pasado 19 de julio a causa de las heridas que sufrió tres días antes, cuando le arrojaron gasolina y le prendieron fuego. Esta agresión ocurrió días después de que fuera amenazada por algunos de sus vecinos, a quienes les molestaban los ruidos que hacía su hijo, Bruno, un niño de 11 años diagnosticado con autismo severo.